Los acontecimientos de la semana tienen mucho que ver con hechos de carácter internacional que interesan a quienes tienen la mente abierta y quieren enterarse de lo que sucede en latitudes diferentes a las de Colombia.  La visita de Trump a Inglaterra con las fotografías publicadas, no hacen ver a un “muhán” de dimensiones descomunales bastante desproporcionadas a la enclenque figura de la reina Isabel. Su comportamiento, salvo las alusiones a las figuras de la política inglesa, bien parece que no impresionaron a los ingleses, quienes con su tradicional forma de ser y de actuar no se impresionaron con el mandamás de los Estados Unidos. A los que los conocen ya saben cómo son, de suerte que no hubo manera que los obligara a ser distintos.

El problema del Brexit no fue ajeno a sus preocupaciones de huésped de la Gran Bretaña y los consejos sobre la manera de dar por terminada airosamente su salida de la Unión Europea no dejaron de sentirse.  Ésta, con seguridad, será una visita que dejará huellas en las relaciones de esos dos países. Los ingleses con su inamovible e impertérrita manera de ser seguirán con su política internacional en frente a sus compatriotas europeos de la Unión Europea.

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La posible disolución del parlamento peruano por las dificultades que han surgido entre el gobierno frente y éste, sobre los temas de anticorrupción es otro asunto que nos puso a pensar. No olvidar que varios ciudadanos peruanos que han sido presidentes están bajo las investigaciones de los poderes judiciales por temas que tiene que ver su conducta cuando se desempeñaron en la primera magistratura. Allá como no rige lo que en otros países, nosotros entre ellos, se da por sentada su inocencia. Aquí en tiempos más o menos recientes el único expresidente que fue juzgado por el congreso fue el General Rojas Pinilla. Fue condenado, pero al poco tiempo le fue levantada la sanción lo cual le permitió volver a la lucha política habiendo sido candidato a la presidencia en las elecciones en la cuales fue candidato triunfador Misael Pastrana Borrero.

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Estábamos interesados en todo lo que estaba sucediendo por fuera de nuestras fronteras, pero los periodistas se ensimismaron en el asunto que tiene que ver con el famoso Santrich. No nos dejaron descansar; Semana, que había logrado ocupar el interés de los periodistas que tuvieron que ver con la salida de un miembro de su cofradía, no podía abstenerse y le dedicó la portada del último número de esa revista a este señor que con sus hechos, ha enlutado a muchas familias colombianas; resolvió dedicarse a hacer cosas prohibidas después del famoso acuerdo de paz.  Estamos de acuerdo con lo que se hizo para conseguir el tratado de paz que obligaba a quienes se habían alzado en armas; fueron “absueltos” pero se comprometieron comportarse en una determinada manera que Santrich no ha cumplido. A la figuración y realce de este episodio no pudieron ser ignorantes las publicaciones nacionales.