Colombia y el efecto invernadero | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Diciembre de 2017
Alvaro Sánchez

Hace ya dos años que Colombia informó al mundo sobre su apuesta para participar en las metas mundiales de disminución de gases de efecto invernadero colaborando así con las metas propuestas a nivel mundial para intentar salvar al planeta de las consecuencias de un aumento elevado de la temperatura producido por el llamado “efecto invernadero”; la promesa colombiana, realizada en 2015, consiste en reducir en 15 años (para 2030) la emisión de gases de efecto invernadero en un 20%. Apuesta grande la de Colombia pues sobrepasa lo prometido por países industrializados y además acorta el tiempo en 10 años.

El principal problema para nuestro país radica en que el cumplimiento de las metas prometidas seguramente significará un freno al crecimiento económico del país y la principal preocupación consiste en que, sin importar si Colombia cumple o no con estas metas, el impacto global será el mismo si países desarrollados no lo logran. Pero ¿De dónde se sacó la cifra del 20%?

El país es hoy por hoy responsable del 0,47% de todas las emisiones del planeta según una cifra que va en aumento, principalmente a causa de la deforestación, pero también incluyendo actividades tales como agricultura, ganadería y pequeña y mediana industria;  sin embargo estos últimos tres no llegan a sumar el 40% de la magnitud del problema. Lo grave es que el resto del problema tiene origen en las actividades ilegales que hoy por hoy no tienen control efectivo del Estado, tales como los cultivos ilícitos, la tala ilegal, la minería ilegal y los desplazamientos. No se requiere ser genio para comprender que el esfuerzo acabará pesando en los hombros de una, ya maltrecha, industria nacional.

Desde varios años antes de adquirir el compromiso se comenzó a trabajar en algunos “pactos sectoriales” que involucraron a 8 ministerios para darles indicaciones y directrices sobre la ejecución de acciones que tiendan a reducir las emisiones a los niveles prometidos; sin embargo los modelos más optimistas llegan a reducciones de algo menos del 12% de dichas emisiones en el plazo propuesto.

Para siquiera acercarnos a cumplir con el objetivo, se deben implementar acciones en varios frentes, veamos algunos de ellos:

·         Evidentemente el control ambiental del territorio llevaría a que se redujeran los fenómenos de depredación por tala ilegal y minería ilegal, por lo tanto debería ser la primera de las acciones a tomar.

·         Los sistemas de transporte deberían aumentar su capacidad en 21% en cuanto a pasajeros y carga, con la misma cantidad de emisiones; es decir, si hoy se transportan 100.000 pasajeros con una tonelada de gases emitidos se deberá llegar a transportar 121.000 con la misma cantidad de emisiones.

·         El manejo de los residuos deberá ser más ágil y el reciclaje deberá funcionar adecuadamente, los sistemas de compostaje deberán subsidiarse y la producción de metano deberá destinarse a la producción de energía.

El problema al final es un asunto económico, aunque no hay pronunciamientos oficiales de los gremios es claro que los costos asociados a las metas propuestas incrementarán los costos de producción y desestimularán el consumo, con ello la industria se verá golpeada; por lo tanto llevar a cabo la tarea no es fácil.

Finalmente es importante que se comprenda que el compromiso concreto no es generar menos emisiones, es reducir el aumento de las mismas en el porcentaje pactado; y que si el país no comienza ya mismo una agresiva campaña en este sentido estará abocado a uno de dos resultados, bien puede incumplir totalmente la meta haciendo un ridículo a nivel internacional o bien puede golpear de manera muy fuerte la industria nacional. Sería muy interesante conocer las opiniones de los candidatos presidenciales en esta materia.

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