Los electores suizos volverán a votar sobre inmigración, tras haber optado por el "no a la inmigración masiva" en un referéndum en febrero, una decisión que tensó las relaciones con la Unión Europea (UE).
La organización Ecología y Población (Ecopop), que quiere limitar el saldo migratorio anual de Suiza al 0,2% de la población (unas 16.000 personas) alegando motivos medioambientales, pedirá a los votantes que digan "alto a la superpoblación".
"Dado el ritmo al que llenamos el paisaje de hormigón, de 1,1 metro cuadrado por segundo, en 2050, si no hacemos nada, habremos llenado de hormigón" todas las regiones no montañosas de Suiza, afirma a la AFP Anita Messere, miembro del comité Ecopop.
Messere niega las acusaciones de "xenofobia". "No es un tema de alteridad, sino un tema de número (...), todos contaminamos, eso no depende de la nacionalidad, depende del nivel de vida", asegura.
Los círculos económicos, todos los partidos políticos, el gobierno y los sindicatos se opusieron a esta iniciativa y denunciaron un comité "racista". Incluso la derecha populista de la UDC, que había liderado la votación anti-inmigración del 9 de febrero, considera excesiva la medida.
Todos defienden que la economía suiza, que cuenta con un tercio de extranjeros, estará en peligro si se aprueba.
Pocos defensores del "sí" se atreven a expresarse a cara descubierta, pero "el sí se impone al no en las redes sociales", comprueba Claude Longchamp, que dirige el instituto de sondeo gfs.bern.
Algunos como Magrit Pfister, intérprete para migrantes en Berna, considera que el nivel de vida de los suizos se vio afectado por la subida de la inmigración. "Ya no nos queda nada de la prosperidad de antes", lamenta, recordando la época en la que su padre pudo mantener a una familia con seis hijos con un solo sueldo.
En las universidades se teme, sin embargo, que la UE retire a Suiza del sistema de créditos europeos y de los programas de intercambio si gana el "sí".
El último sondeo de gfs.bern indica la victoria del "no" con un 56% de los votos.