Aunque sólo en la primera semana de octubre será instalada oficialmente la mesa de negociación entre el Gobierno y las Farc, el anuncio de éstas últimas de que apenas eso ocurra plantearán la posibilidad de un cese el fuego bilateral, prendió anticipadamente el debate sobre las implicaciones de una tregua.
"Vamos a plantearlo, vamos a pelearlo, a discutirlo allí en la mesa, pero es uno de los primeros puntos que vamos a decir también", indicó en rueda de prensa en La Habana Mauricio Jaramillo, alias el médico, miembro del Secretariado de las Farc.
Aunque no se refirió específicamente a lo que pasaría en Oslo (Noruega) cuando arranque la negociación, el presidente Santos, que se encontraba el jueves (horas después de la propuesta de las Farc) reunido ni más ni menos que con la cúpula del Ejército, la Policía, la Armada y la Fuerza Aérea en la base de Tolemaida, sí fue el primero en advertir que, por ahora, no hay posibilidad de un cese el fuego.
"No va a haber ningún tipo de cese al fuego y no vamos a tener nada hasta tanto lleguemos al acuerdo final. Que eso quede muy claro", precisó el Mandatario. Y acto seguido, parado a su lado, el Comandante de las Fuerzas Militares General Alejandro Navas aseguró que la Fuerza Pública continuará con "la ofensiva, interpretando las órdenes constitucionales de nuestro Jefe Supremo de las Fuerzas Militares y de Policía".
Navas reiteró, en representación de todo el estamento militar y policial, los "votos de obediencia, de respaldo y de lealtad en el cumplimiento de la misión constitucional".
Agregó, igualmente, que los militares y policías de Colombia se sentían “honrados por la designación que ha hecho en la mesa del proceso de nuestros representantes el señor general Jorge Enrique Mora Rangel, ex comandante de las Fuerzas Militares, y el señor general Óscar Naranjo, ex director de la Policía Nacional".
El mismo jueves, el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, al dar el parte sobre el abatimiento de 15 guerrilleros en Norte de Santander, entre ellos el cabecilla del frente 33, mano derecha del máximo comandante de las Farc alias Timochenko, también había recalcado que no habrá tregua alguna.
"Esto demuestra la voluntad que tiene la Fuerza Pública para trabajar sin descanso para afectar cualquier organización que atente contra el pueblo colombiano", aseguró Pinzón.
Dos visiones
Aunque muchas veces se ha hablado en Colombia de un cese el fuego, hay que ver que esta figura va más allá del simple silencio de los fusiles.
Según el catedrático de la Universidad Javeriana y de la Escuela Superior de Guerra César Torres del Río, “un alto al fuego es la detención temporal de una guerra, o de cualquier conflicto armado, en la que los bandos enfrentados acuerdan, mutua o unilateralmente, el cese de las hostilidades”.
Explicó que “el alto al fuego se puede declarar como una demostración de voluntad de entendimiento entre las partes enfrentadas previa a la paz definitiva”. Sin embargo –dijo- “el alto al fuego se debe analizar desde los ángulos respectivos, pues una cosa es el fenómeno de la guerrilla y otra cosa es el Estado. Si analizamos, el cese el fuego va a ser el resultado de unas negociaciones sobre la base de que haya dejación de armas por parte de la subversión”.
Agregó que el problema es que para Gobierno y Farc la noción de esta figura es distinta: “Por cese el fuego debemos entender, desde el ángulo del Estado, que la guerrilla deje de desarrollar acciones militares contra las Fuerzas Armadas y la población civil; y desde el punto de vista de las Farc, significa un asunto bilateral. Es decir, la guerrilla suspende sus operaciones militares y la fuerza armada oficial del Estado también debería dejar de hacerlo. He ahí la dificultad que hay en la decisión de esa categoría”.
Insistió en que “el Estado y el Presidente de la República se están acogiendo a lo que dice la Constitución Política de Colombia, en el sentido de que no pueden suspenderse las operaciones militares de ningún tipo en todo el territorio nacional, porque ello implicaría, por lo menos, un juicio político al Jefe de Estado. De modo tal que allí radica también una de las principales dificultades en esa agenda que ya está establecida con las Farc”.
Afirmó el experto que como están las cosas “la negociación se va a dar en medio de la guerra y, por lo tanto, es ahí donde los colombianos tenemos que tener mucho cuidado, porque en el desarrollo de esas conversaciones se puede producir un escalonamiento de la guerra”.
Para evidenciar esto último indicó que mientras el Gobierno daba cuenta a los colombianos de quiénes eran sus negociadores en la apertura de los diálogos con la subversión, las Fuerzas Militares y la Policía ejecutaron operaciones contra las Farc en Guaviare, Meta, Norte de Santander y otras regiones, con un balance provisional de 30 insurgentes abatidos y una decena de capturados.
“Así es, así es… El asunto es tan complejo que tiene divididos a distintos sectores de la opinión pública y de todos aquellos que tienen que ver con los análisis políticos. Es evidente que si bien los gremios económicos han aprobado en líneas generales la agenda de paz del actual Gobierno, entre ellos no hay un consenso a propósito de lo que significa negociar en medio de la guerra”, explicó.
De otra parte, señaló que el ex presidente Álvaro Uribe piensa que negociar en medio de la guerra significa concederle un papel demasiado alto a la guerrilla que, en su opinión, es narcoterrorista.
“Independientemente hay un asunto en claro y es que hay un proceso en marcha que, todo indica, podrá llegar a un término adecuado entre las partes pero en medio de la guerra y, por lo tanto, sufriendo el escalonamiento de la misma”, acotó Torres del Río.
Recalcó el analista internacional que “hay un punto en la actual agenda de negociaciones que se va a iniciar en octubre y que establece la dejación de armas… Aquí es necesario destacar que por primera vez la guerrilla acepta que este tema esté planteado en la agenda”.
“Por lo tanto en la medida en que ambos sectores, el Estado y la guerrilla, han aceptado negociar en medio de la guerra, ello implica, por una parte, por el lado de las Fuerzas Armadas de Colombia, que continuarán las operaciones normales relativas a la seguridad y a la defensa del Estado y de la sociedad civil; y por parte de las Farc, continuarán sus acciones militares en todo el territorio nacional y ello en ningún momento, tal y como están concebidas las cosas, va a ser un obstáculo para que la agenda de negociaciones se lleve a cabo”.
Agregó el catedrático que “el problema es que el Estado no va a aceptar un cese el fuego bilateral mientras se lleven a cabo las negaciones, porque ello indicaría, desde su punto de vista, ceder soberanía y, además, darle cobertura a los distintos sectores de la oposición que, con distintos matices, no comparten la forma como se está llevando a cabo este proceso de negociación. Un cese del fuego bilateral tendría que ver ya más con el hecho de que las negociaciones han llegado a término y las Farc han dejado de lado las armas y sus operaciones militares, mientras que el Ejército, la Armada Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana continúan con las armas, que son su monopolio”.
Importante que se plantee
En la izquierda el debate tampoco es fácil, pues las posturas en torno a un cese el fuego también están divididas. El representante a la Cámara Iván Cepeda (Polo) expresó que “es alentador que las Farc propongan un cese bilateral de hostilidades. Creo que eso acentúa la necesidad de buscar un desescalamiento de las operaciones militares, de los combates y de las consecuencias que traen estos enfrentamientos para la población civil”.
“Si bien el presidente Santos ha dicho que por ahora el cese de hostilidades no está considerado como una agenda inmediata, el hecho de que las Farc lo propongan significa que será un punto de discusión en la agenda”, precisó.
Agregó que “el hecho de que una de las partes plantee el cese el fuego bilateral comienza a generar un espacio favorable para que se pueda eventualmente llegar a ese cese de hostilidades”.
El congresista señaló que las operaciones militares en varias regiones con un elevado número de insurgentes abatidos y otros heridos y capturados, “demuestra que efectivamente el conflicto continúa y que las Farc se mantienen en la mesa… Eso es demostrativo de que el proceso tiene en este momento un grado de solidez”.
El parlamentario puntualizó que “la Constitución dice que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento y el asunto es encontrar las modalidades y los tiempos necesarios para que se desescale el conflicto armado”.
Maniobra de Farc
El analista internacional y consultor en seguridad y defensa coronel en retiro del Ejército Jhon Marulanda afirmó que vio en La Habana a una guerrilla derrotada militarmente y con una urgente necesidad de llegar a un cese el fuego porque “podrían ser neutralizados y derrotados”.
“Se me parece mucho a los carros modelo 1954, que precisamente corren allá en Cuba… Un grupo de señores avejentados, de señores cansados, de señores que acusan militarmente la derrota que han venido sufriendo”, dijo Marulanda.
Afirmó que “ese es uno de los motivos por los cuales ellos (los guerrilleros) lo primero que quieren hacer al llegar a la mesa de discusiones es un cese al fuego, porque necesitan que las Fuerzas Militares paren, porque si no los van a neutralizar a todos, al menos a sus cabecillas. Luego es de suma urgencia que las operaciones militares se paren, porque ellos saben que las Fuerzas del Estado están respirándoles en la nuca desde hace rato”.
Aseguró que “a mi modo de ver desde el punto de vista militar estratégico el Gobierno nacional no acepta en este momento el cese al fuego y antes de que llegue esa negociación debe arreciar sus operaciones ofensivas para neutralizar a la mayor cantidad posible de cabecillas, porque ellos, las Farc, militarmente están en muy mala condición y por esta razón están pidiendo un cese el fuego bilateral”.
Insistió en que “si son neutralizados muchos de sus cabecillas y combatientes, entonces todas las cartas as quedarían al lado del Gobierno y la negociación sería muy favorable al Ejecutivo. Si el Gobierno no continúa y aprovecha este término de neutralizar más de sus cabecillas y decreta un cese el fuego, es muy probable que las Farc aprovechen ese cese el fuego para fortalecerse, para recuperarse y resarcirse de los daños. De modo que este es un movimiento crítico para el Gobierno desde el punto de vista militar, porque desde el punto de vista político tiene otras implicaciones”.
Acotó que “la situación es manejable desde el punto de vista político, porque la Constitución señala que es un deber alcanzar la paz y se está alcanzado la paz a través de una negociación que implicó de mutuo acuerdo hacer un cese bilateral de operaciones. Este argumento se puede esgrimir con mucha lógica política y no se viola la Carta Fundamental porque se está buscando la paz y se argumenta que el cese el fuego es una etapa dentro de ese proceso de buscar la paz”.
Afirmó que “las Farc militarmente no pueden ir más allá de lo que han hecho en estos días. Lo más importante desde el punto de vista estratégico es poder entender que los que están en La Habana, en esa mesa, son individuos que están muy desarticulados de la realidad operacional en el terreno y ese es uno de los motivos por los que no está “Iván Márquez” en Cuba. Los que están en La Habana son los burócratas de las Farc, que tienen sus hijos estudiando en el exterior, pero se ve que están cansados y fatigados”.
Aún así, es claro que se puede venir una ofensiva de la guerrilla. “No le temo mucho a una oleada terrorista de las Farc, porque están muy desarticulados. ¿Qué pueden hacer atentados? Sí, los pueden hacer, pero la Fuerza Pública está hoy en día con una capacidad operacional envidiable y ojalá se les dé rápido su fuero militar para que recobren su entusiasmo de combate…”, narró.
Sin embargo, precisó que “entre más atentados hagan las guerrillas, más piso político pierden. Entonces ellos saben que colocar carros-bomba y dinamitar torres de energía y oleoductos para que la gente pierda trabajo con la industria petrolera y demás en estas regiones, lo único que hace es generar impopularidad y perder peso político y no es tan fácil para las Farc”.
No conviene
En el sector privado la posibilidad de un cese el fuego tampoco tiene mucho eco. El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan) José Félix Lafourie afirmó que “el Gobierno es suficientemente claro en el sentido de no permitir un cese de operaciones contra los grupos armados al margen de la ley, a pesar de que se adelanta un proceso de diálogos en busca de la paz con la guerrilla”.
“Oí al presidente Santos, luego de su reunión con toda la Fuerza Pública en Tolemaida, sostener que durante el proceso de conversaciones con las Farc, los soldados y los policías deben seguir cumpliendo su misión constitucional de contrarrestar cualquier situación de violencia que se presente en Colombia”, indicó.
Lafourie precisó que “esa es la mejor de las garantías para que este proceso no se convierta otra vez en la oportunidad para que las Farc, no solamente se burlen de la sociedad colombiana, sino que afecten en diferentes regiones del país la seguridad y la tranquilidad pública”.
“Un cese el fuego bilateral implica que la Fuerza Pública no puede dejar de velar por la seguridad de la sociedad y la Constitución le da a las Fuerzas Militares y la Policía todos los procedimientos para que sean los protectores de la sociedad en todos los rincones del país”.
Añadió el presidente de los ganaderos en Colombia que “la propuesta de la guerrilla de proponer un cese el fuego bilateral no tiene ningún sentido y creo que si así arranca la mesa de negociaciones muy prontamente el destino será muy precario”.
“Si ellos, las Farc, realmente tienen verdadera voluntad de paz, deben acordar rápidamente con el Gobierno los términos en que esos diálogos pongan fin al conflicto, cualquier otra cosa que intenten hacer lo que finalmente conlleva es a más de lo mismo, lo que el país ya durante 30 años ha vivido por parte de un grupo que hoy en día trafica con drogas y violenta la sociedad sin ningún tipo de consideración”, anotó.
¿Buena voluntad?
Para el Programa de Análisis de Conflictos y Construcción de Paz y el Programa de Procesos de Paz, “a pesar de que todos los conflictos son diferentes, también es cierto que en la mayoría de los casos se plantean dilemas parecidos. Una de las dudas más reiteradas es sobre el momento y la forma en la que debe decretarse un alto al fuego o un cese de hostilidades”.
Consigna el Programa que “históricamente un alto al fuego se ha tendido a interpretar como una señal de buena voluntad, ya sea como una tregua temporal que permita una atención humanitaria a los combatientes o a la población civil o, en el ámbito de lo político, como una medida destinada a crear un ambiente propicio para el inicio o la consolidación de conversaciones formales de paz”.
Sin embargo, advierte que “la realidad también demuestra que la discusión sobre la conveniencia y las condiciones de un alto al fuego, las dificultades en la verificación de su cumplimiento, o la facilidad con que se viola, pueden llegar a bloquear el tratamiento de las razones de fondo del enfrentamiento armado. En otras ocasiones, la tregua no es más que una arma táctica para ganar tiempo y reponer fuerzas”.
OTRAS ÓPTICAS
Debería pactarse: Arias
Para el ex presidente costarricense y premio Nobel de la Paz Oscar Arias, el proceso de paz debería iniciarse por el tema más controversial que es el cese de todas las hostilidades. "No tiene sentido discutir sobre plazos, condiciones, amnistías, si no existe un acuerdo para poner fin a toda forma de violencia. Esa es, quizás, la principal lección que se desprende del proceso de pacificación de Centroamérica", señaló. Agregó que el cese de hostilidades sería "una de las mejores maneras de aumentar las probabilidades de que ambas partes se sientan comprometidas a llevar la negociación hasta el final". Además, "el cese a las hostilidades galvanizaría presión de parte de la comunidad internacional", estimó.
Sólo al final: Arco Iris
Ariel Ávila, de la Corporación Nuevo Arco Iris, que estudia el conflicto armado, considera que "es probable que el alto el fuego ocurra solo al final del proceso". "Obviamente se puede trancar (obstaculizar) el proceso cada vez que haya un ataque durísimo o un carro bomba, pero también puede ser que disminuya la intensidad de las hostilidades", dijo Ávila.
Es necesario: Lozano
Para el dirigente comunista y director del periódico Voz Carlos Lozano, "tanto el Gobierno como la guerrilla deben comprometerse a suspender el fuego bajo mecanismos de verificación". Agregó que "cuando estamos en medio de la guerra, con hechos de barbarie que pueden ocurrir, eso afecta el desarrollo del diálogo".
Funcionan mejor: Rowland
Todd Rowland, representante en Colombiade la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, declaró recientemente que "nuestra experiencia global indica que los procesos de paz funcionan mejor cuando hay cese el fuego".
Sería deseable: Vargas
Para el profesor universitario y analista internacional Alejo Vargas, lo deseable sería negociar con un cese el fuego, pero por ahora al Gobierno no le interesa esa iniciativa de la guerrilla y toda indica que no se va a dar en un corto plazo. “La disminución de la violencia ayuda a que haya una opinión favorable. Pero la realidad es que también el cese al fuego plantea unas dificultades muy complejas en todo proceso como es la localización que en una guerrilla como las Farc, extendida en todo el país”. También lo es el tema de la verificación. “Mi preocupación es si la opinión está preparada para resistir si hay hechos de violencia por el lado de la guerrilla, porque esta semana hubo unos muertos por parte de la Fuerza Pública a las Farc y la opinión pública nacional recibe esos hechos en forma positiva, pero la pregunta es si hay una emboscada de las Farc y mueren miembros de las fuerzas del orden o si hay un atentado, entonces la opinión podría volverse menos favorable a la negociación”.
No ahora: Charry
Para el constitucionalista Juan Manuel Charry, “el cese el fuego no debe ser objeto de negociación sin que se haya acordado el total de los puntos de la agenda, en el sentido de que no debe ser un tema aparte sino que debe estar integrado con todo lo que se ha propuesto en la mesa de negociación y debe estar en el acuerdo final que es el que se debe acordar entre las partes”. “No se trata de negociar el tema del cese al fuego, ya el país ha sufrido y seguirá sufriendo por un tiempo adicional la actividad guerrillera, mientras se negocia paralelamente un posible acuerdo de paz. El Presidente tiene razón en el sentido de que añadir una discusión sobre cese al fuego sería un tema adicional que podría dar a discusiones, beneficios y malos entendidos que no son convenientes en los esquemas en los que se ha planteado la negociación”.