Los labriegos reclaman ayuda gubernamental para tener carreteras decentes y así poder sacar sus productos agrícolas
San josé del Guaviare, capital del Guaviare, rodeada por grandes y atractivos paisajes, de numerosos ríos, atractivos turísticos con sus pinturas rupestres y los afloramientos rocosos de la "Ciudad de Piedra", afronta una difícil situación por la pobreza de sus habitantes que en su mayoría viven de los cultivos de coca y porque sus vías son deficientes y precarias que no permiten que puedan salir al mercado los productos agrícolas, el progreso y el desarrollo.
La “Capital de la Esperanza colombiana”, como se le conoce, comenzó a formarse en 1960 y en 1976 recibió el estatus de municipio y su crecimiento demográfico, desde entonces, se ha proyectado rápidamente.
Miles de colonos arribaron al Guaviare en busca de un futuro promisorio y se apostaron en sus territorios, principalmente planos y de extensas sabanas naturales, correspondientes a la transición entre la Orinoquía y la Amazonía y que son regados por decenas de corrientes de agua, entre ellas los ríos Guaviare y Guayabero, que adicionalmente le sirven para comunicarse con las poblaciones cercanas, dentro y fuera del departamento. El río Inírida sirve como límite sureste al municipio.
Sin embargo, las carreteras y trochas que parten de la cabecera municipal y en diversos puntos de colonización existen terrenos intervenidos donde los bosques han sido sustituidos por diversos cultivos, entre ellos los de la coca o por pastos, pero que en muchos casos no permiten que los labriegos saquen al mercado los productos agrícolas como el plátano, la yuca, el cacao y el maíz, además de los derivados de la ganadería, entre otros.
Pedro Luís Vélez, un paisa de pura sepa que se alojó en el Guaviare, afirma que la trocha que comunica a San José del Guaviare con El Caracol y La Carpa, en época de invierno es impasable a pesar que el municipio de San José del Guaviare, el Departamento y ahora Colombia Humanitaria, están construyendo puentes de concreto, pues los existentes de madera deben ser cambiados periódicamente por los propios campesinos por que son arrastrados por las fuertes crecientes de caños, quebradas y ríos o por el paso de pesados camiones.
Vélez afirma que las precarias vías no permiten que los campesinos y colonos cambien sus cultivos de coca por productos de pan coger, pues irían a la quiebra absoluta a pesar que “afrontamos una pobreza total”.
“Si no tenemos vías y la línea que cruza tres días a la semana por La Carpa, El Caracol y San José del Guaviare, a veces entra en huelga y cambia su recorrido por Cerro Azul y Caracolí, dejando abandonados a sus usuarios por días e incluso semanas, sin que nadie se compadezca ni aparezca autoridad alguna”, explica Vélez.
Pérez, oriundo de Medellín, asegura que es “más fácil para nosotros sembrar la coca, pues el -merquero- pasa por las fincas preguntando cuanta hoja de coca tenemos lista o cuantos kilos de base de coca, pues nosotros por razones de fuerza mayor aprendimos a procesarla y además nos trae la remesa y si alcanza nos da un par de billetes para completar la cuenta”.
Insistió que la pobreza lleva al labriego a sembrar cultivos pequeños de coca o los denominados de subsistencia frente a las grandes extensiones que se registraban en el pasado que eran blanco de permanentes operativos de la Policía Antinarcóticos y de las mismas Fuerzas Militares.
“Con la permanente fumigación y la erradicación manual, la Policía Antinarcóticos y el Ejército buscan desestimular al campesino cultivador, pero las alternativas son débiles o nulas porque no se cuenta con una vía decente sino con una trocha muy difícil”, acota Vélez.
Reiteró que los cultivos de coca en pequeñas cantidades son apenas un medio de subsistencia y no de acumulación de riqueza, debido a que los cultivos de pancoger son de difícil comercialización y otra alternativa sería la ganadería, pero este renglón no tiene una ayuda decidida del gobierno.
Afirmó que muchos de los colonos y campesinos trabajan en alguna etapa del proceso de la coca como la siembra, el cultivo, el mantenimiento y venta de la hoja y otros, en el proceso para sacar la pasta básica de coca.
Insistió Vélez que “todos sabemos que es ilegal sembrar coca, pero no nos enriquecemos, pero tampoco tenemos alternativas económicas sostenibles para dedicarnos a otras actividades productivas, como le reiteró, porque no tenemos una ayuda fundamental del gobierno ni carreteras, solo trochas. Para llegar al Guaviare sí se cuenta con una excelente carretera que de Bogotá comunica con Villavicencio, Granada, Puerto Lleras, Puerto Concordia y San José, pero de ahí no más”.
Aseguró que a pesar que la rentabilidad del producto de la coca es mayor que cualquier otra actividad económica de la región, los ingresos solo permiten al campesino productor sobrevivir, pero con muchas necesidades.
“No crea que porque sembramos coca, así sea en pequeñas cantidades, estamos millonarios. No señor, solo podemos sobrevivir. Además porque la Policía antinarcóticos fumiga en forma permanente y ahora cambió de estrategia y evita la resiembra o el soqueo, precisamente, para obligarnos a cambiar, pero ¿cuáles son las alternativas? Y sin vías, ¿cuál es la solución?”, anotó Pérez.
Mi pregunta, insiste el señor Vélez, “es ¿quién nos construye una vía que nos permita salir sin contratiempos y que nuestra trocha deje de serlo, para sacar nuestros productos agrícolas y ganaderos? lo irónico es que tenemos una mina del más puro asfalto en Caracolí, una de las pocas que hay en Colombia y en el mundo y no pasa nada”.
“Aquí estamos fregados, pues los que no tenemos la posibilidad de navegar en los ríos, entre ellos el Guaviare, debemos tomar las trochas y le cuento que uno sabe cuándo sale, pero no cuándo regresa. Me explicó: en invierno las trochas son infernales y en verano los ríos se secan...En una trocha, en un recorrido normal un ciudadano se demora hasta tres horas para transitar unos 30 kilómetros, pero en invierno la situación se pone color de hormiga y parece que el alcalde de San José de Guaviare y el Gobernador del Guaviare no se dan cuenta”, aclaró Vélez.
El campesino paisa dijo que cuando se pretendió hace años la construcción de la carretera que de San José del Guaviare comunica con La Carpa, se presentaron varios episodios que solo ocurren en Colombia: algunos de los dirigentes y ricos se robaron el asfalto natural de una mina que apareció en Caracolí y luego, la guerrilla ordenó cerrarla para evitar que el asfalto destinado a las vías del Guaviare apareciera en las casas fincas, en patios y corrales de los “poderosos” del departamento. Además, la subversión hurtó la maquinaria pesada, la incendió y dinamitó.
El señor Vélez señaló que ese tipo de asfalto se encuentra en la naturaleza en forma de yacimientos que pueden explotarse sin dificultad y cuyo empleo no requiere de operaciones industriales de ningún tipo para su preparación, y la solución para esta vía y otras de esta jurisdicción está a la mano.
Anotó que también un ingeniero y una mujer, cuyos nombres no quiso revelar, pretendieron apoderarse de la mina de asfalto natural, denunciando ante el Ministerio de Minas y Energía ese yacimiento, pero por fortuna fracasaron en ese intento.
Otra pregunta que tengo está relacionada con el olvido de las administraciones de los grandes atractivos turísticos que están en las goteras de San José del Guaviare y que no son aprovechados por la Alcaldía o la misma gobernación para promocionar el turismo a gran escala, cuando se tiene mucho que mostrar y nada que perder.
“Aquí, a pocos kilómetros de la capital del Guaviare, aparecen atractivos turísticos, las Serranías de San José y la Lindosa con sus pinturas rupestres, los afloramientos rocosos de la "Ciudad de Piedra", Puentes Naturales y Los Túneles”. También están el raudal de Tomachipán, las sabanas de la Fuga, la Cascada del Amor y Las Delicias, el Rincón de los Toros y los balnearios de los pozos naturales, Agua Bonita y Villa Luz. Todo está muy cerca, pero reitero nadie se compadece o tiene la visión de explotar esta belleza natural”, señaló Vélez.
Pedro Luís Vélez reiteró que en materia económica, San José del Guaviare y en general el departamento dependen principalmente de la agricultura: es decir, del plátano, la yuca, el cacao, la caña miel y caucho. La pesca y la ganadería constituyen otro de los renglones fundamentales en la economía del departamento.
Indicó el Paisa que si las autoridades pensaran en el desarrollo no sólo de San José del Guaviare sino de todo el departamento, entonces pavimentarían la vía de acceso a los atractivos turísticos y de paso solucionarían los graves problemas que afrontan los campesinos.
Aseguró que la mayoría de los habitantes del departamento provienen de Boyacá, Cundinamarca, Meta, Santander, Tolima, eje cafetero y Antioquia, entre otras regiones del país.
El Cacao y el Caucho
Pero en medio de la pobreza, colonos y campesinos, que nunca han sembrado coca y que desean salir adelante con sus familias, esperan la ayuda del gobierno para salir adelante con sus cultivos de cacao, caucho, maíz, yuca y plátano, además de procesos de ganadería.
El campesino tolimense, Augusto Rodríguez, dijo que llegó a San José del Guaviare y adquirió en su zona rural una pequeña finca, y luego de seis meses de intenso trabajo decidió sembrar cacao, además de maíz, yuca, plátano, algunos árboles frutales y empezó a criar gallinas, marranos y algunas reses.
“Hoy, luego de dos años y medio empiezan a salir a la luz los resultados de la siembra del cacao, una alternativa de vida y de futuro y que me permitirá sacar adelante a mi familia”, precisó Rodríguez.
Explicó que al principio ni los mismos ingenieros agrónomos daban un peso por la siembra del cacao, pues aducían que la tierra no era buena, que el cacao no prendería fácil y que era necesario buscar otras alternativas.
“Pero como buen tolimense, trabajador del campo y de perrenque, decidí sembrar cacao y hoy la Secretaria de Agricultura del Municipio y la Gobernación del Guaviare ven mi cultivo como un ejemplo de superación y el camino que deben tomar los ciudadanos quebrados por la siembra de la coca, que todos los días es combatida por la Policía Antinarcóticos”, precisó.
“Lo único que he hecho es trabajar y trabajar con mi hijo Agustín. Lo que tenemos nos permite vivir dignamente, sin lujos, pero sin afugias. Es un proceso a baja escala, es decir, para subsistir dignamente. Claro que todos los días estamos aprendiendo más de las bondades de la agricultura y el trabajo”, precisó.
Augusto Rodríguez dijo que es necesaria la ayuda del gobierno para los campesinos para que puedan emprender sus cultivos y ganadería con créditos muy blandos y asistencia técnica.
“Ahora muchos campesinos vienen a mi finca a preguntar cómo es el proceso de la siembra del cacao y otras alternativas de vida y lo único que les digo es que se debe contar con una buena asesoría para el cultivo, cuidado, recolección y secado del cacao y otros productos agrícolas”, expresó Rodríguez.
Sin embargo, el señor Rodríguez se dolió por la precaria carretera, pues cuando está buena es porque los mismos campesinos hacen recolectas y salen los sábados a limpiar la vía, a tapar los profundos huecos que dejan las volquetas, camiones y otros vehículos pesados, para que la “línea” pase y lleve el queso, la cuajada y otros productos al mercado de San José del Guaviare.
“Si no tenemos vías, sino contamos con una acción decidida del gobierno para solucionar esta problemática, estamos fregados o fritos como se dice popularmente. Si tenemos una vía decente, entonces pasa la línea o la camioneta, cuyo conductor don Salustiano Hernández, nos presta un servicio invaluable, porque nos permite solucionar en parte nuestras necesidades”, insistió el señor Rodríguez.
Mientras tanto, los labriegos esperan el llamado de la Junta de Acción Comunal para salir el fin de semana a reparar la vía con pico y pala y con la guadañadora erradicar la maleza que la cubre rápidamente.