Los impactos ocasionados por la deforestación en la cuenca hidrográfica amazónica -la más grande de mundo- pueden afectar el clima global del planeta.
Para entender la magnitud de la cuenca, que abarca un área de 6,5 millones de kilómetros cuadrados, es importante tener en cuenta que en la estación hidrológica Obidos, antes de su delta en el Océano Atlántico, transporta un caudal de alrededor de 200.000 m3/s (metros cúbicos por segundo). Por su parte, el río Magdalena, en Barranquilla, cerca a su desembocadura, tiene un caudal de 8.000 m3/s.
De ahí se deduce la gran riqueza hídrica de la cuenca del río Amazonas, cuyo ciclo hidrológico ejerce un impacto significativo sobre el clima de toda Suramérica y del planeta.
“La zona ecuatorial es muy importante para el clima global porque es la de mayor evaporación del mundo. Tiene los vientos alisios del sureste y del noreste, que se encuentran en la zona de convergencia intertropical, y un área de alta nubosidad, que oscila latitudinalmente siguiendo la posición relativa del sol”, explica Germán Poveda Jaramillo, profesor titular de la Facultad de Minas, de la U.N. Sede Medellín.
Sobre el ciclo hidrológico de la cuenca amazónica dentro del contexto global, vale la pena recordar que en el suelo de la Amazonia se almacenan alrededor de 7.000 km3 de agua.
De esta manera, indica el profesor, la relación entre las tasas de precipitación y evapotranspiración es del 50%, lo que quiere decir que más o menos la mitad de la lluvia que cae en la cuenca amazónica es generada por evapotranspiración del bosque tropical mismo.
Poveda asegura que un modelo climático global al que se le incorpora un modelo de carbono disminuye la precipitación de 1 a 2 milímetros por día sobre la cuenca amazónica. Esto representa graves consecuencias para la sostenibilidad del bosque, incluyendo un muy probable proceso de sabanización.
Hay que tener en cuenta que la Amazonia está considerada como uno de varios “puntos críticos” o sitios claves de la dinámica climática planetaria, con otras regiones como la meseta tibetana, los bosques y la tundra de Siberia, la válvula del Mediterráneo y su conexión con el océano Atlántico, la Antártica y el hueco en su capa de ozono, entre otros.
“Se trata de puntos que pueden colapsar y perturbar el clima de la tierra, debido al cambio climático global”, afirma Poveda.
Colombia está en mora de comenzar a desarrollar un programa de investigación como este para la Amazonia, pero también para la Orinoquia y la costa Pacífica. “Desde mi perspectiva, hemos sido equivocadamente andinocéntricos, hemos vivido de espaldas a nuestra realidad más fantástica, por andar concentrados en los Andes”, reitera el investigador.
Por eso, concluye, Colombia ha hecho un esfuerzo importante para tratar de preservar gran parte de su Amazonia. Así, ha declarado reservas indígenas o parques naturales, pero no ha desarrollado la investigación científica necesaria para el aprovechamiento sostenible de las riquezas del bosque amazónico