Alimentarse de manera saludable puede ser fácil y divertido, aunque requiere práctica, atención y un poco de creatividad. Como lo indica Susan Bowerman, directora global de educación y capacitación nutricional de Herbalife: “Es muy importante educar a nuestros hijos para que tomen decisiones saludables desde muy jóvenes. Es algo en lo que debemos trabajar para asegurar la salud a largo plazo de nuestras familias y nuestras comunidades”.
Estos son algunos consejos que puede incorporar a su rutina familiar para dar paso a la adquisición de hábitos saludables y de largo plazo.
1. Invente un juego para comer frutas y verduras a diario
Se recomienda que la mitad de la dieta nutritiva esté compuesta por frutas y verduras, o aproximadamente 5 a 8 porciones diarias. Poner color en todas sus comidas es una parte fundamental de la filosofía alimentaria.
Prepare un tablero de bingo con frutas y verduras y marque los casilleros de a uno cada vez que alguien pruebe otra fruta u otra verdura. Mire quién es el primero en tachar todos los casilleros. Prepare recompensas saludables para que los ganadores no pierdan el interés por seguir comiendo frutas y verduras. Por ejemplo, permítales elegir el menú de la cena durante algunos días.
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2. No dejes de comer su comida favorita
Por más que intentemos comer de manera saludable durante todo el tiempo siempre existe ese plato que nos da un placer oculto y que no podemos evitar. En vez de pensar que tenemos que eliminar nuestra comida favorita por completo, podemos hacer algunos cambios sencillos para que esos alimentos tan sabrosos sean más nutritivos.
Controlar tanto los ingredientes como la cantidad de cada ingrediente que se utiliza, facilita la preparación de una comida nutritiva que le encantará a toda la familia. Por ejemplo, en el caso de la pizza, use masa de harina integral, reduzca levemente la cantidad de queso o reemplace los aderezos para carnes con alto contenido graso por vegetales frescos y más saludables, tales como la espinaca, la cebolla, los tomates frescos y los pimientos.
3. Haga cambios “Smart” en su lista de mercado
Plantee objetivos del tipo “Smart” (Inteligentes): “Small, Measureable, Attainable and Realistic over a period of Time” (Pequeños, Medibles, Alcanzables y Realistas por un período de Tiempo). Por ejemplo, cambiar la leche entera por leche descremada es una manera sencilla de evitar consumir cientos o miles de calorías a lo largo del tiempo.
Si intenta modificar su dieta por completo y al instante le resultará mucho más difícil comer de manera saludable y su familia sin duda notará la diferencia cuando repentinamente falten sus alimentos o sus refrigerios preferidos en la alacena o en la nevera. Es muy fácil recaer en el consumo de papas fritas, galletas dulces y galletas saladas, dado que suelen estar a mano y, por lo general, son de bajo costo. Sin embargo, todo el agregado de sal, azúcar y grasas se acumula si esos alimentos se consumen muy a menudo. Las variedades de nueces caseras, los frutos secos y las palomitas de maíz con limón y queso parmesano sirven para reemplazar los refrigerios por algo más saludable.
Otro mal hábito relacionado con los refrigerios consiste en tomar gaseosas y jugos de frutas que suelen tener una buena carga de azúcar agregada. Intente reemplazar estas bebidas por jugos naturales o aguas saborizadas. También puede agregar algo de sabor a su agua corriente si añade rodajas de limón, pepino o naranja.
Las familias que colaboran en la cocina construyen un vínculo especial en base a sus experiencias compartidas, descubren intereses culinarios y crean nuevas tradiciones. Cuando le sea posible haga partícipe a su entorno familiar más cercano de la preparación de las comidas.
Empezamos el nuevo año y tras un mes de algunos excesos en comidas y bebidas es hora del cambio. Así que ¡brindemos por una alimentación más saludable!