El Congreso de Brasil aprobó la reducción de las metas fiscales para 2015, cuando el país atraviesa por su cuarto año de bajo crecimiento económico y el gobierno busca reactivarlo.
La nueva meta del superávit fiscal primario, que es el ahorro para el pago de los intereses de la deuda pública, será equivalente a 66.300 millones de reales (unos 24.500 millones de dólares), lo que supone un 1,2% del PIB.
Esta cifra ya había sido adelantada por Joaquim Levy, el designado ministro de Hacienda para el segundo gobierno de Rousseff, que arranca el 1 de enero. Este economista ortodoxo amigo del mercado ha prometido un ahorro público mayor, de acuerdo a las circunstancias del país, con vistas a que la séptima mayor economía del mundo retome el ritmo de crecimiento.
El superávit fiscal primario es un compromiso observado por organismos multilaterales y el mercado como una señal de confianza en el manejo responsable de la economía del país.
Para 2014, el gobierno pidió al Congreso que aprobara una norma que le permitió cerrar las cuentas del año sin necesidad de cumplir con el superávit fiscal primario.
La meta, que inicialmente era de 3,1% del PIB, disminuyó hasta el 1,9% en 2013 y se esperaba el mismo monto para el 2014. Sin embargo, hasta octubre de este año, el gobierno sólo consiguió ahorrar el equivalente al 0,56% del PIB.
En su objetivo por recuperar la confianza del mercado, el próximo ministro Levy ha adelantado que para 2016 y 2017 se espera un superávit fiscal primario no menor al 2% del PIB.
Brasil atraviesa su cuarto año consecutivo de crecimiento moderado: tras un alza de 7,5% del PIB en 2010, la economía del gigante sudamericano creció 2,7% en 2011, 1% en 2012 y 2,5% en 2013. Para 2014, analistas esperan una expansión económica cercana a cero/AFP.