Guillermo Rigondeaux, un púgil que lo dejó todo en su natal Cuba para probar fortuna en el profesionalismo, enfrenta el sábado en Nueva York la pelea más importante de su vida mentalizado en que nada tiene que perder, todo lo contrario de su publicitado rival, el filipino Nonito Donaire.
Donaire (31-1, 20 nocáuts) arriesga ante el cubano su racha de 30 peleas ganadas consecutivamente en los últimos 12 años, el título supergallo de la Organización Mundial de Boxeo, y también su proyección como el sucesor de su famoso compatriota Manny Pacquiao.
El pleito, de carácter unificatorio a 12 asaltos, tendrá lugar en el Radio City Music Hall de Nueva York, donde el cubano expondrá su corona de las 122 libras de la Asociación Mundial de boxeo (AMB).
Rigondeaux (11-0, 8 kos) se ha abierto camino al éxito a fuerza de buen boxeo, talento y mucha determinación para bregar con los lastres de un exiliado enfrentado a una cultura e idiomas diferentes, y la separación de sus seres queridos.
"Nada tengo que perder. En Cuba dejé muchas cosas, mi carrera olímpica, mi familia, y para mi este pelea significa mucho, mi futuro, mis sueños", dijo Rigondeaux.
La mayoría de los expertos dan favorito a Donaire en razón a su mayor experiencia profesional, su tremenda pegada de zurda y el hecho de estar más acostumbrado a lidiar con la presión mediática que implica una pelea titular.
Pero Rigondeaux y su entrenador cubano Pedro Luis Díaz piensan que en la balanza del cuadrilátero la suerte se inclina por el mejor preparado, el más inteligente, y el más decidido, y no siempre por el más famoso.
"Donaire es simplemente otro boxeador. No tiene cuatro manos. Tiene dos manos y dos pies al igual que yo. Así que es otro simple boxeador", indicó el cubano, que por su estilo depredador sobre el encordado ha sido bautizado con el mote de 'El Chacal' de Santiago de Cuba, su provincia natal.
Considerado uno de los mejores boxeadores amateurs del mundo, con dos títulos olímpicos en su currículum, Rigondeaux ha tenido inconsistentes actuaciones desde que se convirtió en profesional, en el 2009, poco después de llegar a Miami (Florida).
Es por ello que las opiniones divergen en torno a su real calidad, con cuestionamientos que van desde su edad actual (32 años) hasta su poca experiencia profesional, la resistencia de su quijada, y la pobre calidad de los rivales que ha enfrentado hasta ahora.
El entrenador Díaz, quien guió a Rigondeaux en su carrera amateur en Cuba, no tiene dudas de las capacidades técnico-tácticas de su pupilo ni de su forma física, pero enfatiza que la del sábado será "una pelea de mentalidades", con mucha presión fuera y dentro del encordado.
"Creo que un gran boxeador tiene que entrenar no solamente su cuerpo, sino también su mente, y esta será una pelea de mentalidades", aseguró Díaz, quien también entrena al excampeón boricua Miguel Cotto.
Donaire ha demostrado su clase al despojar de sus fajas mundiales gallo y supergallo a rivales de gran calibre como los mexicanos Jorge Arce y Fernando Montiel, el puertorriqueño Wilfredo Vázquez junior, el japonés Toshiaki Nishioka y el armenio Vic Darchinyan.
Su única derrota fue en marzo de 2001, en su segunda pelea profesional.
"Trabajé muy fuerte para esta pelea y sé que es una pelea difícil, pero creo que mi experiencia a nivel profesional es una ventaja que tengo que aprovechar", indicó Donaire.
"No sé si será una pelea de choque o de técnica, pero estoy listo para ganar de cualquier manera", concluyó el llamado 'Filipino Flash'.
AFP.