El emisario internacional Lakhdar Brahimi llegó a Damasco para intentar nuevamente hallar una solución al conflicto que ensangrienta Siria, y que dejó el mismo día decenas de muertos civiles por un bombardeo aéreo.
Poco después del arribo de Brahimi a la capital siria, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y militantes anunciaron más de 60 civiles murieron este domingo en un bombardeo de la aviación siria cerca de una cola de espera formada delante de una panadería, en una localidad rebelde del centro de Siria.
El balance podría aumentar, ya que al menos 50 heridos se encuentran en estado crítico, precisó la ONG opositora, que se basa en una red de militantes y de médicos.
"En Halfaya las fuerzas del régimen bombardearon una panadería y cometieron una matanza de decenas de personas, incluyendo a niños y mujeres", dijeron los Comités Locales de Coordinación, las redes de militantes contra el régimen.
En un video difundido por el OSDH se ve una tienda bombardeada y un cráter abierto en la calle, así como cuerpos ensangrentados yaciendo en el suelo, y a hombres cargando con víctimas en sus espaldas, entre ellos al menos una mujer.
Brahimi, enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, cuya visita no estaba anunciada, había llegado por vía terrestre procedente del vecino Líbano.
Durante sus precedentes viajes a Siria, Brahimi había aterrizado en el aeropuerto de Damasco, pero los combates se libran recientemente cerca de la carretera que lo une con la capital siria.
En su última visita a Damasco, del 19 al 24 de octubre, el mediador se entrevistó con el presidente Bashar Al Asad y con varios altos responsables.
Poco antes del arribo de Brahimi, el ministro sirio de Información, Omran Al Zohbi, había afirmado en conferencia de prensa en Damasco no estar informado de la visita de Brahimi.
Además, el ministro afirmó no tener conocimiento de un plan del emisario, y volvió a apelar al diálogo pues el "tiempo se acaba". Al Zohbi subrayó que "solamente los sirios participarán en este diálogo nacional", y acusó a Turquía y Catar de apoyar a los rebeldes, que el régimen de Asad califica de "terroristas".
La oposición establece como condición previa a cualquier negociación la salida del poder de Asad, después de más de 21 meses de revuelta popular, iniciada en marzo de 2011, y que se ha convertido en una guerra civil entre diferentes facciones, según Naciones Unidas. El conflicto ha dejado ya 44.000 muertos, indica el OSDH.
Frente a tamaños enfrentamientos, la comunidad internacional sigue paralizada por sus divisiones, especialmente en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde Rusia y China aplican su derecho de veto para bloquear las resoluciones de condena contra el régimen de Damasco.
"Nadie quiere una intervención" extranjera en Siria, afirmó el sábado el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, cuyo país es un aliado clave del presidente Asad.
Según el OSDH --que basa sus informaciones en una amplia red de militantes y médicos civiles en todo el país-- el sábado perecieron 117 personas, entre ellas 53 soldados y 35 rebeldes.
Este domingo, además de las víctimas mortales del bombardeo aéreo de Halfaya, cuyo número se desconoce de momento, cerca de 50 personas murieron en el país, según el OSDH.