Bogotano que hace música no comercial | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Junio de 2016

CRÓNICA.A sus 42 años, César López, músico social, activista, constructor de paz, muy reflexivo frente a su proceso personal, como se define a sí mismo, no para de recorrer el país y diferentes partes del resto del mundo con sus historias de vida y mensajes alentadores.

 

Aunque inició en el año 90 con Poligamia, fue desde 1994 que se inquietó por lo social: “Esto es como una eterna carrera universitaria, uno va aprendiendo y aprendiendo; va a un sitio y comete errores y corrige y prueba; va a otro sitio y encuentra otra comunidad; entra a una cárcel, sale y después conoce a unas madres víctimas; luego habla con niños y viaja a un municipio del Atlántico y después va a uno del Pacífico y contrasta; luego se mete a los llanos y se encuentra un líder comunitario que lo llena de fuerzas y después uno se pone triste y procesa y va al psicoanalista y vuelve y sigue y poco a poco eso se va volviendo como en un credo”.

 

Pese a su decisión, este músico dice que no rechaza el camino comercial: “Ojalá algunas de las cosas que hacemos tuvieran esa resonancia porque nos haría más fácil el camino para poner en escena ciertos mensajes, cosas que son urgentes pero que siguen siendo muy marginales. Si yo fuera un tipo famoso, un Cepeda, un Juanes, nuestros mensajes tendrían más eco y podríamos dar a conocer mucho más lo que se está trabajando, por ejemplo, que vamos a trabajar con las madres de la escombrera para apoyarlas en la búsqueda de sus hijos”.

 

Un arte que tiene efecto

La labor de López consiste básicamente en tratar de poner a prueba la hipótesis de que el arte tiene un efecto real en la transformación de ciertos conflictos o de ciertas realidades, hipótesis que considera no muy obvia, porque dice que el arte también le sirve a los que pelean y a las guerras.

 

“Lo que creemos es que en la medida en que nosotros le expliquemos más a la sociedad ese beneficio que el arte trae al ser humano, y lo entendamos en conjunto, pues vamos a poder tener un acercamiento más juicioso al arte. Mi arte lo pongo en escena viajando por el país, llevando mi guitarra y mis canciones de historias, interactuando y debatiendo con la gente, ejercicio de doble vía, donde nos nutrimos el público y yo”, explica.

 

Su trabajo no solo lo desarrolla en el territorio nacional: los ha llevado a Centro América, a algunos países de Sur América; por lo menos un par de veces al año va a Europa a participar en encuentros de artistas o de jóvenes o de reflexiones sobre arte y transformación.

 

El terreno de la labor social que desarrolla López es tan complejo que nos confesó que toda la gente que trabaja en estos temas recibe lo que se conoce como el apoyo al apoyo, que consiste en aprender a implementar algunos planes de higiene emocional para poder escuchar los testimonios, acompañarlos, entenderlos y vincularse de una manera correcta, positiva y sana a cada historia, sin adoptar la rabia, dolor o tristeza de quien tuvo que vivir alguna situación desafortunada, pero sí haciendo un ejercicio de empatía, serio, juicioso y profundo.

 

El destino de sus composiciones suele ser casi siempre alguna institución o una ONG: “Cada tanto trato de entrar al estudio y voy registrando mis canciones. Como cada canción trata una temática puntual, hay organizaciones que desarrollan esas mismas temáticas, entonces si uno saca una canción sobre el perdón, hay personas que se acercan a la canción del perdón y la vuelven un poco suya y así con cada tema: mujer o género, infancia, corrupción…”.

 

Dice haber intentado tres veces su carrera de música (universidades Nacional, Pedagógica y Javeriana) y no haberse graduado de ninguna porque sus viajes, giras, conciertos, proyectos y trabajo le impedían ir a clase y responder con sus compromisos académicos. No obstante, la música para él es la vida entera.

 

Algunos de sus proyectos

24-0: en Colombia mueren de manera violenta 17 mil personas al año, solo 500 casos aproximadamente son atribuibles a la guerra o al conflicto armado, “A mí me interesó contar eso y me parecía que un ejercicio bonito desde el arte era proponer algo utópico, ¿qué pasa si por un día nadie mata, nadie muere?, entonces me salí a la Plaza de Bolívar a cantar, eso se fue creciendo y se fueron sumando varios países. Hoy en día es un ejercicio que se hace el 2 de octubre, de manera muy grande e internacionalmente”.

 

RE: la creación de un banco nacional de instrumentos musicales para víctimas del conflicto armado. “Hay muchas comunidades que han vivido muchas cosas y que las quieren contar, pero no tienen las herramientas, entonces, con este proyecto se pretende dotarles de instrumentos, a través de donaciones de gente que tiene guitarras o teclados en sus casas que no usan, los recuperamos y los reubicamos”.

 

La escopetarra: “Instrumento que tiene la génesis: armas transformadas en objetos útiles para cosas positivas”.

 

Invisibles invencibles: iniciativa que buscó dignificar la labor de los músicos urbanos, mostrando la importancia y el impacto real de su trabajo.

 

Alma parlantes: “Grupo que tuvimos en algún momento con personas que hablan desde el alma o el lenguaje del alma. Este fue el principio del proyecto que después se llamó 'Toda bala es perdida'”.

 

Centro de pensamiento de arte para la paz: “Este es mi sueño a largo plazo. Crear este sitio donde la gente pueda pensar cómo es que sucede esto de que el arte pueda servir, no solamente como una cosa del sentido común”.

 

Canciones para después de una guerra: su más reciente trabajo musical. Disco nuevo cuyo lanzamiento se hará el próximo lunes 6 de junio. “Esperamos que este trabajo tenga mucha repercusión”.

 

Al preguntarle a López cuál consideraba su mayor logro, hace una pausa y baja su mirada para responder: “Esta es una pregunta muy bonita, justo me preguntaba en estos días ¿cómo mide uno si esto que estamos haciendo está bien o si es exitoso?, porque un artista comercial se gana un Grammy o suena en la radio y pueden medir su éxito y el de su trabajo. Si yo midiera esto por el impacto o por las respuestas al interrogante de si hemos sido capaces de frenar la violencia, pues tendría que decir que no somos exitosos, pero yo sí reconozco y me reconozco que hemos logrado tocar muchas vidas e inspirar a mucha gente sin esperanza, sin norte, entonces para mí ese es un buen indicador de que hemos hecho un trabajo exitoso, hemos podido darle voz a mucha gente que no tenía y sobre todo, hemos sido protagonistas de la solidaridad”. /Con Alcaldía Mayor de Bogotá.