Debido a que no se utilizan como se esperaba, los 376 kilómetros de ciclorrutas que tiene la capital del país hoy atraviesan por una fuerte crisis.

Además, la biciclecta, cuyo intento de masificación fue en su momento toda una novedad, no se ha consolidado como un medio de transporte efectivo debido a los cambios de políticas, entre administración y administración.

Ayer, en un debate de control político, el concejal Juan Carlos Flórez, de la Alianza Social Independiente (ASI), quien siempre ha sido un promotor de la bicicleta como medio de transporte, denunció que hace 15 años Bogotá era líder y que hoy está estancada.

“Éramos la cabeza del pelotón mundial. Ahora París, Buenos Aires y México, que venían detrás de nosotros, nos dejaron atrás. Si la bicicleta no ha muerto es porque han existido ‘quijotes’ que han luchado por ella”, dijo.

Las denuncias fueron expresadas por el concejal Flórez después de realizar un recorrido por las ciclorrutas de las avenidas Boyacá, calle 170, avenida 19, calle 80, la Ciudad de Cali, Calle 26 y la Alameda El Porvenir.

“Hoy encontramos ciclorrutas inconclusas, abandonadas, inseguras y desconectadas; sin señalización, sin andenes pompeyanos (andén elevado) y sin iluminación. Pero también nos estrellamos de frente con las trampas que atentan contra la vida de los usuarios como bolardos, postes, basura y escombros; huecos, grietas y ondulaciones. Sin nombrar, el alto rango de inseguridad que sufre la gran mayoría”, manifestó Flórez.

La Administración, por su parte, indicó que tendrá en cuenta las denuncias de los concejales, aumentará la infraestructura vial de la red de ciclorrutas en un 38 por ciento mediante la construcción de 145 kilómetros, eliminará los obstáculos, dará continuidad a los pasos que están obstruidos y promoverán el uso exclusivo para bicicletas. De hecho el programa de bicicletas públicas en el centro de la ciudad es un éxito, según los usuarios.

Uno de los puntos que denunció el concejal Flórez es la inseguridad en las ciclorrutas. Para el cabildante, el día que se celebró la reducción de los homicidios en Bogotá, debió recordarse que en los últimos 4 años 142 personas murieron en las ciclorrutas, repartidas así: en 2008, 31 personas; 2009, 41; 2010, 31; y 2011, 39.

“Me preocupa el peligro que corren los ciclistas que viven en el suroccidente y noroccidente de Bogotá, zonas que cuentan con el mayor flujo de la ciudad. Los usuarios de las ciclorrutas de Juan Amarillo, por detrás de la Ciudadela Colsubsidio del Cortijo, corren peligro; los de la calle 26 que están estrenando, tienen que competir con los carros y se encuentran con tramos desconectados; y los usuarios de la avenida Ciudad de Cali están expuestos a que los roben. Así se repiten, una a una, las problemáticas con las que deben convivir los bogotanos en las ciclorrutas de la ciudad”, declaró Flórez.

Por su parte, el concejal Celio Nieves, del Polo Democrático, ante la falta de uso planteó una pedagogía dirigida a establecer criterios acompañados de políticas públicas que primero deben recuperar la red de ciclorrutas ya existente.

“Hay que empezar a priorizar aquellos lugares que sirvan de espacio de desplazamiento de este medio de movilización de los ciudadanos. Para el diseño y construcción de las nuevas ciclorrutas se debe trabajar una infraestructura independiente a la del peatón y los automotores, que cuente con un perfil vial con el suficiente espacio para movilizarse de forma segura, eficiente y ágil, de acuerdo a la zona y al flujo”, comentó Nieves.

Después del debate, la principal coincidencia, tanto de la Administración como los concejales, es que las ciclorrutas tienen más bondades que defectos y que es necesario realizar ajustes en los programas para actualizarlos frente al desarrollo de la nueva ciudad que plantea el Plan de Desarrollo “Bogotá Humana”.