Bicentenario de II campaña libertadora | El Nuevo Siglo
Sábado, 30 de Diciembre de 2017
  • Grandeza escrita con sangre y valentía
  • Perseverancia y visión del Libertador 

En el 2018 se cumplirán doscientos años del inicio de la más difícil gesta del Libertador Simón Bolívar en la guerra por la Independencia. Aquella conocida como la “Segunda gran campaña por la libertad”. En la primera, en Venezuela y la Nueva Granada, se había jugado la vida en diversos combates, pero no prosperó. Tras el descalabro de la Primera República de Venezuela, y luego de esa sangrienta guerra social y civil, como de sus cenizas brotó un caudillo y estadista que sorprendió a los americanos, españoles y al mundo pensante de Europa y Estados Unidos, por la profundidad de su pensamiento y la capacidad de plantear, con originalidad y elocuencia, la necesidad de liberarse tanto del pensamiento revolucionario francés de moda como del federalismo estadounidense. Todo ello para señalar en el “Manifiesto de Cartagena” su doctrina de un gobierno democrático americano fuerte, bajo una clara separación de poderes y el respeto institucional por el poder que garantizaran la paz y el desarrollo.  

La primera campaña había llevado a Bolívar a renunciar al mando cuando un sector de las tropas independentistas, encabezadas por Manuel del Castillo y Rada en Cartagena, se negó a seguirlo y liberar a Santa Marta. La voluntaria dejación del mando por parte del Libertador facilitó la empresa punitiva del general español Pablo Morillo y la caída estrepitosa de la Nueva Granada y de Venezuela. Ello condenó al bizarro paladín de la libertad a peregrinar, arruinado y perseguido, por el Caribe. Pero es allí en donde produce la famosa “Carta de Jamaica”. Por entonces se hablaba, incluso, de la muerte política y el exilio del ilustre caraqueño. Esa incertidumbre sólo acabó hasta cuando llegaron noticias de su arribo a Haití, donde fue recibido con visionaria premonición y la dignidad de un jefe de Estado por el gobernante Alexandre Petión.

Con la ayuda de este último, Bolívar emprendió por mar las mayores peripecias y arribaría luego a Venezuela con el objetivo de liberarla, viendo frustrada, inicialmente, su campaña. Reducido a las selvas de Guyana fundó, con Francisco Antonio Zea, el semanario “El Correo del Orinoco”, que se publicaba en castellano e inglés. En esa esquina selvática de Hispanoamérica el prócer le escribió a un familiar que desde los ríos cercanos podía cruzar Venezuela y llegar a la Nueva Granada para liberarla, ello dentro de su objetivo de forjar una gran nación en esta parte del mundo. Lo increíble de sus escritos y el discurso con el que se dirigía a sus seguidores, es que tiempo después harían realidad esos sueños, pese a que cuando se formularon parecían delirios e imposibles.

Un 27 de diciembre impartió por correo la orden de campaña al indómito llanero José Antonio Páez. El Libertador capitaneó el 31 de diciembre sus modestos efectivos desde Angostura y con su vibrante elocuencia unió en el ideal democrático a distintos pueblos, mientras avanzaba por la derecha del Orinoco y esquivaba al enemigo hasta reunirse, en las bocas del Arauca, con las tropas de Páez. Su ejército recorre casi sin ruido 700 kilómetros desde Angostura a San Fernando, por trochas y zonas pantanosas e intransitables… En la Venezuela de entonces se libraba una guerra civil y social, y muchas lanzas y puñales teñidos de rojo perseguían a Bolívar y sus hombres.

En el Llano venezolano se encontraron, como se dijo, Páez y Bolívar. El primero, aguerrido cual más, reconocido por su astucia, asumió como jefe de los intrépidos llaneros y aceptó la jefatura del caudillo, no así el mando de Santander, que en los llanos granadinos organizaba otro ejército.

El Libertador, con dificultad, consiguió imponer orden entre la diversidad de sus huestes, el regionalismo y las ambiciones de los comandantes, pero sin alcanzar la anhelada victoria en Caracas. El insumiso Páez se quedó en los llanos y retornó a Venezuela. La idea era confundir a los realistas españoles sobre los movimientos e intenciones de los independentistas. El general Sucre estaba arriba por el Orinoco, junto a la Legión Británica y las armas compradas en el Caribe… Una sucesión de batallas y gestas que llevó a que El Libertador, el 21 de junio de 1819, en Cúcuta, fusionara a la Nueva Granada y Venezuela en la República de Colombia. El 24 de junio del mismo año comandó la batalla de Carabobo y liberó a Venezuela. Luego triunfó en la batalla del Pantano de Vargas y el 7 de agosto culminaría su campaña libertadora con la batalla de Boyacá…

Apasionante historia de la que este 2018 se empezarán a cumplir dos siglos y que todos los colombianos y latinoamericanos debemos recordar y celebrar porque fue allí cuando nació nuestra libertad verdadera y definitiva.

 

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