Italia inaugura este jueves una nueva era política tras la humillante expulsión del parlamento del exprimer ministro Silvio Berlusconi, quien tiene la intención de seguir activo políticamente pese al temor de poder terminar en la cárcel por sus líos judiciales.
"El magnate sale del parlamento pero no de la política, al menos por el momento", estima el politólogo Roberto D'Alimonte en un editorial del diario económico Il Sole 24 Ore.
El magnate, que prometió ejercer una oposición dura contra el gobierno de coalición nacional entre izquierda y derecha a través de su imperio de comunicación formado de canales de televisión, diarios, revistas, casas editoriales, anunció que proseguirá su carrera política como líder de los millones de italianos que lo eligieron y sostienen desde hace 20 años.
"No hay que subestimar a esos seis o siete millones de electores fieles. Mientras pueda disponer de esos votos y de sus recursos financieros y mediáticos Il Cavaliere no está acabado", escribió D'Alimonte.
"Ahora su verdadero problema es conservar a esos electores", recalcó.
Nuevo reto para el magnate
Si para muchos observadores y comentaristas la era de Berlusconi está por concluirse, para el propio interesado se trata sólo de un nuevo reto.
"No me voy a esconder en un convento. Seguiré aquí, con ustedes. No se desesperen si su líder no está en el Senado. No es necesario para seguir haciendo política", clamó ante sus fieles concentrados el miércoles frente a su residencia romana al momento de la expulsión.
Pese al rostro cansado y voz quebrada, Berlusconi desafío ya a sus adversarios políticos y citó a sus simpatizantes a festejar el 8 de diciembre el nacimiento de los primeros mil club "Forza Silvio" (Fuerza Silvio).
Según varios expertos, el magnate lanzará una campaña muy populista para las elecciones europeas del 2014 y va a ensayar su poder de seducción desde fuera del parlamento con sus tradicionales caballitos de batalla: menos impuestos, crítica a la política económica de austeridad de la Unión Europea y a las medidas contra la crisis del gobierno de coalición centro-izquierda de Enrico Letta.
"Pierde la protección del senado, una situación precaria (...) pero eso no quiere decir que está acabado, es sólo el inicio del declive, que puede ser rápido", escribió Marcello Sorgi en un editorial para La Stampa.
Fuera del congreso, tras perder el título de Cavaliere (Caballero del Orden del Mérito del Trabajo), que le otorgaron en 1977 y con el pasaporte retirado por la condena definitiva en agosto a cuatro años de cárcel (amnistiados a uno), Berlusconi no da su brazo a torcer.
Atenazado por el miedo de terminar en la cárcel
Expulsado en virtud de la aplicación de una ley anticorrupción adoptada con un amplio apoyo de los congresistas en el 2012 y que prevé la expulsión del parlamento para todos aquellos condenados "en forma definitiva" a más de dos años de cárcel, Berlusconi perdió la protección parlamentaria, una pesadilla para él, que teme terminar en la cárcel.
"Hubiéramos preferido un epílogo menos amargo, por nuestra dignidad nacional y por la imagen que ofrecemos al extranjero", reconoció en otro editorial Stefano Folli, del diario de los industriales, Il Sole 24-Ore.
A partir de este jueves, uno de los hombres más ricos e influyentes de Italia puede ser detenido, su teléfono interceptado y ser blanco de pesquisas por orden de los magistrados sin que el parlamento deba autorizarlo.
Según el diario La Repubblica, el miedo a una detención por los otros líos judiciales que tiene pendientes atenaza al magnate desde hace varias semanas.
"Se prepara a todo imprevisto. Rumores aseguran que autorizó a sus hijos el uso de sus cuentas y fondos bancarios", escribe el diario romano sin citar fuentes.
"Me queda huir a mi casa en Antigua", asegura el rotativo que confesó Berlusconi a sus allegados, al los que confirmó que está blindando su inmenso patrimonio.
El magnate, de 77 años, que no duerme desde hace meses, que dejó de organizar veladas al ritmo de bunga bunga y se acompaña de una fiel novia de 29 años, se prepara a lo peor, según la prensa.
El juicio por el caso Ruby, por el que fue condenado en junio en primera instancia a siete años de cárcel por abuso de poder y prostitución de menor, se concluirá en 2014.
En caso de que el empresario sea condenado y sume dos sentencias definitivas a penas de cárcel, la amnistía de tres años de la que se benefició por el caso Mediaset es retirada.
Las dos penas a la cárcel se acumulan automáticamente por lo que no podrá optar por realizar labores sociales y será obligado a cumplir la pena bajo detención domiciliaria, otra humillación.
"Hay fiscales que sueñan hacerse publicidad conmigo, para convertirse en ídolos de la izquierda", confesó a un grupo de amigos según la Repubblica, a los que invitó con tono de broma a "recolectar dinero para las naranjas" que le deberán enviar a la prisión.