El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo ayer en 0,75%, un mínimo histórico, su principal tasa de interés, ante las señales de "estabilización general" en una Eurozona aquejada por una recesión y un desempleo récord.
La decisión del instituto con sede en Fráncfort cumplió exactamente con lo que esperaban los observadores.
El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó en una rueda de prensa que los gobernadores tomaron la decisión de forma unánime.
"La decisión [...] fue unánime. No había motivo para modificar la decisión tomada el pasado mes", dijo Draghi, insistiendo en que ninguno de los 23 gobernadores pidió recortar la tasa de referencia en la zona euro, como sí fue el caso en la reunión mensual de diciembre.
La unanimidad se debió a "la mejora significativa de las condiciones en los mercados financieros", y a una "estabilización general de ciertos indicadores de coyuntura", explicó Draghi en Fráncfort.
En las últimas semanas, el instituto emisor hizo valer que su última rebaja de tasas, en julio, no tuvo mucho efecto en el crédito y el crecimiento. Por el contrario, los préstamos de los bancos al sector privado retrocedieron en noviembre, por séptimo mes consecutivo.
Según Carsten Brzeski, analista en el banco ING, el instituto quiere también reservarse un margen de maniobra en caso de que la coyuntura se degrade bruscamente.
Por otro lado, la inflación no dejó de ralentizarse durante 2012, situándose en 2,2% interanual en diciembre, y en 2013 es muy probable que caiga por debajo del umbral del 2%, que es el objetivo a medio plazo del BCE.
Antes de la reunión mensual del BCE, la primera de este año, algunos economistas habían considerado que el instituto emisor debía relajar aún más su política monetaria, dada la recesión actual en la Eurozona y el nivel récord de desempleo (11,8% en noviembre).
Draghi explicó que el BCE espera que la economía de la zona euro "siga debilitándose" a comienzos de 2013, antes de una "recuperación gradual" en los meses siguientes.
El club de los 17 países de la moneda única entró en recesión en el período julio-septiembre de 2012, al sumar dos trimestres consecutivos de contracción del PIB.
Y el pasado diciembre, el BCE anunció que espera en 2013 una contracción del PIB de la Eurozona en 0,3%. Todavía en septiembre esperaba un crecimiento de 0,5%.
El presidente del Banco Central Europeo llamó también a los gobiernos a proseguir sus políticas de saneamiento fiscal, y a efectuar reformas para mejorar la competitividad.
Precisamente las últimas buenas noticias vinieron del mercado de deuda pública, donde siguieron cayendo los intereses de los títulos de los países más hostigados por los mercados en los últimos meses, España e Italia.
La tendencia se confirmaba, cuando ambos países emitieron deuda a corto y medio plazo ofreciendo tasas de interés en fuerte baja, prueba de una mayor confianza de los mercados.
La exitosa subasta del Tesoro español se dejaba sentir en el mercado secundario, donde los intereses sobre el bono de España a diez años, de referencia, se situaban bajo el umbral del 5%. En julio habían escalado a más de 7,5%, un nivel considerado insostenible.
El movimiento a la baja comenzó cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, anunció a fines de julio que haría "todo lo posible" para salvar el euro. El movimiento se acentuó cuando en septiembre presentó su programa de compra de obligaciones soberanas de los países en apuros, conocido como Outright Monetary Transactions (OMT).
Por otro lado, también, el Banco de Inglaterra tomó una decisión similar a la del BCE al mantener su tasa directriz en 0,5%, su mínimo histórico.