El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo su tasa directriz en 0,15%, un mes después de anunciar una ambiciosa batería de medidas con las que quiere alejar de la Eurozona el fantasma de la deflación.
El presidente del instituto emisor, Mario Draghi, reiteró que el BCE sigue alerta y volverá a actuar con medidas no convencionales si es necesario.
Al término de la reunión mensual de política monetaria en la sede del instituto en Fráncfort, el BCE mantuvo su tasa directriz de interés en 0,15%, el nivel más bajo de su historia.
Nadie esperaba un nuevo recorte tras la decisión de junio de reducir la tasa directriz de 0,25% a 0,15%.
Draghi prometió que las tasas de interés "seguirán en los niveles actuales durante un período de tiempo prolongado", y añadió que el consejo de gobernadores "es unánime en su compromiso de recurrir a instrumentos no convencionales dentro de su mandato, en caso de que sea necesario".
En la reunión de junio se decidió también llevar a terreno negativo la tasa de depósitos (-0,1%), aplicada a la liquidez que los bancos dejan por 24 horas en las arcas del instituto emisor.
Igualmente, el BCE prolongó la concesión de créditos ilimitados a corto plazo hasta mitad de 2016, y anunció nuevos préstamos a largo plazo a la banca.
Draghi aprovechó la conferencia de prensa para dar detalles sobre este último plan, llamado Tltro. Gracias a él, los bancos de la Eurozona podrán pedir prestado hasta un billón de euros a largo plazo al BCE.
De entrada, las entidades podrán pedir prestados 400.000 millones de euros a cuatro años en dos operaciones que tendrán lugar el 18 de septiembre y el 11 de diciembre próximos, precisó Draghi.
Más adelante habrá otras seis operaciones, entre marzo de 2015 y junio de 2016, en las que los bancos podrán obtener los 600.000 millones de euros restantes a largo plazo.
Los créditos serán muy atractivos, puesto que el coste dependerá de la tasa directriz de interés del BCE, actualmente en su mínimo histórico.
El objetivo es animar a los bancos a prestar más a las empresas y los hogares, con el fin de ayudar a reactivar de forma duradera una Eurozona cuyo crecimiento sigue siendo muy tímido.
Los bancos que no puedan demostrar que han utilizado ese dinero para prestarlo a "la economía real" tendrán que reembolsar antes, aunque aparte de esto no se prevén penalizaciones.
A través del crecimiento, el otro gran objetivo del BCE es alejar el riesgo de deflación, una baja generalizada y continua de los precios que desalienta el consumo y la inversión.
El bajo nivel de la inflación (0,5% en junio, muy lejos del objetivo del 2%) hace temer desde hace meses una deflación en la zona euro.
Aparte, Draghi anunció que el BCE ha decidido espaciar sus reuniones de política monetaria, que desde enero de 2015 tendrán lugar cada seis semanas, y no cada mes, como es el caso actualmente.
Otra novedad es que a partir de esa fecha se publicarán las minutas de cada reunión, tal y como hacen la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra.
"El BCE no puede y no debería actuar todos los meses", afirmó Draghi, que cree que "en la situación actual" las citas mensuales son "demasiado cercanas".
"La situación actual es mucho más compleja que hace unos años, y entre los mercados, los países y la opinión pública suscita la expectativa de que sepamos afrontar esta mayor complejidad", agregó.
El nuevo calendario de las reuniones de política monetaria será fijado el 16 de julio por el consejo de gobernadores y publicado justo después en el sitio web del BCE./AFP