Balas perdidas, en la impunidad | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Enero de 2014

ENFRENTAMIENTOS POR CONTROL TERRITORIAL, VENGANZAS, EXTORSIONES Y SICARIATO, CONTEXTO DEL FENÓMENO.

Aunque el fenómeno se incrementa con los tiros al aire, el fenómeno se encuentra ligado a la violencia organizada

Los niveles de judicialización e investigación criminal de los homicidios por balas perdidas siguen siendo muy bajos y la resolución judicial de casos es bajísima.

Así está consignado en un informe del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), especializado en estudios sobre conflictos armados, violencia armada y desarrollo.

Aunque el fenómeno se incrementa con los tiros al aire en las fiestas de fin de año, las cifras totales muestran que el fenómeno se encuentra ligado a la violencia organizada: enfrentamientos armados por el control del territorio, las venganzas, las extorsiones o el sicariato.

Tras resaltar que las principales víctimas de las balas perdidas son los niños y las mujeres, Cerac consideró que el manejo de armas por la sociedad civil es uno de los principales factores que se debe regular para prevenir este fenómeno.

Entre enero de 1990 y noviembre de 2013, se registraron 2.969 afectados de balas perdidas en el territorio nacional. De estas, el 27,5 por ciento (818) recibieron heridas letales y el 72,4 por ciento (2.148) fueron víctimas de heridas no letales, según el informe.

Entre enero y noviembre del año pasado, se registraron 95 víctimas de ‘balas perdidas’, donde el 34 por ciento (32) han sido víctimas letales frente al 66 por ciento (63) de víctimas no letales.

Se presentó una disminución de un 38 por ciento en las víctimas respecto al mismo periodo del año anterior. A su vez, el porcentaje de víctimas letales de balas perdidas disminuyó alrededor de 59 por ciento.

 

Fenómeno de balas perdidas

El fenómeno de balas perdidas se define como: aquella bala disparada intencionalmente que ocasiona daños letales o no letales a una persona diferente a la que es el objetivo de quien acciona el arma de fuego.

En Colombia, la proliferación de armas de fuego y su mal uso, principalmente en entornos urbanos, continúa generando sustanciales daños. De todas las formas de violencia con armas de fuego la violencia por balas perdidas es la más injusta: su carácter es puramente aleatorio, afectando de manera desproporcionada a los más inocentes.

Cerac ha venido monitoreando los casos de balas perdidas en Colombia que se reportan en medios de comunicación, por parte de organizaciones sociales y por las mismas víctimas, a través, por ejemplo, de las redes sociales.

Según el informe, la violencia por balas perdidas continúa: en el periodo referenciado (enero-noviembre de 2013) se registraron 95 víctimas, de las cuales fueron 32 letales.

Se ha presentado una importante reducción de las muertes por balas perdidas durante el 2013 del 59 por ciento; en contraste con el aumento del 1,6 por ciento el total de la violencia homicida hasta octubre.

El patrón es cada vez más aleatorio: los menores y las mujeres cada vez aportan más víctimas. En 2013, 55 víctimas fueron menores de 18 años y 47 víctimas fueron mujeres.

Las disputas entre grupos de crimen organizado y grupos armados de jóvenes en entornos urbanos son el principal contexto en el cual se presentan estos casos.

Los niveles de judicialización e investigación criminal siguen siendo muy bajos y la resolución judicial de casos es bajísima.

El registro de las víctimas en Colombia

La línea de investigación de Violencia Armada y Desarrollo del Cerac lleva a cabo un proyecto de registro y medición del fenómeno de las balas perdidas en el país. Con este fin ha construido una base de datos a partir de información publicada en medios de comunicación, recopilada por investigadores de Cerac e información provista por la Policía Nacional de Colombia. Esta base de datos, constituye la primera consolidación de datos de esta naturaleza en el país.

La base de datos cuenta con registros sobre víctimas de balas perdidas desde 1929, sin embargo, desde 1990 se consolida como una base de datos completa. Ahora bien, los datos entregados por la Policía Nacional están desde 2003 hasta el año 2011. Durante los dos últimos años, los datos corresponden únicamente a los hallados por investigadores de Cerac.

Este proyecto se desarrolló con el apoyo de Small Arms Survey, un proyecto de investigación independiente del Instituto Superior de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra, Suiza. El Small Arms Survey patrocina proyectos de investigación sobre el terreno e iniciativas de recopilación de información, especialmente en los Estados y regiones afectadas.

Caracterización de las víctimas

Contrario a la tendencia decreciente en el número de homicidios observada durante los últimos diez años, la cantidad de eventos de balas perdidas ha presentado una tendencia creciente hasta el año 2010, cuando alcanzó el punto máximo, para luego presentar disminuciones significativas durante los últimos tres años.

El fenómeno de balas perdidas impone una carga de violencia tremendamente injusta: la distribución de las víctimas de balas perdidas afecta a mayores y menores de edad por igual, a hombre y a mujeres sin discriminación alguna.

Desde 1990, el total de hombres víctimas de eventos de balas perdidas representa el 61 por ciento de los casos registrados (1.814 víctimas masculinas) frente al porcentaje de víctimas femeninas, 38 por ciento (1.124). Hasta noviembre de 2013, 55 casos correspondieron a víctimas de género femenino y 39 al masculino, un 58 por ciento y 41 por ciento respectivamente. En comparación con el mismo periodo de 2012, la participación de las víctimas mujeres en el total de víctimas de balas perdidas aumentó 9,2 puntos porcentuales, mientras que la de los hombres disminuyó 7 puntos porcentuales. Para comparar, nótese que, en promedio, las víctimas mujeres del homicidio son del 8 por ciento del total.

La naturaleza frágil de los menores y su incapacidad de protegerse frente a una situación de riesgo puede ser uno de los factores que explique el alto nivel de victimización que exhiben en esta problemática. De los datos recopilados desde 1990, el 35 por ciento (1.095 casos) hace referencia a víctimas menores de edad. Durante 2013 (hasta noviembre), este porcentaje se ha incrementado alcanzando el 49 por ciento de los casos (47 víctimas), sin embargo, es una reducción del 30 por ciento respecto a los de menores de edad que fueron victimizados durante el mismo periodo del año pasado.

Según los registros, en los últimos 23 años, los grupos de edad que concentra el mayor número de víctimas (letales o no letales), son los de las personas entre los 10 y 19 años de edad y entre los 20 y los 29.

 

Temporalidad de la victimización

Al agregar los años desde 1990 hasta noviembre de 2013, se encontró que los meses en los que ocurren un mayor número de incidentes relacionados con balas perdidas en el país son enero, con el 13 por ciento de los eventos (377); diciembre, con el 11 por ciento (325), y, noviembre, con el 9 por ciento (264), información que es consistente con la presencia de disparos al aire de “celebración” durante estas épocas festivas.

Geografía de la victimización

Geográficamente, se han registrados víctimas de balas perdidas en 31 departamentos del país y 295 municipios. Desde 1990, los departamentos que registran un mayor número de eventos son Valle del Cauca (708), Antioquia (499) y Atlántico (402).

Hasta noviembre de 2013, dentro de los departamentos en los que se registraron eventos, los que presentaron una mayor tasa de victimización fueron Caldas y Bogotá D.C., con tasas de 0,5 víctimas de balas perdidas por cada 100.000 habitantes frente a Nariño, Cauca, Cesar, Sucre y Córdoba con tasas de 0,1.

Municipalmente, durante 2013, dentro de los municipios donde se registraron eventos durante ese año, los que presentaron los mayores niveles de victimización por balas perdidas fueron: San Luis (Antioquia), con una tasa de 9 víctimas por cada 100.000 habitantes; Toro (Valle del Cauca), con 6 víctimas por cada 100.000 habitantes; y San Martín (Meta), con 5 víctimas por cada 100.000 habitantes. Vale la pena anotar que estos municipios no registraron víctimas por balas perdidas durante los tres años anteriores.

A su vez, los municipios que exhibieron menores tasas de victimización fueron Bogotá con una tasa de 0,1 víctimas por cada 100.000 habitantes, Valledupar (Cesar) y Pasto (Nariño) con 0,2 víctimas por cada 100.000 habitantes cada una. Respecto al mismo periodo durante el año 2012, tanto Bogotá como Valledupar presentaron leves reducciones en la tasa de victimización.

Consecuencia del problema

El manejo de armas por la sociedad civil es uno de los principales factores que se debe regular para prevenir este fenómeno. La regulación y el control estricto a la tenencia, al porte y al uso de las armas de fuego, junto con una mayor y mejor detección y judicialización de casos son estrategias que podrían evitar estas muertes inocentes y los daños causados a personas inocentes afectadas por este fenómeno.

Tipo de víctimas de balas perdidas por grupos de edad, con base en datos sobre violencia por balas perdidas en Colombia, integrada a casos de la Policía Nacional.

Contexto de victimización

Otra de las variables que fueron estudiadas, es el contexto dentro del cual se enmarcan los casos de balas perdidas. Durante el periodo referenciado de 2013 (enero-noviembre), se encontró que la riña entre pandillas es el contexto en el cual ocurren la mayoría de los casos de victimización por balas perdidas, representando el 27 por ciento del total de casos registrados (26 casos, de los cuales 10 fueron víctimas letales). Los dos contextos más comunes que le siguen, fueron las víctimas colaterales de acciones sicariales (el 20 por ciento, 18 casos) y de riñas entre personas (el 13 por ciento, 12 casos). Cabe anotar que las fuentes no suelen reportar el contexto de la agresión y, por lo tanto, el 24 por ciento (23) de los casos registrados durante este año, carecen de esta información.

A partir de estos datos se puede observar que este fenómeno se encuentra ligado a la violencia organizada. Los dos principales contextos en los cuales hay victimizaciones, están relacionados con actividades realizadas por grupos de criminalidad organizada, como lo son: los enfrentamientos armados por el control del territorio, las venganzas, las extorsiones o el sicariato. Diferentes estudios realizados en otros países atribuyen normalmente este tipo de victimización a disparos al aire hechos con motivo de celebración, sin embargo esto se contradice en el caso colombiano, en el cual para el 2013, el registro de víctimas ocasionadas por disparos al aire, representa el 8 por ciento del total (8 casos).

Respecto a los victimarios de estos eventos, durante lo corrido del año, se ha registrado que los individuos responsables de las victimizaciones han pertenecido a los siguientes grupos: delincuencia un 29 por ciento (28 casos), neoparamilitarismo 23 por ciento (22 casos), civiles 18 por ciento (17 casos) y Policía Nacional 2 por ciento (2 casos). No obstante, en el 27 por ciento de los casos, el responsable es desconocido. Respecto al mismo periodo del año pasado, el porcentaje de victimarios relacionados con la delincuencia disminuyó un 65 por ciento, mientras que los pertenecientes al grupo población civil aumentó el 30 por ciento.

Desde 1990 hasta noviembre del año pasado, se tuvo que el porcentaje de casos en el que se desconoce la naturaleza del victimario es del 80 por ciento (2.393). A pesar de esto, los casos que a partir ese año registran la naturaleza del victimario muestran un resultado que va en línea con los datos de 2013. La delincuencia es el grupo que prevalece en el 11,8 por ciento de los casos (351). A este le siguen civiles con una participación del 4 por ciento (116) y con un 1 por ciento cada uno, las Farc (26 casos), grupos neoparamilitares (25 casos) y la Policía Nacional (22 casos). No obstante, es importante recalcar una vez más, que un alto porcentaje de los eventos carece de información relacionada con la identidad o el grupo al que pertenecen los victimarios.

Por último, de enero a noviembre de 2013, las fuentes reporta que sólo el 14 por ciento de los casos (13) están siendo investigados y únicamente 9 por ciento (8) de los victimarios han sido detenidos. En el 6 por ciento (6) de los eventos se desconoce la identidad del victimario y, según lo reportado por las fuentes, no se cuenta con información sobre el proceso de judicialización o investigación para el 67 por ciento (64) de los eventos de balas perdidas.

Vale la pena recordar que recientemente se penalizó el delito de disparos al aire, delito creado por la Ley 1453 de Seguridad Ciudadana en su artículo 18.