Bajo crecimiento económico frena empleo | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Minagricultura
Sábado, 17 de Junio de 2017
Redacción Economía

Si Colombia quiere desactivar la bomba social que se origina por el desempleo, debe buscar los mecanismos para lograr recuperar el ritmo de crecimiento, sostuvo la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF.

Un análisis del centro de estudios económicos sobre el tema, señaló que la problemática laboral de la zona rural colombiana es aún más grave que la urbana, así las cifras den la falsa sensación de lo contrario, y de allí la urgencia de dotarla de buena infraestructura secundaria y terciaria, si es que se quiere ser exitosos en el posconflicto, con cultivos diferentes a los del negocio del narcotráfico. Según ANIF, es primordial formular políticas encaminadas a acelerar la provisión de infraestructura; promover la investigación y los proyectos asociativos para producción a gran escala; y optimizar la distribución de la tierra mediante la flexibilización de las llamadas “Unidades Agrícolas Familiares”.

 

Desempleo estático

La tasa de desempleo nacional ha permanecido relativamente constante en un 10,2% hasta abril de 2017, pese a la preocupante desaceleración económica de 2016-2017.

Buena parte de esa resiliencia del mercado laboral se explica por ese “pleno empleo rural”, donde en el agro colombiano supuestamente el desempleo tan solo ha venido bordeando un 5,8%.

Pero allí mismo sorprende que el desempleo “urbano”, en cambio, venga promediando un preocupante 11,4%, incrementándose en medio punto porcentual respecto del mismo período del año anterior.

Usualmente, la tasa de desempleo “urbano” en Colombia ha estado asociada a lo que ocurre en las 13 principales ciudades del país, la cual representa solo el 50% de la Población Económicamente Activa, PEA.

Sin embargo, los censos del DANE indican que la población urbana del país bordea el 80% del total. Así, faltaría por incluir en los referentes de desempleo urbano a ciudades tan importantes como: Armenia, Valledupar, Neiva, Tunja y Santa Marta, entre otras.

Al hacerlo se encuentra que, en realidad, el verdadero desempleo urbano ha venido promediando un 11% en lo corrido del año hasta abril de 2017, cifra marginalmente inferior al 11,4% de las 13 ciudades.

Lo preocupante de esta consolidación de la cifra de desempleo urbano es que se ha mantenido por encima del 10% en los últimos años, evidenciando que Colombia continúa siendo el país de América Latina, entre los grandes, con las mayores tasas de desempleo.

 

De otra parte, el mercado laboral rural de Colombia tan solo representa un 20% de la PEA y sistemáticamente muestra “pleno empleo”, con tasas de desempleo bastante estables en el rango del 5%-6%.

Este resultado, a juicio de ANIF, es bastante contraintuitivo, porque el crecimiento del agro ha promediado niveles de solo el 2,4% anual durante 2010-2016, prácticamente la mitad del 4% registrado por toda la economía; y el sector rural registra tasas de informalidad del 90%, según la propia OIT, mientras que a nivel nacional la informalidad se ubica cerca del 60%.

El índice de Subempleo Objetivo ANIF, SOA, para el sector rural, incorporando las cifras de informalidad de la OIT, se encuentra que el SOA rural alcanza un 84,2% en lo corrido del año a abril de 2017.

Esto implica que la informalidad SOA rural supera ampliamente el registro nacional del 47% y  el subempleo rural subjetivo, 27% y el objetivo, 8,3% calculados por el DANE. Además cabe anotar que la Tasa Global de Participación rural es particularmente baja.

Son estos factores los que explican ese “espejismo” del pleno empleo rural en Colombia, el cual artificialmente hace creer que la problemática del desempleo en el país es ver cómo se reduce el 9%, cuando en realidad el 80% de la masa trabajadora de Colombia enfrenta tasas de desempleo estructural del 11%.

Dicho de forma simple: en el sector agrícola colombiano las personas no buscan empleo o bien porque son muy viejas para ofrecerse, o bien porque sus potenciales trabajadores están “desalentados” para hacerlo, o porque ya están “empleados” en la ilegalidad de los cultivos ilícitos.