Los diputados del Bundestag aprobaron por amplia mayoría este lunes el último plan de ayuda a Grecia, pero crece la bronca sobre el aumento de los fondos de los cortafuegos y en el gobierno se empiezan a oír voces a favor de la salida del país heleno de la zona euro.
En total, 496 diputados de los 591 presentes votaron a favor del nuevo plan de ayuda definido la semana pasada por los ministros de Finanzas de la Eurozona, lo que permitirá a la jefa del gobierno, Angela Merkel, ratificar esta ayuda en la cumbre del jueves en Bruselas.
"Los riesgos de dejar caer a Grecia son incalculables", advirtió Merkel al inicio de la sesión extraordinaria de la cámara baja del Parlamento, aunque reconoció que "la vía que se abre ante Grecia (es) larga y sin duda no exenta de riesgos".
"Esto también se aplica para el nuevo programa, nadie puede garantizar su éxito al 100%", agregó, antes de reconocer no obstante que cualquier otra vía sería "irresponsable".
La nueva ayuda a Atenas --130.000 millones de euros en créditos-- se hará a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), establecido en 2010, por lo que necesita dinero fresco aportado por los Estados.
Dos de los tres partidos de oposición, el SPD socialdemócrata y los Verdes, dieron su apoyo a la moción presentada por el gobierno, como en las dos votaciones precedentes sobre el euro.
El escrutinio detallado de los votos es esperado un poco más tarde y permitirá identificar a los "disidentes", pertenecientes a la mayoría (conservadores CDU/CSU y liberales del FDP) que votaron en contra o se abstuvieron.
En cambio, en contra de lo que habían indicado varias fuentes la semana pasada, la moción sobre el rechazo al aumento de la contribución alemana a los mecanismos de ayuda futuros desapareció del orden del día.
La retirada de esta moción, que los partidos afectados intentaban minimizar el lunes, se produce después de la reunión de los ministros de Finanzas del G20 en México el fin de semana, donde creció la presión sobre Berlín para que se aumente el cortafuegos europeo, el MEDE que entrará en vigor este año.
No obstante, a lo largo del fin de semana, las declaraciones de unos y otros han advertido al gobierno contra la tentación de abrir más grifos.
"Tenemos que dejar claro el hecho de que no se puede poner el dinero de los contribuyentes en la mesa infinitamente", declaró el presidente del grupo parlamentario FDP Rainer Brüderle al diario Wall Street Journal.