La madre de siete de los ocho niños muertos en Cairns, al norte de Australia, fue acusada formalmente de asesinato, según anunció este domingo la policía, una nueva tragedia que conmueve al país.
La mujer, de 37 años de edad, fue inculpada ante su cama en el hospital, declaró la policía de Queensland en un comunicado.
Los cadáveres de los ocho niños fueron encontrados el viernes en su casa del barrio de Manoora en Cairns, en el noreste tropical australiano, por su hermano mayor.
Se trata de cuatro niñas de 2, 11, 12 y 14 años de edad, la última de éstas sobrina de la acusada, y cuatro varones de 5, 6, 8 y 9 años.
La familia pertenece a la comunidad indígena del estrecho de Torres, población autóctona originaria de las islas cercanas a las costas del estado de Queensland.
La mujer había sido encontrada con heridas de arma blanca, por lo que fue sacada del domicilio en camilla y hospitalizada.
La policía no reveló las causas de la muerte de las víctimas. Actualmente hay varias pistas en estudio, incluido que los niños hayan sido asfixiados, explicó.
"La consideramos (la asfixia) y es por ello que esto toma su tiempo", dijo a la prensa Bruno Asnicar, uno de los investigadores del caso.
- Memorial improvisado -
Antes, la policía había revelado que se habían encontrado cuchillos en la casa donde ocurrió la tragedia. Las autopsias están aún en curso, pero los resultados no se conocerán antes del domingo de noche (hora local) como muy pronto.
La identidad de la familia no fue dada a conocer por razones culturales, puesto que en la cultura indigena local los nombres de los muertos no deben revelarse.
Este drama ocurrió pocos días después de la sangrienta toma de rehenes en un café de Sídney que se saldó con tres muertos, dos de los retenidos y su secuestrador, por lo que Australia se ha visto particularmente conmovida. El primer ministro, Tonny Abbott, llamó a los australianos a una comunión nacional en estos "días difíciles".
Un memorial improvisado fue levantado en un parque cercano a la escena del crimen, adonde numerosos habitantes de la ciudad llevaron flores, encendieron velas o dejaron osos de peluche en homenaje a los niños.
Parientes y amigos de la familia se acercaron el domingo para rezar en el lugar.
Un hombre, presentado por el grupo de prensa Fairfax Media como el padre de tres de los niños, gritaba su dolor. "¡Mis bebés, mis bebés...!", lloraba.
El padre de la mayor de las víctimas también mostró su dolor. "La última vez que la vi, ella me abrazó", explicó a Fairfax. "Me dijo que me quería y me pidió 100 dólares australianos (unos 66 euros). Le dije que se los daría el sábado, día de su cumpleaños. Mi hija era bella", añadió.
Una pareja de vecinos describió al barrio de Manoora como difícil, marcado por el alcoholismo y la violencia.
Pero el portavoz de la policía consideró que las dificultades del barrio no fueron la causa del drama. "No voy a intentar pretender que el barrio no haya conocido problemas en el pasado", señaló. "Pero con mi equipo no consideramos esta cuestión como una pista para la investigación", añadió.