El servicio de basuras de Granada trabaja "ininterrumpidamente" para limpiar las calles de esa turística ciudad del sur de España tras desconvocar una huelga contra las medidas de austeridad iniciadas hace 13 días y durante la cual se acumularon más de 2.000 toneladas de desechos.
Cientos de empleados de la empresa Inagra, concesionaria del ayuntamiento para la recogida de las basuras, iban a trabajar "ininterrumpidamente (...) hasta que se termine de limpiar todo", afirmó una fuente de la compañía, previendo que la ciudad recupere la normalidad "dentro de un par de días".
Cajas de cartón, bolsas de basura, restos de comida, juguetes rotos: los desechos se acumulaban desde el 7 de enero en las vías de esta ciudad famosa por su Alhambra, una joya del arte islámico y el monumento más visitado de España.
A pocos metros de la fachada barroca de la catedral y al pie de las palmeras de las plazas adyacentes, se amontonaban los desechos. La situación era especialmente grave en barrios periféricos y junto a los mercados.
Más de 2.000 toneladas de residuos se amontonaron en las calles llevando "al ayuntamiento a advertir de la posibilidad de recurrir a la Unidad de Emergencias del Ejército" si el conflicto se agravaba, informó el sindicato UGT.
Los 540 trabajadores de Inagra protestaban por la decisión de la empresa de bajar un 5% su salario, ampliar su jornada laboral y reducir los días de descanso anual.
"La raíz del conflicto se encuentra en el ajuste de 3,3 millones de euros que la empresa Inagra dice haberse visto obligada a hacer entre 2012 y 2013 debido a la reducción del canon por parte del Ayuntamiento de Granada", explicó UGT en un comunicado.
Sin embargo, el sábado por la noche desconvocaron la huelga tras llegar a un acuerdo para reducir los salarios en un 2,5% en 2013 -aumentándolos 0,75% en 2014- a cambio de un incremento laboral para los empleados con contratos parciales.
"A nadie le gusta que le bajen el sueldo pero a cambio se consigue más estabilidad para otros compañeros que están en situación más precaria", declaró a los periodistas el representante de los trabajadores Eduardo Aragón.
Asfixiados por la crisis y la exigencia de reducir el déficit, los ayuntamientos, igual que los gobiernos regionales y el gobierno central español, no cesan de recortar sus presupuestos, lo que provoca un creciente malestar social.