Eric Zemmour, la piedra en el zapato electoral de Le Pen | El Nuevo Siglo
ERIC ZEMMOUR, con un discurso radical y gran manejo mediático se convierte en una opción electoral para los franceses
Foto archivo AFP
Martes, 30 de Noviembre de 2021
Redacción internacional con AFP

MÁS QUE seguir eclipsada por su discurso, a la líder de Agrupación Nacional (otrora Frente Nacional) de Francia, Marine Le Pen, le quita el sueño que Éric Zemmour además de frustrarle su tercer intento por llegar al Elíseo sea la antesala de una ruptura definitiva en la extrema derecha.

Forjado en la televisión como polemista se ganó un espacio electoral, en detrimento de Le Pen, con un mensaje radical. Este outsider de la política acaba de lanzarse al ruedo, al oficializar su candidatura sin un gran partido detrás, pero con el convencimiento de que tiene una cauda que lo puede llevar una segunda vuelta electoral el próximo año.

Desde mediados de año, los sondeos sobre intención de voto registraron un inesperado ascenso de esta mediática figura, sin anunciar su candidatura. Ahora, con una visión de Francia de "hombre blanco, heterosexual y católico", Zemmour busca seguir ganando adeptos para, según sus palabras, alcanzar la presidencia y "salvar" una "identidad francesa", la que alerta está en peligro por la migración y el islam, temas obsesivos que le han valido dos condenas.

"He decidido tomar nuestro destino en mano" para "salvar al país del trágico destino que le espera. Ya no es momento de reformar Francia, sino de salvarla", aseguró Zemmour en un video, luego de presentar un panorama desolador, casi que “apocalíptico”, como es su estilo.

La candidatura de este controvertido y mediático escritor superventas, de 63 años y sin trayectoria política, era un secreto a voces, pero se produce precisamente cuando su progresión en los sondeos empieza a estancarse. Ahora se deberá medir el impacto que su candidatura tiene y sobre todo en la extrema derecha que en las elecciones anteriores cerraron filas en torno a su líder y dos veces aspirante presidencial, Marine Le Pen.

Las polémicas son lo suyo y como sus posiciones extremas han sido sus palabras y hasta gestos. El más reciente fue el pasado sábado en Marsella donde hizo un intercambio de gestos obscenos -dedo de en medio levantado- con una transeúnte. Y aunque después rectificó, considerando que fue "poco elegante", éste fue el colofón de una gira marcada por las polémicas, como cuando apuntó con un fusil a periodistas e indignó a los supervivientes de los atentados del 13 de noviembre de 2015.

En el video de lanzamiento, que aprovechando su dominio de cámaras y popularidad extendió por 10 minutos, trazó un paralelo visual con el llamado a la resistencia del general Charles de Gaulle en 1940 y apeló a las emociones de los ciudadanos.



En el mismo y pese a que la principal preocupación de los franceses es el poder adquisitivo, sus propuestas se centran en la inmigración, a la que considera artífice de un intento de acabar, a su juicio, con la "identidad francesa", a través del "gran remplazo".

"Ustedes se sienten extranjeros en su propio país", asegura Zemmour en el video, en el que entremezcla imágenes de la Francia de los "Treinta Gloriosos", los años de crecimiento económico posguerra, con videos de violencia y migrantes.

Este hombre, cercano a dirigentes iliberales de Europa como el húngaro Viktor Orban, ya propuso un referéndum sobre la inmigración, suprimir la reagrupación familiar y prohibir que se den nombres extranjeros a los niños.

Sus propuestas más radicales suscitaron la indignación de la clase política, pero no impidió que sus temas protagonizaran el debate político y desplazaran este último hacia postulados de derecha y extrema derecha.

Fue así como Zemmour consiguió progresar en los sondeos, que auguraban hasta hace poco incluso su paso al balotaje con el favorito, y de lejos, el actual mandatario Emmanuel Macron. Sin embargo, los más recientes lo ubican en un tercer lugar, aunque no muy distante de Le Pen.

La candidatura de este polemista copó la atención política en el país galo pese a que se registraban otros hechos de gran impacto como la escogencia de la carta presidencial de Los Republicanos, entre cinco aspirantes.

Le Pen es más que consciente del impacto que ha tenido Zemmour en los últimos meses, al señalar que “ha sido para el desayuno, el almuerzo y la cena” de los franceses, pero también que de ahora en adelante la situación será distinta, porque los electores aguardan propuestas concretas, racionales y realizables.

 La candidata del Frente Nacional admitió que “la forma que él ha monopolizado los medios de comunicación ha sido absolutamente extraordinaria” y ahora es otra opción de cara a los comicios que se realizarán en abril.

"Cuando se tiene experiencia, hay que dejar que amaine el temporal. Y el temporal está empezando a amainar", dijo la política de 53 años, para quien el apoyo a Zemmour sería temporal, mientras que el suyo sería permanente.

Tres encuestas distintas realizadas en los últimos 10 días indican que el polemista está perdiendo fuelle. Pero el resultado del duelo a la extrema derecha sigue siendo incierto, así como su impacto en la presidencial, que mantiene tiene al joven presidente galo como favorito.

Le Pen está convencida de que Zemmour ampliará el voto nacionalista de extrema derecha para la segunda vuelta, atrayendo a los tradicionales votantes de derecha, enfadados con la inmigración y la delincuencia, así como a los abstencionistas.

Paradójicamente el nuevo candidato ha ayudado a Le Pen con uno de sus principales objetivos desde que se hizo cargo de la Agrupación Nacional, el partido fundado por su padre Jean-Marie Le Pen en 2011.

La líder ultraderechista, que concurre a su tercera presidencial, tras haber perdido primero ante Sarkozy y luego Macron, ha buscado siempre presentarse como una figura más moderada y ha excluido a los racistas y antisemitas manifiestos -entre ellos su padre- de su movimiento.

Zemmour “crea cada día más divisiones" y "para dirigir un país, no se puede dividir de forma sistemática y completamente inútil", sostuvo recientemente Le Pen sobre su rival, que ya tiene dos condenas por incitación al odio.

El polemista espera en cambio que los votantes hartos prefieran sus opiniones más radicales, como que el islam es "incompatible" con Francia, y su imagen de recién llegado a la política, ante una Le Pen que moderó la suya.

Pero, más allá de esta nueva candidatura, Le Pen enfrenta otros retos en la batalla por el alma de la extrema derecha. Ni una sola encuesta la ha mostrado superando a Macron durante los cuatro años y medio de mandato del liberal.



Ultra de la "identidad francesa"

Zemmour se convirtió desde hace años en un rostro muy conocido para los franceses, pero la mayoría de ellos poco conocen sobre su origen y el por qué de sus posiciones extremas. Nacido en 1958 en el seno de una modesta familia judía de ascendencia, forjó su estilo agresivo y un discurso sin complejos en la televisión desde los años 2000.

Su popularidad llegó con la conocida emisión "On n'est pas couché", donde cada sábado por la noche de 2006 a 2011 encarna la opinión de derecha. Su presentador Laurent Ruquier lamentó más tarde haber dado ese escaparate mediático a sus ideas.

Pero su consagración llegó en 2019 cuando el magnate de los medios, Vincent Bolloré, le ofreció una emisión diaria en horario de máxima audiencia en su emisora CNews, que muchos comparan con Fox News y cuenta con unos 700.000 espectadores.

Fue así como tanto desde la pequeña pantalla o las ondas radicales no dudó en criticar a los delincuentes "negros y árabes", a los menores migrantes -"violadores", "ladrones"-, los "valores femeninos", la "propaganda totalitaria del lobby LGTB" y las "élites".

Diplomado de la prestigiosa universidad Sciences Po de París intentó sin éxito hasta en dos ocasiones acceder a la Escuela Nacional de Administración (ENA). Ese fracaso le llevó al periodismo y, como columnista y ensayista, cultivó una imagen de hombre letrado, enamorado de Francia e hijo de 'pieds-noirs' (franceses que abandonaron Argelia), que se integró y creció en las afueras de París.

Sus libros, desde "El primer sexo" -un ensayo que responde a "El segundo sexo" de Simone de Beauvoir y en el que critica la "feminización" de la sociedad-, suelen ser superventas. De "El suicidio francés" en 2014, vendió medio millón.

El representante de los ‘ultras’ debe centrarse ahora en la búsqueda de apoyos políticos y económicos para cimentar su aspiración presidencial y tendrá una primera prueba de fuego electoral en un mitin este domingo en la parisina sala de espectáculos Zénith, donde simultáneamente organizaciones de izquierda realizarán una marcha para “hacerlo callar”.