Brasil, a las urnas | El Nuevo Siglo
Viernes, 13 de Noviembre de 2020

* Municipales confirmarían giro a la derecha

* El gobierno de Bolsonaro pasa al tablero

 

 

El nuevo mapa político de Brasil, que ya en 2018 dio un giro a la derecha con la elección de Jair Bolsonaro como Presidente, se empezará a definir mañana de una manera más clara, según el resultado de los comicios municipales, cuya importancia es tal que, incluso, hay analistas que consideran que bien podrían ser la cuota inicial de la próxima contienda por la Jefatura del Estado, en donde no está claro todavía si habrá candidatura reeleccionista.

Así las cosas, los comicios de este domingo cobran una importancia relevante más allá de la cerrada competencia de los más de 576 mil  candidatos que buscan conquistar alguna de las 58.208 vacantes de concejal o las 5.568 alcaldías.

Obviamente la campaña ha estado marcada por tres elementos muy contundentes. De un lado, Brasil es el país latinoamericano más golpeado por el Covid-19, al punto que registra 5,7 millones de contagios y 163 mil decesos. En ese orden de ideas, si bien hay casi 150 millones de ciudadanos habilitados para sufragar por las autoridades locales, es posible que el temor a infectarse presione un aumento de la abstención. Incluso hay quienes sostienen que el alto o bajo flujo de votantes será una respuesta, positiva o negativa, a las tesis enfáticas del Presidente sobre un país que ante el coronavirus no puede permanecer encerrado y, por el contrario, debe seguir funcionando pese al impacto de la crisis sanitaria, obviamente aplicando los protocolos de bioseguridad.

En segundo lugar, si bien estos comicios municipales no se toman como un ‘termómetro’ del grado de aprobación o de crítica a la gestión de Bolsonaro, sí serán un instrumento de medición efectivo en torno a si el país seguirá girando a la centro derecha y las tesis y programas de corte conservador. Es claro que la escogencia de un exmilitar, con ideas radicales en varios aspectos, para dirigir los destinos de la nación en 2018 se dio, en primer lugar, como reacción a los escándalos de corrupción que carcomieron a la izquierda, principalmente al otrora todopoderoso Partido de los Trabajadores, de los expresidentes Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff. El primero terminó en la cárcel y la segunda destituida.

Para varios analistas si en los comicios locales de hace cuatro años la izquierda sufrió una derrota de grandes dimensiones, en los comicios de mañana el panorama podría ser peor, ya que sus candidatos en las principales alcaldías de capitales estatales y municipios de importancia no son favoritos. De hecho, las colectividades que podrían ganar más posiciones, ya sea en este primera vuelta o en la segunda (en aquellos lugares en donde el aspirante más votado no logre la mitad más uno de los apoyos) serán las ubicadas en el centro y la derecha, así no ganen los candidatos puntuales apoyados por Bolsonaro. De cumplirse este vaticinio de las encuestas y buena parte de los analistas, entonces Brasil habrá dejado atrás las accidentadas épocas en que la izquierda de Lula y compañía dominaban todo el panorama político nacional, regional y local. Un hecho que tendría fuertes implicaciones en el péndulo geopolítico latinoamericano, muy movido en los últimos años por cuenta de los comicios en Colombia, Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile o, la última, en Bolivia.

En tercer lugar, el mapa político que señalen los comicios de mañana o en la segunda vuelta (29 de noviembre) será clave para determinar la suerte del gobierno de Bolsonaro, quien si bien llegó al poder en 2018 bajo las banderas del Partido Social Liberal, se separó pronto del mismo y creó Alianza por Brasil, pero esta no ha sido institucionalizada formalmente. Para algunos analistas, no tener partido ni bancada propia es una estrategia que, a la larga, le ha servido al Presidente, sobre todo para poder sacar adelante una agenda de proyectos y programas -algunos muy radicales- que aunque tienen oposición parlamentaria cuentan, sin embargo, con un apoyo popular marcado en un país fuertemente polarizado en  materia política, económica, social y ambiental. Sin embargo, esa circunstancia también le ha generado al Gobierno sumar algunas derrotas en el Parlamento y ante otros factores de poder en el país.

Frente a todo lo anterior, más allá de que varios analistas sostienen que aún no está en juego la posibilidad de reelección de Bolsonaro, quien no ha completado ni la mitad de su mandato, lo cierto es que un mapa político más orientado a la centroderecha o la derecha será un escenario más propicio para el resto de su gestión y su futuro electoral.

Como se ve, los comicios de mañana tienen implicaciones de corto y mediano plazos para Brasil. Aún en medio de la pandemia, es claro que el mapa político está en juego.