La alimentación no solo se trata de lo que comen las personas, sino también de las sensaciones que desarrollan durante este proceso. Por esta razón es importante que se sea consciente en el momento de consumir algo y por eso surge la mindful eating o alimentación consciente, una alternativa para generar hábitos nutricionales a partir de los alimentos que realmente necesita el organismo.
Como lo explica el doctor Juan Carlos Alba, médico psiquiatra de la Universidad de Zaragoza, este proceso hace parte de una intervención psicoterapéutica llamada mindfulness o atención plena, que busca que las personas dejen de comer de manera instintiva y lo hagan de una manera centrada, teniendo consciencia de lo que consumen, la forma en la que lo hacen y las emociones y sensaciones que se generan en el cuerpo durante todo el proceso de alimentación.
El doctor Alba resalta: “La alimentación consciente contempla diferentes variables. En primer lugar, es el proceso psicológico, es decir, todo lo que está detrás de los pensamientos que tienen que ver con las comidas, el proceso de alimentarse y la selección de los alimentos. La siguiente variable es la conducta: ¿cómo puedo modificar mi comportamiento frente a la ansiedad que me produce la acción de comer? Y como ultima variable, encontramos el tema fisiológico, que consiste en poder determinar los grados de satisfacción que me produce la acción de comer. Lo importante dentro de la alimentación consciente no es la meta, sino el proceso que se vive día a día”.
En este sentido, este proceso si bien no tiene como interés recomendar una dieta estricta a las personas, para los especialistas en nutrición resulta fundamental que las personan aprendan a identificar los cuatro tipos de alimentos que existen, de modo que puedan establecer las porciones adecuadas de cada uno de ellos y así tener una alimentación más balanceada.
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Por un lado, están los frescos y naturales, como las frutas y verduras; otro de los grupos son los ingredientes naturales, que mejoran el sabor y la apariencia de las comidas, como los aceites sin procesar, las almendras y especias como el orégano y el curry; los alimentos mínimamente procesados, que no cambian su estado natural pero que tuvieron una pequeña transformación para ser almacenados, como los congelados, el atún y los jamones; y finalmente los ultraprocesados, que cuentan con conservantes y preservativos.
A continuación se presentan 10 consejos desarrollados por especialistas para llevar su proceso de alimentación a un nuevo nivel de entendimiento y conexión entre los alimentos y las necesidades de su cuerpo:
- Disfrutar el proceso y conectarse con los alimentos, prestándoles mucha atención a los aromas, gustos, sabores, texturas y temperaturas.
- Sentirse: evite comer caminando o parado frente al refrigerador.
- No darles importancia a muchas cosas a la vez: por ejemplo, ver televisión, usar su teléfono inteligente, escuchar radio, leer, etc. Una buena alimentación necesita plena concentración.
- Comer despacio: al hacer esto aparecerá una sensación de saciedad después de unos 20 minutos de empezar a comer. De igual forma, dejar el tenedor en la mesa cuando se mastica la comida, esto permitirá comer más lento y estar más atento.
- No pelear contra los antojos: hay que reconocer y reflexionar si son deseos extraños o hábitos y si existen formas más saludables de compensarlos. Ignorar los antojos solo los hace más fuertes.
- Comer la comida favorita al final: la memoria recuerda la última mordida como la mejor, por lo que es menos probable que se quiera seguir comiendo.
- Meditar y emocionarse con el plato que se está elaborando.
- No comer si no se siente hambre: no hacerlo por costumbre, por cumplir horario o por inercia.
- Enfocarse en la comida que nutre primero: eso dejará menos espacio en la mente para comidas vacías.
- Disminuir el tamaño de las porciones y evitar saltarse comidas: usar platos más pequeños y comer solo una porción por comida. Así mismo, tratar de no saltarse las comidas, ya que esto solo hará que se tenga hambre acumulada.