Las paradojas de los ateos y los católicos | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Septiembre de 2021

“…Si viajáis por todo el mundo, podréis hallar una ciudad sin muros, sin casas, sin escuelas, sin puentes, sin leyes; pero una ciudad que no dé a Dios algún culto o adoración, nadie la vio, ni podrá verla jamás”, escribió el famoso de Plutarco.

La conciencia nos dice que hay un Dios. No hay efecto sin causa; ahora bien, todo se mueve y está perfectamente ordenado en el universo; pero este movimiento y orden necesitan un motor o un regulador, y éste es Dios. (Un aforismo repite: el mundo es un reloj y Dios es su relojero. Dios creó el mundo y la ciencia lo explica”. Napoleón decía: “Mis victorias hacen creer en mí; el universo hace creer en Dios”. Aristóteles afirmó: “Si desde toda la eternidad, no hubiera existido nada, nada existiría tampoco ahora. La nada, solo puede producir nada. Los seres no podrían darse la vida por “sí mismos”. Es imprescindible que existiere un ser eterno, para que les diera vida a los otros.”

La Constitución de 1863, por primera vez en Colombia, se negó a invocar a Dios el comienzo de este código, como fuente de inspiración y sabiduría.

Se hizo famoso Rojas Garrido con un demagógico discurso negando a Dios.

Expresó: “…Si Dios es espíritu, ¿cómo puede generar materia? La lógica enseña que, en efecto, es de la misma materia que la causa…De una yegua no puede salir un buitre…Si por esto me condenan, en el infierno me encontraré con Copérnico, Galileo y otros sabios…” Si para los ateos Dios no creó el mundo, ¿quién fue entonces el autor de esta maravilla?...

La Constitución del 63 trajo al país 15 guerras civiles y 32 revoluciones. Una exigua minoría encabezada por Alejandro Gaviria sostiene que son ateos. En lo más profundo de sus almas, ¿será cierto?

Giovanni Papini y numerosos pensadores ateos beligerantes, murieron adorando ardientemente a Dios.

Colombia es tierra de paradojas. A pesar de la riqueza ostentosa de la casta dominante, la inmensa mayoría muere de hambre y de miseria; somos un  país de leyes y tribunales extranjeros y de dirigentes ineptos, permitieron entregar la “mitad más grande de nuestro territorio”, a gobiernos foráneos; pregonamos la paz y llevamos casi un siglo de guerras devastadoras, se habla de honestidad y la corrupción más agresiva nos ha arrinconado; nación consagrada al Sagrado Corazón y de los gases, de palomas inofensivas y buitres feroces. En Colombia cabe todo; García Márquez, Fernando Botero y criminales con fama mundial, por sus atrocidades como Pablo Escobar.

Nietzsche escribió: “… No habéis oído hablar -comentó en la gaya ciencia- de un loco en pleno día corría por la plaza pública, llevando una linterna encendida y decía gritando sin cesar: “Busco a Dios”; como se hallaban allí reunidos los que creen en Dios, su grito provocó risas y carcajadas. Se ha perdido, ¡oh!. Decía uno. Se ha extraviado como un niño, expresó el otro. No, Dios está escondido murmuró una dama… El loco saltó al medio y atravesó con una mirada al público y afirmó. Os voy a decir dónde está Dios. Vosotros y yo lo hemos experimentado. Todos somos su asesino. ¿Cómo hemos vaciado el mar? ¿Por qué nos comportamos como panteras? ¿Qué pasó con la fraternidad y la convivencia? ¿No oímos a los sepultureros que enterramos a Dios?”.