Los misiles de Maduro | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Agosto de 2020
  • Amenaza creciente a nuestra seguridad nacional 
  • Colombia debe acudir a instancias internacionales

 

El jueves pasado Colombia denunció, por intermedio del presidente Iván Duque, que el gobierno dictatorial de Venezuela estaría interesado en la compra de misiles de mediano y largo alcance a través de Irán. Si bien no es la primera vez que el Ejecutivo de nuestro país pone sobre el tapete la carrera armamentista en que está imbuido el mandato chavista y las billonarias sumas que Caracas ha invertido en los últimos años adquiriendo aviones de combate y equipamiento militar con tecnología de punta, sobre todo a Rusia y China, y ahora posiblemente a Irán, el hecho de que el gobierno Duque ponga sobre el tapete, otra vez, esta amenaza para la seguridad nacional colombiana no puede reducirse a un capítulo más dentro de la larga cadena de choques verbales entre ambas administraciones, sobre todo después de que Bogotá, a comienzos del año pasado, reconociera a Juan Guaidó como el mandatario legítimo de Venezuela, al igual que lo hacen más de cincuenta naciones en todo el planeta.

¿Qué tipo de misiles quiere comprar la dictadura a Irán? ¿Cuál es su alcance? ¿En qué lugares de Venezuela se van a instalar? ¿Pueden representar un riesgo para instalaciones de la Fuerza Pública o civiles en nuestro país?... Esas y muchas otras preguntas surgen a raíz de la denuncia de Duque y, más aún, frente a la reacción de Maduro, quien lejos de negar tajantemente la acusación, decidió validar el señalamiento sobre la compra de los misiles. "Venezuela no tiene prohibición de comprar lo que necesite (...) y si Irán tiene posibilidades de vendernos una bala o un misil, y nosotros tenemos posibilidades de comprarlo, ¡buena idea, Iván Duque!, aprobado, lo voy a hacer, lo vamos a hacer entonces, vamos a ver, hay que estudiarlo", dijo el cuestionado jefe del régimen dictatorial.

Algunas voces en nuestro país consideran que a Maduro no hay que prestarle mayor atención y que incluso muchas de sus descargas discursivas contra Colombia y la persona del Presidente de la República no pasan de ser simples y delirantes bravuconadas, propias de una satrapía que se ve cada vez más debilitada por el agravamiento de la crisis interna y el cada vez más estrecho cerco político, económico y diplomático internacional. Sin embargo, hay otros expertos y sectores nacionales que advierten que, precisamente por esta última circunstancia, es que el régimen dictatorial se torna más peligroso en estos momentos y sería capaz de cualquier acción con tal de neutralizar las fisuras y temores cada vez más visibles al interior del propio chavismo, varias de cuyas principales cabezas empiezan a pensar en su inmediato futuro ahora que la justicia de Estados Unidos les libró orden de captura y ofrece millonarias recompensas por información que contribuya a su detención. A ello se suma que la propia oposición venezolana está denunciando que el régimen chavista estaría buscando forzar un punto de crisis de alto impacto con el único objetivo de avivar la presunta cruzada ‘anti-imperialista’ en sus bases populares y que estas se manifiesten masivamente en los polémicos comicios parlamentarios programados para diciembre próximo. Miraflores quiere demostrar a cualquier precio ‘fortaleza’ política en esas elecciones como una fórmula para quitarle piso a la decisión de los partidos antichavistas de no participar en dicha cita a las urnas por considerar que su convocatoria es ilegal y se orquesta un fraude de marca mayor. No en vano la comunidad internacional ha advertido que no le reconoce ningún tipo de legitimidad a esta nueva movida de Maduro.

En vista de ello, no estaría de más que Colombia, de nuevo, acuda a instancias internacionales para denunciar el alto riesgo que significa el armamentismo venezolano para la seguridad nacional de nuestro país, más aun estando probado que el régimen dictatorial alberga y protege a la guerrilla del Eln y las disidencias de las Farc en su territorio, y que desde allí ordenan acciones armadas y terroristas a sus facciones en suelo colombiano ¿Si se comprobara la compra de los misiles, qué garantiza que algunos de ellos no sean suministrados subrepticiamente por las fuerzas chavistas a algunos de esos dos grupos armados ilegales para perpetrar un ataque de alto calibre en nuestra nación?

La OEA, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o una citación de emergencia al Órgano de Consultas en aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) son algunas de las opciones que están sobre la mesa para la Casa de Nariño y la Cancillería. Como se dijo, si bien Maduro no hay día en que no acuse a las autoridades de nuestro país de presuntos complots y estratagemas para asesinarlo o sacarlo del poder por la fuerza, la cada vez más difícil coyuntura de la dictadura aumenta su peligrosidad y el riesgo de que proceda a alguna locura.