Guerra en Ucrania: 5 flancos en seis meses de conflicto | El Nuevo Siglo
Hombres armados ucranianos disparan un obús M777 fabricado en EE.UU., desde su posición en la línea del frente en la región de Kharkiv a comienzos de agosto.
AFP
Sábado, 13 de Agosto de 2022
Redacción internacional

El mundo está a cortos 11 días para que se cumplan seis meses desde que Rusia incursionó por primera vez en territorio ucraniano en la que, se suponía, sería una guerra corta. La decisión del Kremlin de adelantar una ‘ofensiva especial’ en Ucrania, argumentando motivos de seguridad nacional puesto que Kiev tenía la intención de ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se basó en un hecho: esta sería una invasión militar relámpago.

No obstante, esta misma se convirtió rápidamente en una guerra de desgaste que no parece tener un punto final a corto plazo, y de esta confrontación se han derivado varios flancos que están reconfigurando el mundo.

  1. Las víctimas civiles

La última cifra disponible de víctimas la emitió la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) el pasado 10 de junio. De acuerdo con la organización, desde las 4 de la mañana del 24 de febrero, hasta las 24:00 de la noche del 9 de junio de 2022 (hora local), se registraron 9.585 víctimas civiles en el país: 4.339 muertos y 5.246 heridos. Las bajas militares de lado y lado varían, pero a la fecha no hay una cifra consolidada de cuántos soldados han perecido.

  1. Una guerra de desgaste

A pocos seis meses desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania es altamente incierta la posibilidad de que termine en el corto plazo un conflicto militar que no solo ha causado decenas de miles de muertos y heridos así como millones de desplazados, sino que tiene al mundo soportando un duro coletazo socioeconómico derivado de la drástica escalada inflacionaria, el encarecimiento de los hidrocarburos y la escasez de alimentos básicos y agroinsumos.

No se cumplieron las previsiones iniciales en torno a que esta guerra en el este de Europa duraría pocas semanas y terminaría cuando Kiev desistiera de ingresar a la OTAN. Por el contrario, el nivel de las hostilidades ha crecido mes tras mes y tiende a escalar este semestre.

Prueba de ello es que el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la ofensiva militar en Ucrania todavía no alcanza su máxima instancia y el ministro de Defensa advirtió que las operaciones podrían extenderse más allá de las zonas prorrusas de Donetsk, Lugansk y Donbás.



  1. Las sanciones económicas

Desde el comienzo de las confrontaciones el gobierno ucraniano de Volodimir Zelenski no solo urgió a Occidente redoblar sanciones a Moscú, sino que recibió más arsenales de armas, incluyendo sistemas de cohetes de alta precisión, drones, artillería de mediano alcance y municiones. Este apoyo ha permitido a las tropas locales recuperar terreno en algunas zonas y consolidar el blindaje a Kiev, aunque las tropas del Kremlin controlan la principal central nuclear ucraniana, que es la más grande de Europa.

En el marco de este semestre se agravaron las sanciones económicas, políticas, diplomáticas y de otra índole al gobierno Putin, tales como sus exportaciones, su sistema financiero, sus activos en el exterior, sus dirigentes, empresas y personas más acaudaladas del país.

Una de las más significativas se presentó el 2 de marzo, cuando la Unión Europea (UE) "desconectó" siete bancos rusos del sistema financiero internacional Swift. No obstante, dejó conectados a dos grupos financieros vinculados al sector de los hidrocarburos, ante la gran dependencia del gas ruso de países como Alemania, Italia, Austria y Hungría.

Todas estas, si bien han impactado fuertemente a Rusia, no han forzado a Moscú a reversar su ofensiva en Ucrania ni generado un alzamiento popular en su contra.

Y las últimas dos sanciones que barajó esta semana la comunidad internacional fue la del embargo europeo sobre el carbón ruso, que entró en vigencia el miércoles, sumándose a la prohibición de importar petróleo procedente de la potencia exsoviética que la Unión adoptó a comienzos de junio.

Por último, también con relación a las sanciones, el viernes la República Checa, que tiene la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE), consideró que una prohibición de visas para todos los viajeros rusos podría ser la próxima sanción del bloque contra el Kremlin.

"La paralización total de los visados rusos por parte de todos los Estados miembros de la UE podría ser otra sanción muy efectiva", dijo el ministro checo de Relaciones Exteriores, Jan Lipavsky, el pasado viernes.

Esta es una respuesta clara a la solicitud que hizo el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en forma insistente durante toda la semana a los países occidentales, de prohibir la entrada a todos los ciudadanos. "Visitar Europa es un privilegio, no un derecho humano", indicó el mandatario.

  1. La guerra energética paralela

Los recursos energéticos, en especial el gas, desde el inicio de la guerra en Ucrania se convirtieron en un arma económica exhibida en varias ocasiones entre Rusia y Europa. De hecho, el enfrentamiento bélico que comenzó el 24 de febrero provocó la disparada del precio del gas natural y del petróleo, por temor a cortes en el suministro.

El 22 de febrero de 2022, el canciller alemán Olaf Scholz anunció la suspensión del gasoducto Nord Stream 2, que unía Rusia y Alemania, como represalia por el reconocimiento oficial de Moscú de los territorios separatistas del este de Ucrania.

Este proyecto, centro de una batalla geopolítica y económica, enfrentó a Alemania (que importa de Rusia la mitad de su gas) con Estados Unidos y parte de los países europeos. También supuso una fuente de tensión entre Rusia y Ucrania, al que la construcción de Nord Stream 2 hizo temer la pérdida de los ingresos que obtiene por el tránsito del gas ruso por su territorio.

El 8 de marzo, el presidente estadounidense, Joe Biden, prohibió las importaciones de hidrocarburos rusos y el Reino Unido anunció el fin de las importaciones de energía rusa. Por su parte, la UE se puso la meta de reducir en dos tercios sus compras este año.

En respuesta, el 23 de marzo el presidente ruso, Vladimir Putin, prohibió a los europeos el pago del gas ruso en dólares o euros, como respuesta a la congelación de unos 300 mil millones de dólares de reservas en divisas en el extranjero de Rusia.

También anunció que los países "hostiles" consumidores de gas ruso debían abrir cuentas bancarias en entidades rusas para pagar sus facturas en rublos o de lo contrario se les podría cortar el suministro, y el 27 de abril el gigante ruso Gazprom suspendió sus envíos a Bulgaria y Polonia, miembros de la UE y la OTAN altamente dependientes del gas de Rusia.

El 21 de mayo Rusia cortó el gas a su vecina Finlandia, que también se negó a pagar en rublos y provocó la ira de Moscú al pedir su ingreso a la OTAN. Después les llegó el turno a Países Bajos y Dinamarca.

El 30 de mayo, los líderes de los 27 países de la UE acordaron reducir en cerca del 90% sus importaciones de petróleo ruso para finales de año, pero no quisieron imponer un embargo al gas de ese país. Y en el entretanto el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió a Europa "responder a esta guerra del gas", reforzando las sanciones contra Rusia.

  1. El riesgo nuclear

Por último, el quinto flanco de la guerra en Ucrania que esta semana volvió al centro del debate y de la opinión pública fue el de la amenaza de un accidente nuclear. La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa que se encuentra controlada por Moscú, se convirtió en un tema de preocupación internacional tras los bombardeos que sufrió esta semana y de los cuales se acusan mutuamente rusos y ucranianos.

Los recientes ataques llevaron a que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) alertara al mundo de un "riesgo real de desastre nuclear", advertencias que traen a la memoria el accidente nuclear de 1986 en la planta nuclear de Chernóbil, en la Ucrania soviética, que dejó cientos de muertos y provocó una nube radiactiva que se extendió por toda Europa por décadas.

La planta, que se encuentra cerca de la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014, fue conquistada por Rusia el 4 de marzo, en los primeros días de la invasión.

El OIEA afirmó en reiteradas ocasiones su voluntad de organizar una inspección de la planta, algo a lo que en un principio se opusieron las autoridades ucranianas, aunque recientemente se mostraron menos inflexibles./AFP-ENS-ONU