Héroes sanitarios | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Junio de 2020
  • Respaldo cerrado a quienes combaten Covid-19 
  • Acelerar apoyos económicos y de bioseguridad

 

“La valentía no es la ausencia de miedo, sino la fortaleza de seguir adelante a pesar del miedo”. Esta frase del escritor brasileño Paulo Coelho aplica en toda su significación a la labor que están cumpliendo médicos, enfermeras y demás personal del sistema de salud en Colombia en medio de la emergencia sanitaria más grave en las últimas décadas.

Fieles a su juramento hipocrático y al compromiso que asumieron cuando decidieron dedicar sus vidas a salvar y aliviar las de otros, decenas de miles de hombres y mujeres llevan más de tres meses en la primera línea de combate a la pandemia del Covid-19. Las 24 horas del día el personal sanitario evidencia su compromiso por sacar adelante a quienes están bajo su cuidado en los servicios de urgencias, consulta externa, atención domiciliaria, hospitalización y las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI). La mayoría ha tenido que alargar sus jornadas diarias, dividirse entre quienes se dedican a pacientes con el coronavirus y los que atienden el resto de las patologías. Incluso, en muchos casos ya no viven en sus casas y apartamentos para evitar el riesgo de contagiar a sus familias. Quienes tenían vacaciones y licencias las suspendieron para apoyar en estos momentos críticos, e incluso muchos estudiantes de Medicina que terminaron materias prefirieron graduarse, literalmente, por ventanilla y empezar a trabajar desde ya dada la urgencia epidemiológica.

No menos importante es la labor que cumplen paramédicos y demás personal de salud que a diario recorre los más recónditos sitios de nuestro país, atendiendo a las familias que no pueden ir  a los centros asistenciales. Y qué decir de quienes se encuentran en las calles de ciudades y municipios haciendo pruebas aleatorias para detectar a contagiados con este coronavirus. O de aquellos que trabajan en los centros de geriatría y ancianatos, cuidando a los adultos mayores, una de las poblaciones de más alto riesgo. Una labor tan loable como la que desarrollan los trabajadores de dependencias sanitarias en miles de empresas de distinto tamaño, a quienes les ha tocado encargarse de aplicar los protocolos y demás medidas de prevención y distanciamiento social ahora que muchos sectores productivos siguen reactivándose. Igual puede decirse de quienes atienden en las droguerías o son empleados de la industria farmacéutica y la cadena de suministros del sector salud así como del personal administrativo esencial en hospitales, clínicas, centros de salud y otras instancias, sin cuya presencia sería muy difícil que el servicio funcionara… Incluso, deben ser mencionados los equipos multidisciplinarios de científicos que están dedicados a desarrollar respiradores mecánicos y otros insumos médicos necesarios en medio de esta difícil coyuntura.

Paradójicamente, dadas las múltiples falencias del sistema de salud colombiano, una porción importante del personal sanitario venía de tiempo atrás con incumplimiento en sus salarios y otras garantías laborales, pero aun así decidieron seguir cumpliendo su deber. Incluso lo hacen pese a que no todos cuentan con el suministro de elementos de protección necesarios para evitar contagiarse del virus. Si bien es cierto que el Gobierno ha destinado en medio de la emergencia recursos billonarios para inyectar liquidez a las EPS, hospitales, clínicas y todo el sistema, al tiempo que implementa incentivos y apoyos al personal sanitario en materia salarial y de dotación de bioseguridad, todavía hay muchas deficiencias.

Sin embargo, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, el personal del sector salud ha seguido trabajando cada vez con más ahínco y compromiso, sobre a todo a medida que aumentan los contagios y las muertes por la pandemia. No en vano más de un millar de médicos, enfermeras y de otras labores sanitarias se han infectado en nuestro país y algunos han muerto.

Precisamente por todo lo anterior es que no se entiende qué pasa por la mente de las personas desadaptadas, irracionales e incluso ignorantes que amenazan y hostigan a los médicos, enfermeras y demás personal sanitario que está trabajando valiente y decididamente en el combate a la pandemia. Incluso ayer la indignación nacional llegó al límite por lo ocurrido a un médico intensivista de Soledad (Atlántico), a quien le enviaron coronas fúnebres y un sufragio a su sitio de trabajo y hasta a su residencia en Barranquilla. En cabeza del Presidente de la República se condenó el hecho y se urgió una rápida investigación para encontrar y judicializar a los culpables. Conmovió la reacción de todos los sectores del país respaldando a los “héroes” del sistema de salud. Una solidaridad que debe ir más allá de los aplausos y traducirse no solo en respaldo diario y en cada lugar posible al personal asistencial, sino también en que desde el Ejecutivo se acelere el apoyo financiero y logístico suficiente a quienes, como decía Coelho, vencen su propio miedo para seguir ayudando a los demás en estas horas aciagas de la patria.