Sindéresis legislativa | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Junio de 2023

* Aplazar las reformas, propuesta viable

* Una apuesta por la concertación real

 

 

En la actividad legislativa, como en muchas otras, la sindéresis es imprescindible. A hoy es innegable que la agenda de proyectos de ley y actos legislativos más importante se encuentra trabada. Faltando dos semanas para que finalicen las sesiones ordinarias, resulta evidente que la posibilidad de que esas iniciativas sean aprobadas es muy baja, incluso por más que el gobierno cite a sesiones extraordinarias a partir del 21 de junio.

De igual manera es imposible obviar que el gobierno no tiene hoy mayorías en las comisiones y plenarias de Senado y Cámara que le permitan acelerar el debate de reformas como las de salud, pensión y laboral. La bancada de centroizquierda, compuesta esencialmente por el Pacto Histórico y un sector de la Alianza Verde, no tiene los votos suficientes para imponer el avance de ninguna iniciativa, en tanto que las ubicadas en la franja de los independientes y la oposición pueden bloquear de forma permanente el trámite de los proyectos.

A lo anterior debe sumarse que hay una inocultable crisis de gobernabilidad, agravada en las últimas dos semanas por escándalos tan graves como el de las interceptaciones ilegales a las exempleadas de la hoy exjefa de gabinete, así como el halo de sospecha sobre la financiación de la campaña presidencial, tras las declaraciones del también exembajador de Colombia en Venezuela.

Y, como si fuera poco, el Ejecutivo registra sus más bajos índices de popularidad en los diez meses de mandato que, precisamente, se cumplen hoy.

Visto todo ello, aplicando ese principio de sindéresis mencionado y siendo claro que la mayoría de las bancadas coinciden en que se necesitan ajustes a los sistemas pensional, laboral y sanitario, deberían acogerse los llamados de distintos sectores parlamentarios, gremiales, políticos, institucionales y sociales a que se haga un alto en el camino en la discusión de las mencionadas reformas, de forma tal que se aproveche el receso legislativo para buscar un clima político más adecuado al debate de temas tan importantes para el país, sabido que la actual polarización se ha profundizado por efecto de los escándalos anteriormente reseñados.

Ese receso, igualmente, le daría la oportunidad al gobierno de, por fin, aplicarse a una verdadera concertación del alcance de los ajustes propuestos al sistema de jubilación, el régimen laboral y el esquema de prestación del servicio de salud. Como lo hemos reiterado en estas páginas, a diferencia de lo que suele advertir el gobierno en torno a que el Congreso se estaría oponiendo a las reformas, por el contrario, lo que se ha evidenciado en los debates es que los partidos de centro y centroderecha están de acuerdo en que se requiere una reingeniería normativa pero no en los términos de las propuestas impulsadas por el gobierno, que coincidencialmente se dirigen a revivir sistemas estatizados, cuya inviabilidad está suficientemente comprobada.

Si bien es cierto que varias colectividades independientes y de oposición, e incluso de la propia centroizquierda, han planteado la posibilidad de archivar los proyectos de reforma que están en primer y segundo debate, por considerar contraproducentes los articulados y ponencias, sus propios líderes han señalado que si la Casa de Nariño demuestra una verdadera voluntad de consenso para ajustar el alcance de los cambios, con miras a crear sistemas funcionales, sostenibles y modernos, volverían a la mesa de diálogo en busca de confeccionar proyectos que respondan a las verdaderas necesidades de los colombianos, sin sesgos ideológicos ni propuestas para revivir, como se dijo,  modelos de prestación de servicios y mercados laborales anacrónicos y fracasados.

Sin embargo, se reitera, todo depende de la voluntad real que evidencie el Ejecutivo, acorde no solo con las realidades políticas, sino con los diagnósticos serios y objetivos que se han hecho desde múltiples sectores en torno a los riesgos que implican las actuales reformas en trámite.

No se trata aquí de dividirse entre vencedores y derrotados. Por el contrario, lo que se busca es la suma de voluntades de todos los partidos para realizar los ajustes más pertinentes que se pueda a asuntos que son de primer nivel para todos los colombianos. Quizá, si la ciudadanía ve en las bancadas una voluntad real de lograr acuerdos, el clima de polarización en que hoy se encuentra el país podría disminuir de manera sustancial. Por ahora, entonces, lo importante es que se analice de forma sopesada y seria la posibilidad de aplazar todos los proyectos para la segunda legislatura, reiniciar o retomar debates de forma más tranquila y sin la presión del tiempo encima. Esa sería una verdadera evidencia de la responsabilidad legislativa que reclama la nación en estos momentos.