Tapabocas, adiós a un símbolo | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Abril de 2022

* La llamada fase pospandemia

* El camino hacia la plena reactivación

 

Mucho tiempo ha transcurrido desde aquel 12 de marzo de 2020, cuando el Ministerio de Salud decretó la emergencia sanitaria y se adoptó el uso obligatorio del tapabocas como principal medida de bioseguridad para disminuir el riesgo de contagio de covid-19. Hoy, 25 meses después, salvo algunas restricciones, las mascarillas dejarán de ser exigidas en los espacios, tanto abiertos como cerrados.

En efecto, a raíz del coronavirus, con sus graves secuelas económicas y sociales, como pocas veces la templanza nacional se puso a prueba para enfrentar el desafío sanitario (cuyo símbolo ha sido el tapabocas). En un tiempo récord, el Estado movilizó billonarios presupuestos para dotar al alicaído sistema de salud, capacitar su recurso humano, asistir con subsidios y programas extraordinarios a gran parte de la población vulnerable, mantener a flote las empresas y proteger el empleo, garantizar la seguridad alimentaria y financiar la más grande campaña de vacunación jamás puesta en marcha. Y al mismo tiempo, familias, empresarios y trabajadores supieron ponerse a tono, luego del impacto de las cuarentenas que significaron la abrupta venida a pique de la economía.

De allí que la suspensión del uso del tapabocas no solo signifique que el covid-19 pase a la fase endémica, sino que el país puede dar el banderazo hacia la llamada pospandemia. Y lo hace con muchos indicadores que comprueban que el ritmo de la reactivación económica y social ha sido importante.

Las cifras son esclarecedoras: tras descolgarse a -6,8 % en 2020, el Producto Interno Bruto colombiano creció 10,6 % en 2021, un rubro trascendental. Incluso, 2022 mantiene la misma dinámica, ya que, según el Índice de Seguimiento de la Economía (ISE), el aparato productivo creció 8,1 % a febrero y se espera que el primer trimestre esté por encima del 7 %. Todo ello mientras las agencias internacionales, así como el Banco de la República y el Gobierno, proyectan que este año se crecerá al 5,5 % en promedio, bastante por encima que en otras latitudes.

Por otra parte, esta semana el DANE informó que la pobreza monetaria, que a raíz de la crisis del coronavirus había pasado del 35,7 % en 2019 al 42,5 % un año después, retomó en 2021 la tendencia a la baja, situándose en 39,3 %. A ello se suma que la pobreza monetaria extrema, que estaba en 15,1 %, también cayó, cerrando el año pasado en 12,2 %. De igual manera, la pobreza multidimensional se redujo, ya que mientras en 2020 fue de 18,1 %, el año pasado, con el país ya en proceso de reactivación, cayó al 16 %, la mejor cifra en años.

Desde luego, no es para lanzar las campanas al vuelo, puesto que en esta materia es mucho lo que falta, pero es un indicativo de que se está haciendo énfasis en el sentido correcto, pese a obstáculos como los del paro y el prolongado vandalismo de 2021, que fracturaron la posibilidad de mejores indicadores cuando, por lo demás, ya se había cumplido el propósito de derogar la imprudente reforma del IVA.   

Asimismo, el índice de desempleo es otra noticia importante que coincide con el levantamiento del uso del tapabocas. En marzo, la tasa de desocupación laboral disminuyó al 12,1 % a nivel nacional. Si bien este indicador continúa por encima de los dos dígitos, no hay que olvidar que este rubro llegó a estar más allá del 21 %, en algún mes, lo que implicaba más de cinco millones de personas sin empleo en plena pandemia. Todavía no se ha salido de la crisis, pero hay que seguir por el mismo camino de proteger las fuentes de trabajo y crear más oportunidades.

De otro lado, motivo de honda preocupación es la carestía, que además tiene un gravoso origen mundial, pues en lo corrido del año el costo de vida ha crecido 4,36 % y en los últimos 12 meses 8,53 %. Esta circunstancia tiene a los colombianos afrontando una ola inflacionaria sin precedentes, fruto del coletazo económico de la invasión rusa a Ucrania y el cuello de botella mundial en las cadenas de suministro. Mientras el Gobierno ha activado distintas medidas para abaratar los víveres y agroinsumos, el Banco de la República ha subido los intereses. De hecho, el viernes los incrementó al 6 %, con el fin de restarle liquidez a la economía.

Todas las cifras anteriores coinciden, justo, con esta nueva etapa de un país que dice adiós al tapabocas. En tanto, es bastante lo que se ha hecho para sortear la crisis suscitada por el coronavirus, pero por supuesto todavía es prematuro cantar victoria.