Ojo al café | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Febrero de 2020

El siguiente trino de Roberto Vélez Vallejo, gerente de la Federación de Cafeteros, describe lo que le ocurre hoy al mercado: “Nuevamente la ola especulativa y las percepciones equívocas sobre la oferta del café mundial, lleva los precios de la Bolsa por debajo de un dólar la libra. Otra vez retomamos los temas de reclamar de la industria un precio remunerativo para los cafeteros y tomaremos medidas”.

Explica además lo expuesto y vulnerable del café a los caprichos rentables de fondos que especulan en Bolsa.

Refleja también la insuficiente acción que en conjunto han desarrollado los países productores, en apoyo a Colombia, una voz firme, pero solitaria en el escenario global cafetero.

El 12 de diciembre del año pasado el precio interno de compra por carga de 125 kilos era de $1,052.000. Hoy los cultivadores comercializan por debajo de $850 mil, el lunes pasado estuvo en $820.000.

En 45 días el precio externo del bebestible cayó de US$1,37 a 1,05 la libra, y ahora a menos del dólar, 97 centavos el lunes 3 de febrero.

Estos valores no dan para sostener una finca cafetera.

A esos precios no aguanta el cafetal.

Se actúa por parte de países productores o los cafeteros no aguantan.

Esa deliciosa bebida que activa ánimos, hace amigos, une familias y despierta los sentidos; nos debe preocupar a todos.

El zar del café le propuso a la cadena importadora “la creación de un piso mínimo para la venta de café certificado que le garantice al productor que ha incurrido en los costos de certificación, una remuneración por la labor realizada y la sostenibilidad de su negocio”.

El gremio cafetero a través de su FNC ha liderado casi en solitario la ofensiva internacional exigiendo a países importadores que hagan mucho para evitar la ruina de los caficultores.

Sin café no hay mercado. Sin rentabilidad para productores no hay negocio.

Especuladores que ganan en el casino olvidan que si le va mal a cultivadores, pierde el mercado global.

Fondos en Bolsa llenan sus bolsillos en detrimento de precios al productor aún sabiendo que si los cafeteros salen del mercado, todos pierden.

Las migajas son para productores y las grandes ganancias para quienes especulan y controlan el libre comercio cafetero.

Por eso rigió el acuerdo mundial cafetero que acabó en julio de 1989 en negociaciones de la Organización Internacional del Café, OIC, en Londres.

Había franja de precios y sistema de cuotas. Entre 1,20 y 1,40 dólares la libra fluctuaban las cotizaciones.

Ahora el mercado es volátil, incierto y depende de factores que lo ayudan o desestabilizan. La voracidad de fondos en Bolsa que hacen ripio y pasilla el ingreso del productor, y la tasa de cambio.

El Gobierno debería acordar con el zar del café, Roberto Vélez, medidas extraordinarias que protejan la actividad y sostenibilidad de 540 mil familias cafeteras.

Ojo al café, hay un sabor amargo que amenaza al gremio.