El Congreso de Estados Unidos aprobó definitivamente la ley sobre financiación del Estado federal hasta 2015 por un monto de 1,014 billones de dólares, evitando que las instituciones federales resultarán afectadas.
Tras una obstrucción simbólica de varios senadores republicanos del Tea Party, el Senado aprobó finalmente la ley de financiación del Estado federal (octubre 2014-septiembre 2015), por 56 votos contra 40, en una inusual sesión celebrada el fin de semana.
Por precaución, el Senado se había otorgado este sábado cuatro días más para adoptar la ley, que había sido aprobada la noche del jueves por la Cámara de Representantes.
La aprobación por parte de las dos cámaras del Congreso era necesaria para que las instituciones federales permanecieran abiertas la semana próxima y evitar una parálisis presupuestaria.
Sin embargo, esta ley otorga financiación solo hasta febrero al Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), por lo que el controvertido plan de inmigración de Obama, deberá pasar a principios del próximo año por el nuevo congreso, dominado por los republicanos.
Para el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, esta ley es imperfecta, pero era necesaria.
"Desde el 2011 el congreso ha sorteado una crisis tras otra, con el país bajo una constante amenaza de parálisis o de catástrofe financiera. Es una hábito malo, los estadounidenses están hartos", afirmó.
El senador John Cornyn, número dos del liderazgo republicano en la cámara alta, destacó que la ley proyecta "recortes para las agencias más sobrecargadas como la autoridad fiscal (IRS) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y además bloquea un plan para transferir a peligrosos terroristas a suelo estadounidenses, desde Guantánamo.
La ley de finanzas, fruto de meses de negociación entre demócratas y republicanos, superó la oposición de los demócratas que protestaban contra la inclusión a último minuto de una medida que debilita una reglamentación impuesta a los bancos en el marco de la reforma financiera Dodd-Frank en 2010, que atañe a algunos productos derivados.
De los 40 representantes que votaron en contra, de los cuales 22 eran demócratas, muchos dijeron estar furiosos luego que los negociadores insertaran cuestiones controvertidas dentro del paquete.
El senador demócrata Richard Blumenthal votó en contra afirmando que "el paquete está envenenado con favores especiales que son flagrantemente contrarios al interés público".
La Casa Blanca indicó que el presidente Barack Obama promulgará la ley.
La batalla sobre la financiación del Estado ha sido ardua. Incluyó una revuelta de los demócratas en la Cámara baja que puso en riesgo la aprobación del proyecto la semana pasada y tácticas dilatorias de procedimiento en el Senado.
Era necesario que el Congreso aprobara fondos adicionales dos veces en dos días a fin de mantener el gobierno en funcionamiento, en momentos en que los líderes luchaban por adjudicar los recursos antes de finalizar el plazo y terminaran las sesiones del 113º Congreso, uno de los menos productivos de la historia reciente de Estados Unidos.
En octubre 2013, en medio de una feroz batalla parlamentaria, las administraciones federales se vieron obligadas a mandar a sus casas a cientos de miles de funcionarios federales durante 16 días, a la espera de que se alcanzara un compromiso presupuestario.
La ley actual prevé 1,014 billones de dólares para gastos domésticos, más 64.000 millones destinados a operaciones militares de contingencia en Irak, Afganistán y otros países.
Específicamente, la legislación reserva 5.000 millones de dólares para luchar contra el grupo Estado Islámico y 5.400 millones en fondos de emergencia para enfrentar la crisis provocada por el virus de ébola, levemente por debajo de los 6.000 millones pedidos por Obama/AFP.