El partido nacionalista hindú de Narendra Modi obtuvo una aplastante victoria en las elecciones legislativas de India, poniendo fin a 10 años de poder de la dinastía Gandhi-Nehru, desgastada por un crecimiento económico endeble y una corrupción rampante.
Según las proyecciones divulgadas por la mañana del viernes, el Bharatiya Janata Party (BJP) de Modi y sus aliados obtendrían unos 300 escaños, de un total de 572, alcanzando una mayoría absoluta sin precedentes en las últimas tres décadas.
El anuncio de esas proyecciones, que mejoran el resultado del BJP anticipado por los sondeos, motivó festejos en la sede del partido nacionalista hindú, así como las autocríticas de los dirigentes del gran perdedor de los comicios, el gubernamental Partido del Congreso.
"India ganó. Se acercan buenos tiempos", dijo en un tuit el posiblemente futuro primer ministro, Narendra Modi.
"Es el amanecer de una nueva era. El loto floreció en India", apuntó por su parte el presidente del BJP, Rajnath Singh, en referencia al símbolo de su partido. Su anterior máximo histórico fue en 1999, con 182 diputados.
Los dirigentes del Partido del Congreso, que regresó al poder en 2004, reconocieron por su parte su derrota, que podría ser la más importante de la historia de esta formación que domina la vida política de India -con breves interrupciones- desde que el país se independizó del Imperio Británico en 1947.
"Respetamos esta decisión. Asumo mi responsabilidad en esta derrota", dijo Sonia Gandhi, presidenta del partido, en términos muy similares a los de su hijo Rahul, quien dirigió la campaña.
"Me gustaría empezar felicitando al nuevo gobierno. El pueblo le ha otorgado un mandato. Lo hemos hecho bastante mal. Como vicepresidente del partido asumo mi responsabilidad", señaló Rahul.
Rahul Gandhi -hijo de Rajiv Gandhi y nieto de Indira Ganghi, dos ex primeros ministros asesinados en funciones- llevó a cabo una campaña considerada floja por los analistas.
Modi, hijo de un vendedor de té, de 63 años de edad, prometió durante la campaña instaurar un poder fuerte capaz de reactivar la economía de India, el segundo país más poblado del mundo, de 1.237 millones de habitantes.
Tras una década de crecimiento superior al 8%, el PIB de la tercera economía asiática (después de China y Japón) está en fase de desaceleración, con una expansión de 5% en 2012/2013.
- Optimismo de los mercados, recelo de las minorías -
Varios dirigentes internacionales felicitaron a Modi, entre ellos, el primer ministro británico, David Cameron, y su homólogo paquistaní, Nawaz Sharif.
Sharif, quien desde su elección en mayo de 2013 intenta mejorar las relaciones con su vecino indio, le dio "sus felicitaciones y sus mejores deseos" al dirigente hindú por su "impresionante victoria".
Sin embargo, la victoria del partido nacionalista hindú hacía temer el inicio de una época difícil entre India y Pakistán, por el papel de Modi durante el enfrentamiento intercomunitario de 2002 cuando este era presidente del Estado de Gujarat.
En este conflicto murieron mil personas, en su mayoría musulmanes, ante la aparente pasividad de la policía.
Los ataques de sus detractores -uno de ellos llegó a calificarlo de "carnicero de Gujarat"- y las advertencias de las minorías religiosas sobre las fracturas que podría crear entre la población no parecen haber afectado su popularidad.
La llegada de Modi al poder obligará a un giro radical a los grandes países occidentales, que lo boicotearon durante casi diez años a causa de esos disturbios.
Los indios de confesión hinduista representan el 80% de la población, frente a un 13% de musulmanes. El resto está compuesto por minorías cristianas, sijs y budistas.