De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo, BID, la región debe reducir las carencias de sus establecimientos, según un nuevo estudio.
LA CALIDAD de la infraestructura escolar podría influir de manera significativa en el aprendizaje de los estudiantes latinoamericanos y caribeños, según un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo sobre las carencias de las escuelas en esta región.
El estudio, Infraestructura Escolar y Aprendizajes en la Educación Básica Latinoamericana: Un análisis a partir del SERCE, se basó en datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), que comprendió a casi 200.000 alumnos de tercer y sexto grado en unas 3.000 escuelas de 16 países de la región.
El SERCE reveló severas carencias de infraestructura y servicios básicos en gran parte de los establecimientos educativos, si bien con considerables diferencias entre las escuelas urbanas y rurales, así como entre las privadas y las públicas. En las escuelas con mayores necesidades, los alumnos obtuvieron peores resultados en pruebas de lectura y matemáticas.
Aunque parecería obvio, en América Latina han sido muy escasas las oportunidades de estudiar de manera comparativa la relación entre infraestructura y aprendizaje y por eso uno de los objetivos de este estudio fue profundizar al respecto y cotejar, como se ha hecho en Estados Unidos, que los estudiantes que asisten a escuelas con buenas condiciones de infraestructura superan por varios puntos porcentuales a los rendimientos de estudiantes en edificios de calidad inferior.
Analizando estos datos y sus correlaciones, los autores del nuevo estudio concluyeron que mejorar los espacios para el aprendizaje en las escuelas con mayores carencias, por ejemplo agregando una biblioteca, un laboratorio de ciencias o una sala de computadoras, ayudaría a reducir la brecha académica con las escuelas mejor equipadas.
De acuerdo al principal especialista de educación del BID y uno de los autores del nuevo estudio, Jesús Duarte, “los gobiernos latinoamericanos han prestado atención al tema de la ampliación de la cobertura escolar con éxito.
En eso hemos mejorado, pero ahora que los niños asisten a las escuelas, hay que ponerle atención a las edificaciones de esas escuelas y a los recursos físicos que éstas tienen para mejorar los aprendizajes. Nuestro estudio muestra que allí hay muchos esfuerzos aún por hacer”.
Por ejemplo, con una mejor dotación de infraestructura, los estudiantes de una escuela urbana sin espacios académicos adecuados podrían pasar de un resultado promedio de 506 puntos a 525 puntos en pruebas de lectura y de 497 a 524 puntos en matemáticas.
Para estudiantes de escuelas rurales, los puntajes promedio podrían subir de 465 a 487 para lectura y de 480 a 497 en matemáticas. En las pruebas del SERCE, 20 puntos adicionales significan una cuarta parte de la brecha que existe entre obtener un nivel insuficiente de aprendizajes y un nivel adecuado.
En las escuelas urbanas, las inversiones deberían priorizar la construcción de bibliotecas, laboratorios de ciencias y salas de computadoras o espacios de usos múltiples. En las zonas rurales aún se deben resolver grandes déficits de servicios básicos, como la falta de acceso agua potable, baños, desagües sanitarios, electricidad o teléfono.
Las carencias
Los datos del SERCE muestran un panorama preocupante sobre la infraestructura escolar en América Latina y el Caribe. Cerca de 88% de las escuelas no tienen laboratorios de ciencias, 73% no tienen comedor, 65% no poseen salas de computadores, 63% no cuentan con espacios de reuniones u oficinas para los docentes, 40% no tienen biblioteca y 35% no cuentan con ningún espacio para deportes.
Más aún, una de cada cinco escuelas no tiene acceso a agua potable y dos de cada cinco no tienen desagüe sanitario. Un poco más de la mitad no tienen línea telefónica y un tercio tiene insuficiencias en el número de baños. Uno de cada 10 establecimientos escolares no tiene electricidad.
Por países
Con excepción de Costa Rica, los países centroamericanos presentan los mayores déficits en general, seguidos por Paraguay y Ecuador en Sudamérica. En contraste, Chile, Argentina y Uruguay tienen mejores condiciones en infraestructura. México, Brasil y Colombia están en la mitad de los índices medidos.
La conexión a la energía eléctrica es el servicio público más ampliamente difundido en las escuelas latinoamericanas. Pero se observan carencias importantes en Nicaragua, donde casi 60% de las escuelas no cuentan con electricidad. En Perú, ese déficit asciende a 44% y en Panamá y Guatemala aproximadamente una de cada tres no lo tienen.
Si bien cerca de 80% de las escuelas de la región cuentan con agua potable, hay rezagos importantes en el acceso a este servicio en casi todos los países centroamericanos (nuevamente, con excepción de Costa Rica) y en Colombia, Perú, Ecuador y Paraguay.
Las escuelas cuentan con un mediocre acceso a desagües sanitarios, pero la situación es más crítica en Nicaragua, Paraguay, Guatemala, Perú, Panamá, República Dominicana y El Salvador.
La mitad de las escuelas de la región carece de conexión telefónica. Casi 70% reportan déficit de baños. Mientras en Cuba y Chile más de 90% de las escuelas tienen salas de cómputos, el resto de los países no cuentan con la misma dotación. En casi todos los países de la región hay un déficit generalizado de gimnasios y auditorios.