Los ecosistemas de manglar apoyan al planeta y a las personas en formas únicas. Muchos nigerianos que viven cerca del río en el estado de Cross River lo saben muy bien.
“Los manglares proporcionan la mejor leña. Lo pueden decir las personas que comen pescado asado. Pero al cortar la madera, los manglares desaparecieron. Y sin los manglares, el agua inunda nuestras casas”, dice Idem Williamson, un habitante de la comunidad de Esierebom.
La necesidad de restaurar los manglares inspiró a Williamson a participar en un proyecto REDD+ que unió a toda la comunidad para sembrar más de 10.000 plántulas.
“El efecto positivo de los manglares es que controla el nivel de agua que viene de los ríos y nos permite usar los arroyos para pescar. Y de todas formas podemos recoger las ramas no deseadas de los manglares en áreas específicas para leña”, explica Williamson.
La presión sobre los manglares de Nigeria
Nigeria tiene uno de los ecosistemas de manglares más grandes de África, y algunos consideran que el manglar del estuario de Cross River es uno de los más importantes del país. Sin embargo, estos hábitats están bajo amenaza.
Las comunidades indígenas en la costa cosechan manglares para uso doméstico, en particular para cocinar y ahumar pescado. La madera de los manglares también se utiliza para material de vivienda, andamios, estacas de pesca y más. La creciente demanda de la madera, y la invasión y propagación de la palma de nipa -una planta invasiva de manglar- ha expuesto a los bosques de manglar del país a una degradación severa.
Desde 2010, ONU-REDD ha brindado un valioso apoyo a los ambiciosos esfuerzos de Nigeria en la conservación de los bosques, la mitigación del cambio climático y el desarrollo comunitario. El estado de Cross River, donde permanece más de 50% de los bosques tropicales de Nigeria, es el anfitrión de un proyecto REDD+ basado en la comunidad que promueve actividades para la reducción de la pobreza, la mejora de variedades y rendimientos de cultivos, el empoderamiento de género, la biodiversidad y la mitigación del cambio climático. El programa ha apoyado un total de 18 proyectos comunitarios con la participación de 540 hogares (2.000 personas).
“Los objetivos de este programa REDD+ basado en la comunidad son gestionar los bosques de manera sostenible, alentar a las comunidades forestales a alejarse de sus prácticas habituales y mejorar el bienestar de las personas y el medio ambiente”, dice Moses Ama, coordinador nacional de REDD +.
“El único desafío es obtener los fondos y las inversiones necesarias para hacer frente a la pobreza dentro de las comunidades forestales”, añade.
Una asociación entre el Programa ONU-REDD y el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) ha proporcionado US$ 800.000 a diferentes iniciativas comunitarias en el estado de Cross River.
Los habitantes han sido capacitados para mejorar el cultivo de yuca, malanga y otros vegetales nativos, establecer fábricas de procesamiento de yuca y cosechar productos forestales no maderables, como el mango de arbusto, para reducir la pérdida de bosques a través de prácticas agrícolas mejoradas. Se han establecido más de 15 viveros diferentes y más de 10.000 plántulas han sido sembradas para regenerar bosques degradados.
“Las actividades de REDD + han tenido mucho éxito en crear conciencia sobre los efectos de la pérdida de manglares”, dice Tony Atah, el especialista en participación de las partes interesadas del Programa ONU-REDD en el área.
“La comunidad de Esierebom tiene muchos hogares que pescan y usan manglares como su principal fuente de energía. Los pescadores estaban perdiendo ingresos porque menos manglares significa menos peces. Fue triste ver a algunas personas vender hasta 6 kilos de madera por solo 75 centavos mientras causaban un daño significativo al ecosistema”, relata.
A través del Programa ONU-REDD, vecinas como Comfort Akabum han aprendido a cortar la invasiva palma de nipa y a plantar nuevas plántulas de mangle.
“Me aseguro de que el manglar crezca bien”, dice Akabum. “Hemos estado replantando manglares durante los últimos cinco años y el volumen de agua que inunda el río ha disminuido”, asegura.
Como parte del proyecto, la comunidad también ha desarrollado un plan de manejo de manglar comunitario. “Esto permite cortar madera de mangle solo en áreas controladas, cultivar plántulas y replantar. Los manglares son muy importantes porque el ecosistema de manglares absorbe más carbono que los bosques tropicales”, dice Atah.
“Esperamos que Cross River se convierta en un ejemplo de excelencia con su proyecto de restauración de manglares y que su modelo se reproduzca en otros lugares. Actualmente, otros cinco estados están a punto de comenzar proyectos similares”, dice Moses Ama, coordinador nacional de REDD.