Los asentamientos humanos y la alta deforestación que se presenta en Colombia y Ecuador, donde habita esta especie, Tinamú negro, -catalogada como rara y poco conocida- reducen los bosques bien conservados, que son los que cuentan con las condiciones ambientales favorables para el hábitat de esta ave.
Nuevos datos sobre los patrones de comportamiento, la ocupación y distribución potencial evidencian que esta ave diurna, que se encuentra en la categoría En Peligro (EN) en el país, puede habitar en un área potencial de alrededor de 20.000 km2 en Colombia y el vecino país, donde menos del 40 % son áreas protegidas.
Del área total de distribución estimada para el Tinamú negro, menos del 40 % estaría en zonas protegidas de ambos países, lo que expone al 60 % restante al peligro de que se deforeste y se reduzca su hábitat.
Estos son algunos de los resultados obtenidos por Gina Díaz Rodríguez, magíster en Ciencias – Biología de la Universidad Nacional (UNAL), quien en el marco del proyecto Naturamazonas, de Conservación Internacional Colombia, evaluó qué tan abundante sería la población de estas aves, los lugares donde estarían ubicadas y sus patrones de comportamiento.
Esto, debido a que se trata de un animal poco estudiado sobre el estado de sus poblaciones e incluso los límites de su distribución, lo que limita la identificación de acciones de conservación.
Cámaras trampa
Para conseguir el registro de esta ave, conocida por ser muy esquiva, se instalaron 60 cámaras trampa que se fueron moviendo por varias localidades del departamento del Cauca, en límites con Caquetá. Se trata de una zona que pertenece al área de amortiguación del Parque Nacional Churumbelos, por lo que se contó con el aval de Parques Nacionales Naturales para el ingreso y el acompañamiento durante algunos de los muestreos.
El proceso fue dirigido por la profesora Olga Montenegro, del Instituto de Ciencias Naturales, y contó con la asesoría de Juan Pablo López, de Conservacion Internacional, y Bibiana Gómez, del Instituto Humboldt, además de la participación, como asistentes de campo, de miembros de la Fundación para el Monitoreo de la Vida Silvestre de San Juan de Villalobos (Funcmovis), que en el pasado se habían dedicado a la cacería y ahora protegen los bosques y los animales que los habitan.
Para examinar a escala general la distribución potencial que el tinamú negro podría tener en Colombia y Ecuador, se tomaron los registros conocidos de la especie y con unos algoritmos se analizaron las condiciones ambientales de esos lugares; luego se hicieron modelos de proyección y se identificaron otros lugares que tienen características similares con potencial para albergar a estas aves.
De acuerdo con el modelo de distribución, el tinamú negro estaría en un área potencial de 20.125,5 km2 en los Andes de Colombia y Ecuador, aunque el área posiblemente habitada por el tinamú puede ser menor, debido a la deforestación en los dos países. Es necesario realizar monitoreos para verificar la presencia del tinamú y así validar el modelo.
A escala local, se estudió la ocupación y los patrones de actividad del ave en un sector del piedemonte andino-amazónico colombiano, con las capturas realizadas con las cámaras trampa en el municipio de San Juan de Villalobos, en el departamento del Cauca (zona conocida como Bota caucana).
“La ocupación es un acercamiento a la abundancia poblacional, es decir, cuántos individuos hay en una determinada región. Lo que se hace es una estimación de la probabilidad de presencia de la especie en dicho lugar”, explica la magister, quien encontró una densidad de 0,07 individuos/ km2, una probabilidad de ocupación del 22% y una probabilidad de detección del 28%, cifras bastante bajas.
Sobre los patrones de comportamiento de esta ave se encontró que se trata de un ave diurna con su máxima actividad antes del mediodía, diferenciándose un poco de otros tinamúes presentes en la zona, lo que podría contribuir a su coexistencia.
El patrón de actividad del tinamú negro también fue diferente de aquel de posibles depredadores, como el puma Puma concolor, el yaguarundí Herpailurus yagouaroundi y zarigüeyas del género Didelphis, lo que podría ser un mecanismo de evasión al depredador.
Estos resultados contribuyen a consolidar planes de manejo y monitoreo de esta especie amenazada, pues permite identificar áreas prioritarias para su conservación y sirven como primer paso para el seguimiento de su población en el piedemonte andino-amazónico colombiano.