Gente. Orquídea de 9 milímetros se escondía en el Pacífico vallecaucano | El Nuevo Siglo
LA PEQUEÑA orquídea de 9 mm fue descubierta en la espesa selva del Pacífico Colombiano. / Guillermo Reina
Jueves, 26 de Octubre de 2023
Redacción Medio Ambiente

En la corteza de un bejuco podrido y húmedo, refugio de insectos y pequeñas plantas, fueron identificadas, en medio de la inmensa manigua del Pacífico vallecaucano, unas hojitas casi imperceptibles. Pero para saber qué era realmente, tuvieron que esperar varios meses, hasta que surgió una flor.

Se trataba nada más y nada menos que un descubrimiento enorme: el de una orquídea diminuta, que mide tan solo 9 milímetros y cuyas hojas son más grandes que ella.

“Era un día lluvioso en la reserva de los ríos Escalerete y San Cipriano, a unos 26 kilómetros de Buenaventura. Los mosquitos no cesaban de merodearnos, acompañados del calor propio de esta parte del país. Fue una de las primeras salidas de reconocimiento de un proyecto financiado por Colciencias (hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación). Íbamos con los guardabosques de la reserva, Yerlin Hernández de la Fundación San Cipriano y la bióloga Isabel Nicholls, quien me había acompañado en algunas salidas pasadas en mi proyecto de tesis de doctorado”, recuerda el botánico Guillermo Reina, quien lideraba la expedición científica.

Añade que “aquel día nos habíamos internado en uno de los senderos de la parte occidental de la reserva, donde existen árboles de más de 40 metros de altura y la oscuridad bajo el bosque es una constante. Fue entonces cuando Isabel detectó un bejuco leñoso caído en un costado del camino con varias plántulas diminutas adheridas. Al acercarme y reconocerlas con mi lupa me di cuenta de que tenía frente a mis pupilas algo muy raro y que debíamos llevarlo al epifitario para hacerle seguimiento”.

Dice que “meses después, las observaciones periódicas dieron fruto. Una de las plántulas floreció y dejó ver sus estructuras florales. Tenía una única flor diminuta de 9 mm y debía fotografiarla al detalle, para luego separar sus partes para medirlas una a una y luego todo un trabajo para unir sus partes en una sola lámina fotográfica. Cuando mi colega Diego Bogarín en Costa Rica y especialista mundial en orquídeas vio la planta, no tuvo ninguna duda de que era algo nuevo para la ciencia y que nunca antes había sido vista”.

 

Importancia

“Desde el punto de vista de las comunidades, sin duda es una oportunidad para fortalecer el turismo de naturaleza en el país. En ese sentido, los visitantes de aquí y otras partes del mundo van a tener el deseo de visitar estos lugares y tomarles fotos a las plantas. Esto significa que la comunidad de San Cipriano tendrá más pernoctaciones, más consumiciones, más guías especializados nativos, que cobrarán por este servicio, y esto es realmente algo muy sentido desde los territorios. Además, Colombia ratifica su posición como el país con mayor diversidad de orquídeas en el mundo, con más de 4237 especies, más las publicadas en los últimos años”, manifiesta el botánico.

Dice que “se sabía de otras cinco hermanas del Ophidion erectilabrum, pero con características diferentes de ese descubrimiento. De alguna manera, al ser tan pocas especies fue relativamente fácil separarla de sus hermanas por sus características únicas”.

Asevera que lo que más le sedujo de esta especie fue “sin duda el tamaño y forma de su flor, similar a la cabeza de una serpiente. Y resulta aún más sorprendente la forma erecta de su labelo, que es único para la especie, formando un ángulo de 45 grados. Esto la hace más popular por las creencias relativas al sexo de las personas de esta parte del Pacífico colombiano”.

La describe como un “regalo de los dioses para las gentes de San Cipriano y el Pacífico colombiano. Cuesta mucho imaginar una diminuta planta que ya sorprende por sus pequeñas hojas, y aún más por su flor de 9 mm en forma de cabeza de serpiente de color vino tinto y su labelo de color naranja y manchas rojizas dispuesto en forma erecta”.

Explica Guillermo, quien trabajó de la mano con funcionarios de la Corporación Autónoma Regional del Valle (CVC), que “actualmente hay 71 especies de orquídeas. No obstante, se tienen indicios de otras dos especies aún no publicadas para la reserva, que esperan ver la luz en los próximos años”.

Añade que “de las 71 especies, 14 son endémicas y 29 fueron primer registro para el Valle del Cauca”.

 

Peligros

“El principal peligro que corren las orquídeas es la tala indiscriminada del bosque, porque en estos árboles se hospedan estas plantas. La ampliación de la frontera agrícola lleva a la destrucción de estos hábitats donde viven”, manifiesta Guillermo.

Para protegerlas, “el principal paso es que las personas, los lugareños, las conozcan; si no conocemos lo que tenemos, es difícil su conservación”. Agregó que esta flor se da “en casi todo el mundo, excepto en los polos y en los desiertos”.

Explica el botánico que “la importancia de las orquídeas para los ecosistemas en Colombia es que “se han empleado para realizar aproximaciones frente a escenarios de cambio climático hacia el 2050 y 2100. Fueron nuestras primeras embajadoras antes de que nuestro Gobierno tuviera embajadas. Son plantas carismáticas, presentan colores muy llamativos, con aromas (feromonas) que desprenden las flores para atraer polinizadores específicos”.

“Muchas de estas plantas son propias (endémicas) de una región en particular y alrededor de ellas giran mitos y leyendas en las comunidades locales, que hacen de este grupo un atractivo único. Estas plantas incrementan la diversidad de la zona donde se encuentran, debido a su distribución vertical, al formar microclimas que permiten la presencia de mayor riqueza de insectos. Por estos motivos, se proponen como plantas con un alto potencial para el turismo de naturaleza”, añade Guillermo, quien desde que era estudiante de Biología de la Universidad del Valle, en 1997, empezó a trabajar por la naturaleza.

Asegura que lo que lo motivó a trabajar por la naturaleza fue “el amor que me dio mi padre por trabajar la tierra. Cuando era niño, en el sur del Cauca, en poco más de tres meses veía como una semilla se convertía en una jugosa sandía, fue un buen motivo para dedicar mi vida al estudio de las plantas. Años después, ya en el ámbito universitario me di cuenta de que vivíamos en un país megadiverso y que valía la pena destinar mi tiempo y esfuerzos al estudio y conservación de nuestros hábitats y de la diversidad que contienen”.

Entre sus mayores satisfacciones está “que hace poco más de una década publicamos con mis colegas Tupac Otero y Francisco López una guía de orquídeas de un territorio como el valle del río Cauca, de 421.000 hectáreas, donde solo se mantiene en pie el 2 % de lo que antes eran miles de hectáreas de bosque. Evidenciamos al mundo y documentamos las últimas 70 especies de orquídeas que allí viven. Hoy, a doce años de su primera edición, cuenta con más de 9000 lectores, vista por personas en 40 países del mundo en la página de Research Gate. Hubo otros logros, como la creación de un área protegida y declaratoria del Distrito de Conservación de Suelos de Río Grande con más de 10.000 hectáreas para la conservación de ecosistemas secos, hoy reconocida a nivel nacional en el RUNAP”.