La educación ambiental, un sueño | El Nuevo Siglo
AFP
Sábado, 10 de Agosto de 2019
Alvaro Sánchez

Hace algunos días tuve la oportunidad de leer una tesis de maestría que estaba enfocada en proponer un proyecto de ley que regularía la educación ambiental en Colombia, un fin muy loable que seguramente estará durmiendo en algún anaquel de alguna biblioteca universitaria, sin despertar el interés de nuestro parlamento ni del gobierno nacional. Es claro que parte fundamental de nuestra problemática ambiental el asunto de la educación, pero es también clara la desidia que han mostrado nuestros gobiernos en la regulación del tema.

No quisiera desconocer algunos esfuerzos aislados que se han realizado sobre el tema, pero se trata de que no han existido esfuerzos integrales, limitándose así a pequeños avances que no tienen ilación y por lo tanto acaban siendo esfuerzos estériles; es necesario entonces que se desarrolle una norma que, de manera integral, coordine el esfuerzo educativo con miras a mejorar el manejo ambiental de nuestra sociedad.

Para este fin es ineludible que la ley en mención no se limite a un solo nivel de la educación, es necesario que los incluya todos; es decir, se debería tener una visión integral que permita garantizar que en cualquier edad o condición socioeconómica que se imparta la educación, se transmita con esta la conciencia de la importancia de mantener nuestro entorno y de actuar siempre para su preservación; de esta manera se podría garantizar que las personas comiencen a comportarse de una manera ambientalmente aceptable desde el seno mismo de sus hogares y hasta en su comportamiento social diario.

Es primordial que desde el Estado mismo se fije la prioridad que requiere la problemática ambiental, para lo que se requiere aplicar la norma de manera eficiente, exigiendo a los diferentes actores que se benefician y afectan el ambiente que cumplan con los requisitos de mantenimiento y conservación, y aplicar por parte del estado las sanciones correspondientes a los infractores que dañan el entorno y no hacen lo debido para repararlo.

Debería también ser obligatorio que, en los planes de desarrollo a todos los niveles, se destinen partidas significativas de recursos destinados al cuidado y protección del medio ambiente y da cada uno de sus recursos.

Deberíamos dejar de tener el tema ambiental como un tema optativo o electivo, la educación ambiental debe ser integral, a todos los niveles y obligatoria; esto requiere de exigencias especiales de educación para los docentes que impartan dicha cátedra y además requeriría de un mecanismo de control que garantice el cabal cumplimiento de la norma, norma que de otra manera acabaría en letra muerta.

Si estamos soñando con el ideal, por qué no soñar con un servicio ambiental obligatorio para todos los estudiantes que aspiren a ejercer cualquier profesión, servicio que debería ser coordinado por los graduandos de maestrías en el área y por especialistas en la misma. No se trataría de eliminar los PRAES, se trataría de dar continuidad a la tarea y de garantizar el patrimonio nacional, representado en los recursos naturales, hacia el futuro.

La construcción del saber ambiental de un pueblo, solo se logra con educación a todos los niveles, solo se logra si se puede garantizar que la información es adecuada y que los ciudadanos actuarán, no solo como cuidadores del ambiente, sino también como fiscales que castigarán socialmente a los depredadores.

Dicen que los sueños, sueños son, pero me niego a dejar de soñar con un medio ambiente bien manejado para nuestro país y con una sociedad consiente que mantenga nuestra riqueza para beneficio de nuestros descendientes; permítanme la licencia de recordar la frase de All Gore “El planeta no es algo que nos heredaron nuestros padres, es algo que nos prestaron nuestros hijos para ser devuelto en mejor estado”

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