Con el objetivo de proteger las fuentes hídricas, disminuir el calentamiento global y contribuir a entornos más prósperos, la Alcaldía de Bogotá promulgó una nueva norma con la que se garantizará que las edificaciones nuevas en el territorio capitalino, menos las viviendas de interés social (VIS), cumplan con los estándares globales de eficiencia en el uso del agua y la energía, logrando ahorros de más del 20% en comparación con los consumos promedio.
“Esta norma contempla un impacto en la calidad de vida de la población y un doble compromiso de la ciudad con el medio ambiente. La mayoría del agua que consume Bogotá viene de los páramos Chingaza, Sumapaz, Guacheneque, Guerrero y Cruz Verde. Todos ellos ecosistemas que debemos proteger. De igual manera, la generación eléctrica requiere de hidroeléctricas como el Guavio o Chivor que afectan los recursos naturales. De allí la importancia de reducir los consumos de agua y energía”, puntualizó ayer el secretario distrital de Planeación, Andrés Ortiz Gómez.
Resolución 1874 de 2019
La promulgación de la Resolución 1874 de 2019 se enmarca en un programa liderado por la Naciones Unidas y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés), ya que Bogotá es una de las seis ciudades a nivel mundial que cuenta con apoyo económico gracias a la importancia del desarrollo de su programa, al compromiso ciudadano y la voluntad política.
Adicionalmente, esta norma se basó en la Resolución 549 de 2015 del Ministerio de Vivienda y fue desarrollada en conjunto con el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, la comunidad técnica y académica y el sector privado.
Con la entrada en vigencia de esta resolución, se activará un protocolo para que los diferentes proyectos de construcción residencial y comercial en la ciudad estén diseñados de forma en que sus consumos de agua y energía eléctrica sean mínimo entre el 20% y 30% más eficientes con respecto a los esquemas tradicionales de edificaciones.
“Esta meta mínima de ahorro del 20% se logrará con mecanismos definidos en el protocolo, como el diseño de la ventanería, duchas e inodoros ahorradores de agua e iluminación led, entre otros. Su implementación no va a afectar el valor de venta de las viviendas, porque el incremento del costo es menor al 1%”, puntualizó Ortiz Gómez, quien añadió que en la vivienda VIS el incremento será del 0,6% como máximo.
Y añadió que “somos optimistas en que, muchos desarrolladores se animarán a implementarla en la vivienda VIS y VIP, a sabiendas de que el precio de venta de la vivienda subsidiada es controlado y tiene un tope máximo”.
Ahorro en beneficio de la ciudad
Los ahorros también beneficiarán a los habitantes de Bogotá que verán estas reducciones en el costo de sus facturas de servicios, pues la medida va más allá del ámbito de las edificaciones en la ciudad. El verdadero impacto recae sobre el conjunto de ecosistemas y sobre cada bogotano que verá menos costos en sus recibos.
“Estas medidas de ahorro en agua y energía aplicarán para todas las nuevas edificaciones de Bogotá, edificaciones en los proyectos estratégicos como Lagos de Torca, Lagos de Tunjuelo, Ciudad Río, Ciudad Norte, edificaciones en proyectos de consolidación en barrios existentes y en proyectos de renovación urbana”, explicó Juan Camilo González, gerente del proyecto Ciudad Norte.
Adicionalmente, este protocolo no representará ningún tipo de trámite adicional para los proyectos edificatorios. El objetivo está dado para acelerar la mitigación y adaptación al cambio climático de la ciudad y sus alrededores, mientras paralelamente les brinda una oportunidad a los proyectos de robustecer su oferta de valor, al presentar un proyecto más sostenible, que se adapta con más precisión a las dinámicas de vida de los habitantes y que repercute directamente en la satisfacción de los residentes.
Al respecto, Viviana Valdivieso, directora ejecutiva del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), destacó que con el apoyo del WRI se obtuvieron recursos para capacitar a funcionarios públicos y del sector privado, y a diseñar un programa de monitoreo y seguimiento de los resultados.
“El ejemplo de Bogotá lo están siguiendo ciudades como Cali y Montería que, con el apoyo del WRI, P4G y el CCCS, ya están desarrollando sus propios códigos de eficiencia energética y de agua, siendo este un gran paso hacia el desarrollo sostenible y la mitigación del cambio climático desde la actividad edificadora del país”, puntualizó Valdivieso.
Por último, es importante resaltar que esta resolución local hace parte de las estrategias de la política de Ecoeficiencia de la propuesta de Plan de Ordenamiento Territorial, que busca establecer estándares de calidad ambiental urbana y de construcción sostenible en cada tratamiento urbanístico.