Ir en plan de turista y nadar con delfines de río o alimentarlos se ha convertido en una escena usual, promovida por operadores turísticos en el agua dulce de la Amazonia y la Orinoquia. Pareciera una práctica inofensiva, pero hacerlo sin los cuidados necesarios, por el afán de obtener selfies o contacto directo con los cetáceos, puede terminar en consecuencias devastadoras. Estos posibles efectos negativos van desde herir a las especies y afectar sus procesos de alimentación y desplazamiento, hasta generar basuras en sus hábitats.
Aunque en Colombia el avistamiento de delfines de río mueve alrededor de 8 millones de dólares en el país, según datos de la Fundación Omacha, el turismo que no esté bien organizado podría terminar alejando a estas especies y ser contraproducente para operadores y comunidades dedicadas a esta actividad económica. Esto se explica porque los cetáceos son especies muy sensibles a los cambios en sus hábitats y tienden de escapar ante grandes interrupciones, que incluyen los casos de turistas persiguiéndolos en botes, intentando tocarlos o nadar con ellos, como lo indica Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha.
Para expertos como Trujillo, el avistamiento de delfines de río debe concentrarse solamente en verlos y no en generar algún contacto forzado con la especie. Por esta razón, la recomendación para aquellas personas que quieran conocer a los delfines de río, es que recuerden comportarse con la mayor cautela posible. Acciones como intentar nadar con ellos o atraerlos con gritos, silbidos y palmadas en el agua, lo único que generan es estrés para estos animales. Asimismo, alimentarlos o atraerlos con comida, además de generar residuos que contaminan el ambiente, son situaciones que afectan a las especies y su capacidad de alimentarse por sí mismas, pues ellos se pueden acostumbrar a recibir alimento de los seres humanos.
Las recomendaciones también son para los operadores turísticos, pues decenas de delfines resultan heridos por las hélices de sus botes que los persiguen incansablemente en algunas ocasiones. Entre las principales sugerencias está acercarse a los delfines de manera paralela a su desplazamiento, sin cortarles el paso, siempre con el motor encendido y a una velocidad de 3km/h. Además, debido a que los procesos de reproducción, parto y cuidado de las crías son de extrema vulnerabilidad para la especie, los botes no deben acercarse a ellos para evitar accidentes.
Para los investigadores de la Iniciativa Delfines de Río de Suramérica (Sardi, por sus siglas en inglés), que trabajan por la conservación de las especies de cetáceos en la Amazonia y la Orinoquia, una táctica para conservar a las especies es posicionarlas como embajadoras de los ríos de la región. De esta manera, las comunidades locales, los gobiernos y los ciudadanos entenderán la necesidad de protegerlos, de tener ríos saludables y de conocer el estado de salud de los ecosistemas claves.
Sardi está integrada por las organizaciones Faunagua, Fundación Omacha, Mamirauá, Prodelphinus y WWF en cinco países amazónicos. En Colombia, la Fundación Omacha promueve capacitaciones en observación responsable dirigidas a operadores turísticos en articulación con el Gobierno, autoridades ambientales y comunidades locales de la Amazonia y Orinoquia. Esta es una de las estrategias que puede asegurar una buena experiencia para los turistas, sin consecuencias para estas maravillosas especies y los ecosistemas acuáticos que habitan.
Tenga presente estos consejos antes de un recorrido turístico que involucre a los delfines de río:
Contratar servicios u operadores turísticos acreditados, con permisos y revisiones técnicas y mecánicas al día.
No alimentar a los delfines ni intentar tocarlos.
No intentar nadar con ellos. Recordar que conviven con especies peligrosas para el ser humano como caimanes, pirañas y peces eléctricos.
Evitar ruidos para atraer a los delfines como gritos, simulaciones de llanto, silbidos o palmoteos en el agua.
Al acercarse a los delfines, hacerlo de manera paralela a su desplazamiento. Nunca perseguirlos o aproximarse por delante.
Acercarse con el motor del bote máximo a 3 km/h y mantenerlo así durante todo el avistamiento.
No acercarse a los delfines que estén con sus crías, en procesos de apareamiento o de parto.
Nunca cortar la dirección en la que está nadando el grupo de delfines o restringir su paso.
En época de verano o seca, no acercarse a los delfines, pues los caudales de los ríos disminuyen y pueden lastimarse.
Evitar concentraciones de botes para avistar a un solo grupo de cetáceos./