Abogada de profesión y defensora del medio ambiente por convicción, Claudia Milena Caballero Suárez es la primera mujer en llegar a la dirección de la Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar (CSB).
La enternece mucho el manatí y adora el guarumo, que “es una especie silvestre que ha demostrado que desarrolla bioacumulación de mercurio a través de las raíces”, dice.
Nacida en Bucaramanga, es abogada de la Universidad Simón Bolívar de la ciudad de Barranquilla, magíster en Desarrollo y Gestión de Empresas Sociales y cuenta con más de veinte años en el litigio.
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“En este cuatrienio buscamos darle continuidad al trabajo desarrollado y seguir fortaleciendo la Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar. Propender a la atención integral al usuario con enfoque diferencial para satisfacer sus necesidades y garantizar los derechos de la ciudadanía. También tengo como propósito trabajar por los trámites según las necesidades del usuario y el bienestar del ecosistema. Y gestionar un control y seguimiento integral y participativo en la jurisdicción”, asegura Claudia.
Cuenta que “tengo alrededor de diez años trabajando por el medio ambiente. Duré nueve años vinculada a la Secretaría del Hábitat de la Gobernación de Bolívar y fui contratista de la Corporación Autónoma Regional del Sur de Bolívar, donde conocí de primera mano las necesidades en materia ambiental de la región”.
Explica que “siempre he sentido amor por los animales, por la naturaleza. Desde niña he estado en contacto con ellos, porque gracias a mis padres he estado ligada al campo. Amo ayudar a los animales desprotegidos; de hecho, tengo 13 perros que he adoptado, ya sea porque los han dejado abandonados en la puerta de mi finca o porque me los encuentro. Ellos son mis hijos. Sufro cuando cortan un árbol, sufro cuando cualquier tipo de animal se encuentra en peligro. El olor a la naturaleza me da paz y solo me motiva a protegerla”.
“Cada día encuentro satisfacción en lo que hago en defensa de la naturaleza. Creo que la oportunidad que tengo de ser directora de la CSB me permite gestionar, tocar puertas y, sobre todo, mostrar cómo desde el cuidado del medio ambiente podemos cambiar la mentalidad de las personas. Estar aquí y ser una líder ambiental de la región de por sí es más que satisfactorio”.
Avances
Para lograr sus objetivos al frente de la CSB, actualmente trabaja con los alcaldes de los 25 municipios de su jurisdicción. Hasta el momento se han desarrollado dos reuniones en Magangué, con el fin de establecer prioridades y el camino a seguir.
Esta semana participaron 16 mandatarios, quienes expusieron sus planes para proteger los recursos naturales y afrontar los problemas más recurrentes.
“Ser directora de la CSB me permite enaltecer a las mujeres, que sientan que pueden liderar diferentes espacios en donde pueden aportar y ayudar a que otros también lo hagan. Ser mujer es un privilegio que pienso poner a disposición de la región y por supuesto del medio ambiente”, resalta Claudia.
Asegura que “mi bandera como directora es acortar los trámites ambientales. Lograr que los municipios y particulares puedan sentirse satisfechos, atendidos en materia ambiental. No es una tarea fácil, pero desde el primer día he trabajado de la mano de mi equipo para ello. También creo firmemente en que a través de la educación ambiental podremos lograr conciencia, que nuestros niños entiendan el valor que tiene cuidar a los animales, darles vida a las plantas con nuestro afecto, e incluso que ellos mismos enseñen en sus hogares a cultivar, preservar y proteger nuestra fauna y flora”.
“Nuestra región es extensa y con ecosistemas totalmente diferentes, por lo que necesitamos contar con el apoyo y compromiso de las alcaldías municipales para lograr una real protección de los recursos naturales. Principalmente requerimos que estos municipios cuenten con sus instrumentos de planificación para trazar esa hoja de ruta que permita la protección de nuestro medio ambiente”, manifiesta.
Añade que “la experiencia de aportar desde lo público me parece muy interesante. Me gusta contribuir desde mi labor, por lo que creo que a futuro estaría interesada en seguir haciéndolo como funcionaria y trabajando siempre por mi pasión, que es cuidar los recursos naturales”.
Asevera que en esta labor de proteger la naturaleza “las comunidades lo son todo. Son el eje para lograr un desarrollo estratégico con miras a lo ambiental, por lo que desde esta labor tenemos trazado recorrer el territorio, darnos a conocer y asesorar en materia ambiental a quien así lo requiera”.
“Existe mucho desconocimiento de la normativa ambiental”, se lamenta. Agrega que “es por ello que una de nuestras metas es darnos a conocer a lo largo y ancho de los 25 municipios que tenemos en la jurisdicción. Las alcaldías municipales son fundamentales para un trabajo mancomunado y en pro de las comunidades”.
Atracción
“Particularmente me enternece mucho el manatí. Es un animal que habita en nuestra jurisdicción pero que requiere muchos cuidados para preservarlo”, dice Claudia.
Los manatíes contribuyen a mantener el equilibrio de la vegetación en los ecosistemas y su salud es un indicador del bienestar marino y ecológico en general.
Colombia tiene dos especies de manatíes: el manatí del Caribe y el amazónico, siendo el primero más grande y pesado que el segundo. Los sirenios adultos crecen entre 2.8 y 3.5 metros de largo y pesan entre 400 y 1.600 kilos (lo normal es que pesen entre 500 y 600 kilos); su cuerpo es hidrodinámico, con una cabeza pequeña, sin cuello, tronco ancho, extremidades representadas en las aletas pectorales y una aleta caudal ancha que facilita su locomoción bajo el agua.
Aparte de ser una especie en peligro, ahora se ve amenazada por la sequía generada por el fenómeno de El Niño, lo que ha hecho que su hábitat se reduzca considerablemente.
El guarumo
“En cuanto a la flora, la planta del guarumo es una especie silvestre que ha demostrado que desarrolla bioacumulación de mercurio a través de las raíces. Esto es algo totalmente alentador en la lucha que tenemos contra la utilización del mercurio en la extracción de oro, por lo que se espera que los mineros adopten esta especie para la recuperación de los suelos afectados por la minería en el sur de Bolívar”, indica.
El guarumo, llamado en algunas zonas guarumbo (Cecropia obtusifolia), es un árbol, de la familia de las urticáceas. Es un árbol con copa en forma de sombrilla y hojas compuestas como palmas. Su tronco es monopódico, cilíndrico y hueco, y por lo regular sirve de hábitat para hormigas del género azteca. Habita en el sur de México hasta Centroamérica, desde el nivel del mar hasta los 900 metros. Es una especie pionera de las más abundantes y conspicuas de las zonas tropicales.