Si la disminución continúa al ritmo actual, algunos glaciares de baja altitud en los Andes tropicales podrían perder entre el 78 y el 97% de su volumen de aquí a finales de siglo, dejando a las poblaciones de la región sin parte de sus recursos hídricos.
Este es el preocupante hallazgo del Atlas de Glaciares y Aguas Andinos que presentará la Unesco y la Fundación noruega GRID-Arendal, en el marco de la COP24, que se lleva a cabo hasta el 14 de diciembre en Katowice (Polonia).
La mayoría de los glaciares del mundo llevan retrocediendo en los últimos decenios debido al cambio climático. Pero el fenómeno es especialmente rápido en los Andes tropicales desde la década de los cincuenta. Así, el único glaciar que todavía queda en Venezuela debería desaparecer de aquí a 2021. En Perú, hogar del mayor número de glaciares tropicales en el continente, los glaciares de la Cordillera Blanca han experimentado un retroceso rápido en los últimos decenios.
Los glaciares de Bolivia también han ido retrocediendo con rapidez desde la década de los ochenta, y algunos de ellos han perdido dos tercios de su masa o más. En Chile y Argentina, el retroceso de los glaciares de baja altitud en la Patagonia y la Tierra del Fuego se está acelerando. En Colombia, es probable que para mediados del presente siglo sólo resistan los glaciares más grandes situados en los picos más altos. En Ecuador, la reducción de glaciares ha sido enorme en los últimos cincuenta años.
El agua del deshielo de los glaciares es precisamente una fuente de agua fundamental para millones de personas, en especial para las poblaciones de las tierras altas andinas de Bolivia, Chile y el Perú. Representa aproximadamente el 5% del suministro de agua en Quito (Ecuador), el 61% en La Paz (Bolivia) y el 67% en Huaraz (Perú). En los años de sequía, esta proporción puede alcanzar el 15% en Quito, el 85% en La Paz y el 91% en Huaraz.
La situación es aún más preocupante si se tiene en cuenta que la temperatura media anual de la mayoría de los países de los Andes tropicales se está incrementando (Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). En estos países, la temperatura ha aumentado alrededor de 0,8 °C durante el último siglo y todavía podría aumentar entre 2 y 5 °C antes de finales del siglo XXI. En los Andes meridionales podría subir, según las estimaciones, entre 1 y 7 ° C.
Para abordar los desafíos de abastecimiento de agua de las poblaciones que dependen de los glaciares, este Atlas ofrece una serie de recomendaciones para los responsables políticos de la región. Aboga en particular por una mejor integración de los datos científicos y los conocimientos de los pueblos indígenas y locales en la toma de decisiones políticas, la mejora de las infraestructuras de seguimiento del cambio climático, la implementación de una buena gestión del agua o el fortalecimiento de la coordinación entre los países andinos.
Señala el informe que es posible que el nivel de calentamiento sea más alto en las zonas más elevadas. También se puede esperar una variabilidad de temperatura interanual mucho mayor y una probabilidad mucho más alta de años extremadamente calurosos.
Incluso los años más fríos podrían ser mucho más cálidos que los años más cálidos de la época actual. Las tendencias pasadas de precipitación son menos claras, pero existen indicios que apuntan a una reducción de la cubierta de nieve en los últimos decenios.
Resulta difícil determinar las tendencias de precipitación de los Andes debido a la ausencia de registros de observación a largo plazo fiables. La precipitación anual ya es sumamente variable porque depende de la ubicación y de la actividad del Niño. No obstante, la cubierta de nieve ha experimentado una tendencia general a la baja durante los dos últimos decenios, en línea con el aumento de las temperaturas. Esta evolución se ha observado especialmente en la parte central y en las vertientes orientales de los Andes. En los Andes meridionales, la línea de nieve también está subiendo, lo que aumenta el riesgo de crecidas repentinas aguas abajo.