Gente. Alejandro, el buscador de víboras de pestañas | El Nuevo Siglo
EL INVESTIGADOR Alejandro Arteaga se ha dedicado a buscar víboras de pestañas en el bosque nuboso de Colombia y Ecuador. / Alejandro Arteaga
Jueves, 15 de Febrero de 2024
Redacción Medio Ambiente

El común de las personas les huye, pero Alejandro Arteaga las rastrea y estudia. Para cumplir su objetivo de anunciar al mundo algún descubrimiento, se adentra en bosques nubosos y plantaciones de café por horas, días y hasta años. Fue así como descubrió una víbora de pestañas también conocida como “cabeza de candado”.

 

Su amor por trabajar en favor de la naturaleza empezó “cuando tenía 16 años. He pasado en esa labor exactamente la mitad de mi vida”, dice este biólogo ecuatoriano, quien ha traspasado fronteras para investigar víboras.

Aparte de consagrar su tiempo a buscar serpientes, es el director de la Fundación Khamai. Asegura que su misión es “dedicarme a descubrir especies nuevas”.

“Mi mayor satisfacción es el proceso de descubrir especies en zonas no exploradas, seguido del proceso detectivesco de resolver el rompecabezas y eventualmente anunciar el resultado a la comunidad científica y al público en general”, manifiesta.

Agrega que “mi mayor decepción en el trabajo de las víboras fueron las expediciones fallidas, aquellas en las que dedicamos miles de dólares de inversión, semanas de trabajo y no resultaron en ninguna víbora encontrada”.

La investigación que determinó el descubrimiento de la “cabeza de candado” llevó 10 años. “12 científicos son los autores del trabajo, pero más de 100 personas participaron y apoyaron de una manera u otra”, cuenta Alejandro.

“El estudio tomó lugar principalmente en Colombia, Ecuador, Panamá y Costa Rica, con énfasis en la cordillera de los Andes”, explica.

Añade que “el principal hallazgo fue el descubrimiento de cinco especies de víboras de pestañas. La principal característica de la Bothriechis rasikusumorum es que se trata de la única especie del grupo que tiene distribución hacia la vertiente amazónica. También es curiosa su presencia en cafetales. En Ecuador se conoce como cabeza de candado a la Bothriechis nitidus por la diferencia en grosor entre la cabeza y el cuello”.

Relata que “el hallazgo es importante, porque estas serpientes tienen interés biomédico. Entre el 5.5 y el 8.4% de los casos de envenenamiento por serpientes en Colombia son causados por estas víboras de pestañas. Actualmente, en muchos lugares se usa suero antiofídico que no corresponde a la especie correcta”.

Esta especie de la familia Viperidae es una serpiente de tiro y recientemente fue catalogada como una nueva especie endémica del Alto Magdalena y presente en el departamento del Huila.

Anteriormente se encontraba en el gran complejo de la especie Bothriechis schlegelii y hoy es una nueva, gracias a los estudios biológicos y genéticos que permitieron dividir en varias esta especie en el país.

El registro se realizó en el municipio de Gigante, en área del Parque Natural Regional Cerro Páramo de Miraflores por el equipo técnico del área protegida, gracias a la comunidad de la vereda La Umbría y el Grupo Ecológico Águila Real de Montaña, quienes reportaron la especie y posteriormente fue reubicada alejada de la comunidad.

Otras actividades

En 2013 el biólogo Arteaga fue coautor de un libro sobre los anfibios y reptiles de Mindo, Ecuador, con una hermosa víbora de pestañas de color lima en la portada.

¿El único problema? Cuando mostró el libro a amigos científicos en Costa Rica y Panamá, lo miraron dos veces.

“Todos dijeron: ‘Es imposible que esta especie sea una víbora de pestañas. Se ve muy diferente a lo que tenemos aquí’”, recuerda Arteaga.

No fue sólo porque la serpiente era verde neón. Las víboras de pestañas son famosas por su policromía, lo que significa que su apariencia puede variar ampliamente, incluso entre serpientes nacidas en la misma camada. De hecho, vienen en un arcoíris de formas de colores naturales, que incluyen fantasma, vino tinto, café, turquesa e incluso la llamada “forma navideña”, compuesta de verde, rojo y blanco.

Pero cuanto más observaban Arteaga y sus colegas la serpiente en la portada de su libro (una “morfología del bosque nuboso”), más diferencias encontraban. Este espécimen ni siquiera tenía las escamas puntiagudas sobre los ojos que dan a las víboras de pestañas su nombre común.

Una década después, Arteaga y sus colegas resolvieron el misterio. El animal conocido como víbora de pestañas o Bothriechis schlegelii no es una sola especie, sino muchas.

 “Yo diría que esto es sólo el comienzo”, dice Arteaga, director de una organización conservacionista ecuatoriana sin fines de lucro conocida como Fundación Khamai y autor principal del estudio.

“Las nuevas especies siempre son un gran problema, y ​​aún más cuando los animales en cuestión vienen en más colores que una bolsa de Skittles. Pero el descubrimiento de cinco poblaciones genéticamente distintas de víboras de pestañas podría ayudar a los científicos a comprender mejor las amenazas contra ellas", señala.

Afirma Arteaga que “estas víboras de pestañas han sido muy apreciadas en el comercio ilegal internacional de animales exóticos”.

“Si solo hubiera una especie de víbora de pestañas en América Central y del Sur, entonces podría resistir esa amenaza. Pero dada la nueva evidencia de que en realidad se trata de varias poblaciones discretas de serpientes, aumentan las posibilidades de que cualquiera de ellas sea eliminada”, manifiesta el biólogo ecuatoriano.

“Para empeorar las cosas, muchas de ellas están mucho más restringidas de lo que pensábamos. En 10.000 kilómetros cuadrados o menos, en áreas que han sido casi completamente devastadas en términos de deforestación”, afirma. “Entonces, eso, sumado a la caza furtiva, es una mala combinación”.

De hecho, Arteaga cree que cuatro de las nuevas especies calificarán para el estatus de vulnerable o en peligro de extinción ante la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que rastrea y estima el riesgo de extinción.

“Tres de las cinco nuevas especies son endémicas de la cordillera Oriental de Colombia, donde ocupan bosques nubosos y plantaciones de café. Una de ellas, la víbora de Rahim, se destaca por habitar en la remota y prístina selva tropical en la frontera entre Colombia y Ecuador, un área considerada ‘compleja de visitar’ debido a la presencia de carteles de la droga. La víbora de pestañas de Hussain se encuentra en los bosques del suroeste de Ecuador y el extremo noroeste de Perú. Los investigadores destacan la importancia de la conservación y la investigación en la cordillera de los Andes y sus valles debido a su importancia biogeográfica y su megadiversidad por descubrir”, explica Alejandro.

La Fundación Khamai está creando una reserva para proteger una sexta especie nueva que no se describió en el presente estudio. “La necesidad de proteger a las víboras de pestañas es crítica, ya que, a diferencia de otras serpientes, no pueden sobrevivir sin una cubierta adecuada de dosel. Su belleza, aunque digna de celebración, también debe protegerse y monitorearse cuidadosamente, ya que los cazadores furtivos son conocidos por atacar a las carismáticas víboras arbóreas para el comercio ilegal de animales salvajes exóticos como mascotas”, afirma Arteaga.

EN EL Huila fue descubierta la especie de víbora de pestañas.