TODOS USAMOS Internet y probablemente tengamos nuestras propias rutinas online. Por ejemplo, lo primero que hacen todos al despertar es revisar su e-mail. Estas acciones parecen tan normales y naturales, que las hacemos sin pensarlo dos veces. Sin embargo, algunas podrían afectar negativamente nuestra vida en general.
Teniendo esto en mente, tómate un momento y piensa si alguna vez has hecho algo como:
1. Descargar aplicaciones: leíste sobre una nueva app para escuchar música, estás buscando otra para gestionar tareas o hacer tu seguimiento fitness o a lo mejor, quieres una extensión para descargar fotos o música de redes sociales. Impaciente por instalarlas, oprimes el botón de “Acepto”.
2. Levantarte de la computadora sin bloquearla: si necesitas un descanso de la pantalla, ¿qué haces? simplemente te levantas y te vas. ¿Qué tiene de malo?, nada, mientras te acuerdes de bloquear tu computadora y configurarla para que requiera de una contraseña y así, acceder de nuevo. Tienes una, ¿no? Sabemos que es muy molesto tener que introducir una contraseña todo el tiempo, pero no es tan molesto como tener que enfrentarte al robo de tu información, ya que cualquiera podría acceder mientras dejas sola tu computadora
3. Ignorar las actualizaciones: sí, las notificaciones de actualizaciones pueden cansar. Pero, ¿sabías que el 99% de las computadoras con Windows son propensas al hackeo por vulnerabilidades de tan solo ocho apps? Esto incluye navegadores populares, reproductores multimedia, así como plugins de Flash, lo más probable es que hayas utilizado por lo menos uno de estos. Estas aplicaciones son monitoreadas de cerca por cibercriminales, ya que las vulnerabilidades en ellas pueden ser utilizadas para atacar la máxima cantidad de usuarios posible.
4. Hacer muchas cosas al mismo tiempo: al hecho de hacer muchas cosas al mismo tiempo se le llama multitarea; una investigación moderna nos dice que hacer esto no es la mejor idea. No solo puede afectar tu concentración y productividad, sino también tu seguridad.
5. Echar un ojo: a veces la curiosidad nos gana. ¿Quién no es culpable de haber hecho clic al menos una vez en algún link simplemente porque le pareció interesante? Si eres un infractor frecuente, es probable que sea tiempo de cambiar tu comportamiento. Procura especialmente, evitar sitios web con títulos llamativos, que son los que suelen ser maliciosos.
6. Aceptar los términos de servicio: seguramente no seas el único en utilizar cualquier programa y leer los términos de servicio es muy aburrido. Seguramente no haya ningún problema en hacer clic y aceptarlos, ¿no?
7. Registrarme en sitios web utilizando mi nombre de usuario de redes sociales, “Regístrate aquí”, o … ¡ajá! “Inicia sesión con tu cuenta de Facebook”: utilizar una cuenta de redes sociales para iniciar sesión te da acceso a cualquier página o app en solo dos pasos. Conveniente, ¿no? Pero si alguien hackea tu cuenta de Facebook, tendrán acceso inmediato a todas las otras cuentas vinculadas a esta.
8. Registrarte, aquí, allá, en todos lados: ¿Cuántas cuentas online tienes? ¿Cuántas usas realmente? ¿Todas tienen una contraseña única? ¿Qué pasa si uno de los servicios, del cual ni te acuerdas, sufre de una fuga de datos? Es posible, es mejor eliminar cualquier cuenta que ya no utilices. Esas son las más vulnerables, ya que no las monitoreas, aun así, cuentan con información valiosa como tu e-mail, número de teléfono, contraseña y otra información sensible.
9. Publicar cosas: cualquier cosa que hayas publicado, digamos tu número de teléfono, jamás volverá a ser privado. Internet recuerda todo e intentar eliminar esta información puede ser contraproducente (lee sobre el efecto Streisand). Por lo tanto, antes de publicar cualquier cosa, piensa: ¿estás de acuerdo con que esta información se mantenga en la web y sea accesible para cualquiera, en donde sea, para siempre?