Unos 300 jinetes junto a miles de personas participaron el viernes en Montevideo en la cuarta marcha nacional que defiende "la tierra, el agua y los bienes naturales", que se desarrolló en medio de un caos en el tránsito generado por una huelga de inspectores.
Decenas de banderas uruguayas y cientos de carteles que decían "no" a la forestación, minería de gran porte, entre otras causas, se entremezclaron con caballos y algunos vehículos que se interponían en el recorrido.
Fue así que en algunos tramos se generaron disputas y riñas entre los activistas y peatones o automovilistas que se increparon mutuamente, en medio del caos de vehículos producido por la ausencia de la mayoría de inspectores de tránsito que realizaban una huelga.
"Vemos con preocupación y con indignación que las empresas multinacionales de la forestación y la fabricación de pastas de celulosa, los que promueven los cultivos transgénicos y los que negocian los agrotóxicos" entre otros agentes "nos están dejando la tierra devastada, envenenada y extranjerizada", rezó parte de la proclama leída por el ambientalista Sebastián Rios, en un estrado colocado frente a la sede del gobierno.
Detrás de la marcha hay más de 40 organizaciones sociales y de vecinos que formaron una asamblea permanente que aboga por el cuidado de los recursos naturales en un país agroexportador, que en la última década vio transformado su campo por la explosión de las plantaciones de soja.
Uno de los reclamos de los ambientalistas es la utilización de soja transgénica, que se transformó junto a la carne vacuna -histórico motor de la economía uruguaya- en los productos que lideran las exportaciones.
Otro de los reclamos se centra en la inminente instalación en el país de "mega proyectos devastadores como la mega minería a cielo abierto, que amenaza a todos los departamentos", agregó Ríos.
En abril, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que regula la minería de gran porte en el país, es decir en proyectos que exploten minerales metálicos y que ocupen una superficie superior a las 400 hectáreas o que despeguen una inversión superior a los 113 millones de dólares.
Ahora resta que el Senado vote el proyecto para completar su aprobación. La formulación de la misma surgió ante la llegada de la minera Aratirí -filial local del grupo indio Zamin Ferrous- que pretende la extracción de hierro.
De concretarse, la explotación de hierro a cielo abierto abarcaría cinco departamentos del centro-oeste del país, sobre una zona de 14.000 hectáreas y sería la inversión extranjera más grande en la historia del Uruguay.
/AFP