Miles de personas pasaron su segunda noche evacuadas en el norte de Chile por un sismo de 7,6 grados en la escala de Richter, réplica del potente terremoto del martes, y una nueva alerta de tsunami levantada dos horas más tarde.
"Estábamos por volver a nuestras casas pero este sismo nos ha obligado a volver a la calle y a dormir por segunda noche aquí", dijo a la AFP Lila Gómez Mamani.
Cansadas y maldormidas, las familias evacuadas en Pozo Almonte (Iquique) se concentraron en el estadio de fútbol, y en una cancha de pasto sintético, sobre el que desplegaron unas treinta carpas para pasar la noche.
Ante la falta de luz, los vecinos se apilaron alrededor de decenas de fogatas que iluminaban y calentaban la fría noche de estas localidades desérticas, donde durante el día el sol quema, pero la temperatura baja a los diez grados centígrados en la noche.
Parte de las viviendas que habían recuperado la electricidad, volvieron a perderla tras la fuerte réplica de 7,6 grados ocurrida casi a la medianoche del miércoles, a 45 km al suroeste de la ciudad de Iquique, según informó la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi).
La nueva alerta de tsunami se extendió hasta el sur de Perú pero también fue levantada.
El miedo volvió a invadir a los habitantes del borde costero de Arica, Iquique y Antofagasta, las localidades más golpeadas por el terremoto de 8,2 grados y un tsunami menor en la noche del martes, que dejó seis muertos.
Incluso la presidenta Michelle Bachelet, quien se encontraba revisando los daños en la ciudad de Arica (2.100 km al norte de Santiago), fue evacuada a uno de los cerros de la ciudad y luego se dirigió a las oficinas de Onemi.
"La gente se ve tranquila pero se nota que ya tiene preparación y anda con bolsitos, por lo que hace pensar que llevan abrigo y algo para comer", señaló la mandataria socialista, quien regresó hace un mes al poder de Chile, primer productor mundial de cobre.
- Evaluando daños -
Bachelet había declarado el martes a las regiones norteñas de Arica y Tarapacá como zona de catástrofe, y se reunió el miércoles con un comité de emergencia para supervisar la situación y sobrevolar las zonas más afectadas.
En Iquique, la ciudad más cercana al epicentro del sismo de la víspera, y en la aledaña Alto Hospicio, fallecieron por infarto y aplastamiento una mujer y cinco hombres, uno de los cuales fue identificado como ciudadano peruano.
Pese a que todavía no había disponible una estimación definitiva de los pérdidas materiales, la Onemi señaló que unas 2.500 viviendas fueron dañadas en Alto Hospicio, una población con residencias más precarias que Iquique.
En Iquique, se veían techos caídos, ventanales quebrados, y estantes y mercancías en el suelo en los centros comerciales, pero ningún edificio colapsado ni gran destrucción en las calles.
La escasez de energía eléctrica y el temor a un nuevo sismo habían desatado un frenesí entre los vecinos de Arica, más al norte, por obtener pilas, linternas y alimentos.
"No tengo luz en casa", dijo a la AFP Carla Fernández, una químico-farmacéutica que esperaba su turno para surtirse de vituallas en Arica.
Bachelet tomó inmediatamente esta vez la decisión de enviar a las Fuerzas Armadas a la zona afectada para hacerse cargo del orden y la seguridad, y evitar así posibles saqueos, como ocurrió tras el terremoto y tsunami del 2010 en el centro sur del país, que dejó más de 500 muertos y daños en infraestructura por unos 30.000 millones de dólares.
En esa ocasión, el gobierno de Bachelet -durante su primer mandato- descartó un alerta de tsunami por informes técnicos erróneos, tras lo cual, muchas personas regresaron a zonas bajas y fallecieron arrastradas por las olas.
La minera estatal chilena Codelco evacuó también una parte de sus instalaciones de procesamiento costeras. Chile es el principal productor de cobre, con 33% de la oferta del mundo.
Chile, uno de los países más sísmicos del mundo por encontrarse al límite de una falla geológica, cuenta con altos estándares en construcción antisísmica, y entrena periódicamente a su población con simulacros de evacuación.