El presidente ruso, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, se declararon en Berlín a favor de una "solución política" en Siria, durante una conferencia de prensa conjunta.
"Expresamos ambos nuestra convicción de que hay que encontrar una solución política" a la crisis en Siria, declaró la canciller, estimando que el plan del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe Kofi Annan "puede ser un punto de partida".
"Hay que hacer todo lo posible en el Consejo de Seguridad de la ONU para que este plan sea aplicado", insistió.
Por su parte el presidente ruso estimó que no se puede "hacer nada por la fuerza" en el marco de esta crisis y subrayó que "Rusia no apoya a ninguna de las partes desde donde pueda venir el peligro de guerra civil en Siria".
Juzgó además que veía emerger elementos "precursores" de una guerra civil en el país. "Es extremadamente peligroso", subrayó y desmintió una entrega de armas de Moscú a Damasco. "(...) Rusia no provee armas que podrían ser utilizadas en una guerra civil", afirmó Putin.
Sobre la gravedad de los acontecimientos en Siria, "nuestro juicio no es diferente", estimó Merkel señalando "la espantosa situación" en el país. "Nadie tiene interés en que haya una guerra civil", dijo, agregando que "cada uno debe tratar de aportar su contribución".
Tras su visita a Berlín, Putin viajará a Francia para reunirse por primera vez con el presidente François Hollande, con quien cenará el viernes en el palacio del Elíseo, sede de la presidencia.
Hollande evocó el martes por vez primera la hipótesis de una intervención militar extranjera en Siria, siempre y cuando se haga bajo un mandato explícito de la ONU.
Tras la indignación provocada en el mundo por la matanza perpetrada el viernes pasado en la ciudad siria de Hula (108 muertos, entre ellos 49 niños), las principales capitales occidentales alzaron el tono y expulsaron a los representantes diplomáticos sirios.