Alemania avanzó con paso firme a las semifinales de la Eurocopa, este viernes en Gdansk, al golear 4-2 a Grecia con un festival de fútbol ofensivo que hizo olvidar la tensión extradeportiva que rodeaba el juego por la situación de estos países ante la crisis económica.
La Mannschaft de Joachim Löw se impuso con tantos de su capitán Philipp Lahm (39), el volante Sami Khedira (61) y los puntas Miroslav Klose (68) y Marco Reus (74), logrando por octava vez una plaza en semis en cuatorce ediciones.
Para los helenos de Fernando Santos marcaron el punta Giorgos Samaras (55) y Dimitris Salpigidis de penal (89).
Ahora, los germanos chocarán el próximo jueves en Varsovia, por un lugar en la gran final del 1 de julio en Kiev, con el ganador del clásico entre Inglaterra e Italia, que se disputa el domingo en la capital ucraniana.
Alemania, tres veces campeón europeo (1972, 1980, 1996), selló su cuarto triunfo consecutivo en el torneo, tras ganar el grupo de la muerte con pleno de victorias ante Portugal (1-0), Holanda (2-1) y Dinamarca (2-1). Es el único seleccionado que impuso su ley en sus cuatro partidos.
Con este éxito magnífico, Alemania evitó una nueva sorpresa de Grecia, que soñaba con repetir su gesta de hace ocho años, cuando se consagró campeón continental en Portugal-2004 contra todo pronóstico.
Los helenos, que no contaron con su capitán Giorgos Karagounis por suspensión, habían avanzado a cuartos como segundos del grupo A, tras ganar a Rusia (1-0), empatar con Polonia (1-1) y perder con la República Checa (2-1).
El primer tiempo resultó un verdadero monólogo, con Alemania desplegada prácticamente los 45 minutos en campo griego, aunque su capitán Lahm tuvo que destrabar la paridad con un derechazo desde el vértice izquierdo que dejó sin respuesta al portero Michalis Sifakis.
En el palco de honor, la canciller Angela Merkel, que asistió por primera vez a un partido de la Eurocopa-2012 pues antes los germanos jugaron en tierra ucraniana y ella se alineó a un boicot político por la situación de la exlíder Yulia Timochenko, festejó el gol como la hincha número uno de la Mannschaft.
En cambio, el primer ministro griego Andonis Samaras no estuvo presente por cuestiones de salud, evitando la foto con morbo que todos buscaban.
Löw había sorprendido al dejar en el banquillo a tres pilares del equipo, Lukas Podolski, Thomas Muller y el artillero Mario Gómez, pero sus apuestas por Marco Reus, Andre Schurrle y Miroslav Klose le dieron frutos porque el equipo tuvo frescura y vértigo.
Frente a un Mesut Ozil que sigue flojo, el juvenil Reus se convirtió en el imán de todas las bolas. Omnipresente en casi todas las jugadas de riesgo, el punta del Monchengladbach mereció más suerte frente a la red, que finalmente tuvo.
En total, la Mannschaft generó al menos nueve situaciones de gol claras, encontrándose en varios casos ante las manos de Sifakis.
La primera terminó en gol anulado a Klose por posición adelantada (5). Después lo intentaron Ozil, Reus (24, 26), Schurrle (25, 33, 45+2) y Khedira (36), desde todos los ángulos y todas las formas: desborde, disparo de larga y media distancia, cabezazo. El "instinto matador" que pedía Löw estaba ahí.
La segunda parte arrancó con el mismo guión. Alemania dominaba, pero Grecia envió un contraataque fulminante que culminó con toque de Samarás a la red tras un desborde por derecha de Dimitris Salpigidis (55) que no pudo detener Lahm.
Pero la sorpresa duró poco. Seis minutos después, Khedira puso el 2-1 con una volea más parecida a una patada de taekwondo que perforó a Sifakis, no muy acertado tampoco en el gol de Klose de cabeza, que lo anticipó (68).
El premio para Reus llegó cuando el duelo estaba prácticamente definido, con un bombazo a puerta vacía, tras una estocada de Klose, que quedó a cuatro tantos de Gerd Muller, máximo artillero de la historia de la Mannschaft.
AFP