Solo muy pocos de los varios mandatarios capitalinos, en poco más de las últimas diez décadas, transformaron la ciudad. Así, la historia de la capital colombiana se puede dividir en dos…o tres. Antes de la llegada de los españoles, después del grito de La Independencia y finalmente la elección popular de alcaldes.
Hoy cuando se cumplen 477 años de fundada, EL NUEVO SIGLO presenta un informe de los alcaldes que dejaron huella en los últimos cien años, preparado por Alejandro Isaacs.
Higinio Cualla (1884-1902)
Antes de 1884 la capital del país no tenía alcantarillado, luz eléctrica y la falta de agua potable era un grave problema de salubridad hasta que fue nombrado por su primo, el presidente Rafael Núñez, como alcalde el conservador Higinio Cualla García, denominado por los historiadores como el transformador y el iniciador del modernismo de Bogotá.
Para poder colocarle alcantarillado, luz eléctrica y agua a la ciudad, este cartagenero de ancestros italianos gobernó Bogotá cinco veces, en 18 años, dejando de lado ofertas de ministerios o candidaturas presidenciales.
Cualla suprimió las acequias que corrían por el centro de la mayor parte de las calles, reemplazándolas con alcantarillas, estableció la primera nomenclatura de las calles y la distribución de las inspecciones de policía en los barrios de la ciudad. Igualmente fundó hospitales estatales y estableció un currículo educativo especial.
Proyectos que dejaron huella fueron la inauguración del servicio de tranvía de mulas, el Teatro Colón, la galería exterior del Cementerio Central, el Hospital de la Misericordia, el primer acueducto por tubería de hierro, la creación de la compañía del Acueducto de Bogotá, la acometida de las primeras líneas telefónicas, los puentes sobre el río San Francisco y la canalización de parte de la actual Avenida Jiménez.
Es uno de los mandatarios que más tiempo ha dirigido a la ciudad. Mientras el 27 de abril de 1927 el Concejo de Bogotá le rindió honores, el 7 de diciembre de ese mismo año falleció. En la sede de la corporación está un busto en su honor y un cuadro.
Fernando Mazuera (1948-1958)
En su primera administración en 1947, durante la presidencia de Mariano Ospina Pérez, hizo las gestiones para la compra de terrenos para la represa de Chisacá, sentó las bases del proyecto Tibitó-Teusacá y empezó la calle Veintiséis.
Debido a que la ciudad quedó destruida el 9 de abril de 1948 y como el alcalde recién nombrado, Manuel de Vengoechea, desapareció ese día, Mazuera pasó a ocupar su posición para reconstruir la ciudad.
Para las obras de infraestructura que entregó, como los primeros puentes de la 26, Mazuera utilizó cuatro períodos en 10 años.
Como era un hombre con ideas de avanzada y empresario nato, creó la empresa Taxi No. 1A con cincuenta automóviles marca Studebaker, primera en ofrecer servicio a domicilio.
Además que le tocó la reconstrucción después del Bogotazo, excavó los puentes de la avenida Veintiséis en los terrenos de los parques Centenario y de la Independencia, así como la ampliación de la carrera Décima. En las otras administraciones compró los lotes para el Parque Metropolitano La Florida y realizó obras de infraestructura de alumbrado y educativas.
Mazuera eliminó el sistema de tranvías, que pese a las degradaciones sufridas por algunos vagones durante El Bogotazo, funcionó en Bogotá hasta 1951. Ante la falta de consenso sobre cómo debía abordarse la movilidad en la ciudad, decidió cubrirlos. En la peatonalización de la Carrera 7º que se realiza, los rieles fueron excavados y se convertirán en museo al aire libre.
Virgilio Barco (1966-1969)
Después de que el presidente liberal Carlos Lleras Restrepo nombró a Virgilio Barco para suceder al alcalde Jorge Gaitán, en los tres años de la administración se dedicó a impulsar obras de infraestructura. El programa más ambicioso y que hoy en día garantiza el suministro de agua a 8 millones de habitantes, fue el proyecto denominado Chingaza, convertido en Parque Nacional Natural; se amplió el servicio de la planta de Tibitó, contrató 13 kilómetros de tubería que permitieron dar servicio a barrios apartados de la periferia; se introdujo mejoras en la Empresa Distrital de Transportes Urbanos duplicando el número de pasajeros trasportados e impulsó los programas de generación de Energía Eléctrica en Bogotá, iniciando la construcción de las centrales El Colegio II Etapa, Canoas y Chivor. Realizó un plan de iluminación de calles, avenidas y plazas y se pusieron al servicio 85 unidades de aseo y 10 barredoras, construyó la plaza de mercado de Fontibón y barrio Restrepo e inició los estudios de Corabastos.
Como alcalde creó y puso en funcionamiento el Museo de Historia Natural, el Planetario de Bogotá, el Museo de Desarrollo Urbano de Bogotá, el Museo y Casa Montes y el Museo de Santa Clara como centro de restauración.
Hernando Durán (1978-1982)
El mejor reconocimiento a Durán fue porque desenredó el problema que tenía la ciudad en la construcción de la primera etapa de Chingaza, pues después que estalló el apagón a finales del siglo pasado demostró que en su administración estaba todo listo para el total revestimiento en concreto para evitar deslizamientos.
En el libro que hizo a manera de balance de su administración “La transformación de Bogotá”, hace énfasis que la primera etapa de Chingaza se terminará a finales de 1982, como en efecto ocurrió, y que duplicaría la capacidad instalada al suministrar 14 metros cúbicos por segundo. “Mi administración hizo la inmensa obra de los túneles y alcanzó a revestir la mitad de los mismos. Pero yo salí en agosto de 1982, y no alcancé a terminar toda la obra de Chingaza”.
Así mismo, Durán es recordado por las obras de la autopista que uniría a Bogotá con los Llanos Orientales, región donde tenía uno de los principales reductos electorales, y la construcción de la mayor red de puentes de Bogotá.
Augusto Ramírez (1982-1984)
Con base en que el 15 de diciembre de 1974 se realizó el primer ensayo de lo que se conoce hoy como “Ciclovía”, primera vez que 5.000 bogotanos se lanzaron a las calles para apropiarse de un espacio exclusivo para los vehículos automotores, en 1976, la alcaldía de Bogotá toma la decisión de destinar vías estratégicamente situadas para el tráfico exclusivo de ciclistas y peatones. La idea apoyada por muchos ciudadanos quedó en el aire debido a la falta de apoyo de los gobiernos de turno.
Seis años después, el alcalde Mayor de Bogotá, Augusto Ramírez Ocampo, expide decretos donde crea “Las Ciclovías” donde se establece el uso exclusivo de bicicletas por un tiempo específico o carácter transitorio los domingos y festivos que a la fecha se acoge. Se estableció rutas Salitre-Ciudad Universitaria, Olaya – El Tunal, Parque Nacional – Funicular y circuito del norte.
Ramírez era cercano políticamente al presidente Belisario Betancur y fue durante el mandato presidencial de éste cuando pasó a las grandes ligas en la política como Alcalde Mayor de Bogotá donde quedó en la historia, además de la ciclovía, la puesta en marcha de la actual Avenida Circunvalar.
Julio César Sánchez (1986-1988)
Los historiadores de la ciudad catalogan a Julio César Sánchez como alcalde Mayor de Bogotá que creó los CAI en Bogotá, dictó las normas para la conservación del centro de la ciudad e impuso el metro para la capital.
Además de que fue el último alcalde nombrado por el presidente de la República de turno, dejó el Metro listo para su financiación en términos de factibilidad con la concesión para construir la obra por parte de una empresa italiana sin que la ciudad desembolsara un centavo.
Una de las medidas que no fue desplegada por los medios de comunicación y que hoy es fundamental para el desarrollo de la ciudad fue la recuperación de la esquina de la calle 19 con carrera séptima donde hoy se tiene presupuestado construir uno de los edificios más grandes de Latinoamérica.
Jaime Castro (1992-1995)
En diciembre de 1995, cuando Jaime Castro terminaba su periodo como alcalde Mayor de Bogotá, en el lanzamiento del libro de Juan Mosca con el balance de gestión, cada quién debía escribir una frase en un rollo inmenso de papel. Una de ellas fue “la historia calificará su administración”.
Esta frase queda como anillo al dedo debido a que después de 20 años, Castro es reconocido como el padre de la descentralización administrativa.
Con base en esta experiencia y luego de la Constituyente, derrotó en la consulta popular al exrepresentante a la Cámara, Enrique Peñalosa, y fue elegido alcalde de Bogotá en las elecciones de marzo de 1992, donde reorganizó las finanzas de la ciudad, la cual recibía un peso y gastaba cerca de un peso y medio.
También es reconocido por diseñar y conseguir la aprobación del Estatuto Orgánico de Bogotá, que demarcó el funcionamiento de la metrópoli, acorde con lo establecido en la nueva Constitución Política Nacional, lo cual sentó las bases para las alcaldías de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa.
Antanas Mockus (1995-1998) y (2001-2003)
Hace veinte años el profesor Antanas Mockus se posesionó por primera vez como mandatario capitalino y todavía los ciudadanos añoran el proceso de cultura ciudadana, no solo porque con los mimos hizo que se respetaran las normas de convivencia, principalmente en la movilidad, sino que fue el político independiente que prohibió la producción, almacenamiento y venta de pólvora. En su momento fue tildado de iluso y hasta promovieron que renunciara, pero después de que, parta el caso, se conociera que se habían reducido los quemados en 80 por ciento, la clase política quedó en silencio.
Durante su primera administración llegaba al despacho en bicicleta, disfrazado de súper ciudadano, creó la tarjeta roja para quienes cometían infracciones de tránsito para que fueran censuradas por los mismos ciudadanos, puso sobretasa a la gasolina, consiguió reducir las muertes violentas con la in popular Hora Zanahoria y el desarme voluntario, y la campaña Bogotá Coqueta.
Otro de los factores que atrapó a la ciudadanía fue por su campaña atípica y sin publicidad, fundada por el contrario en la doctrina de la cultura ciudadana.
Pero fue con la campaña de ahorro voluntario de agua, donde mejor demostró la eficacia de sus métodos pedagógicos aplicados a escala de masas.
Para el 2000, regresó a la escena política como candidato a una segunda elección para alcalde avalado por la Alianza Social Independiente (ASI). Pidió perdón al electorado capitalino por haber renunciado en su anterior administración. Fue el más duro opositor a la corrupción.
Enrique Peñalosa (1997-2000)
Enrique Peñalosa se presenta a las elecciones locales en 1997 como candidato independiente con el movimiento cívico “Por la Bogotá que Soñamos” con el 48% de la votación.
Además de poner en funcionamiento el primer bus de Transmilenio, Peñalosa es reconocido por los cambios urbanísticos como la construcción de megacolegios en zonas deprimidas y varias de las bibliotecas públicas que hoy tiene Bogotá.
Promovió la educación, el transporte y el acceso a espacios públicos construyendo cientos de kilómetros de aceras, caminos exclusivos para bicicletas conocidos como Ciclorutas, calles peatonales y más de 1.100 parques, remodelando el Parque Metropolitano El Tunal o el Parque Metropolitano Timiza, también plantó más de 100.000 árboles e instauró el “Pico y Placa para mejorar la movilidad.
Entonces construyó las megabibliotecas El Tintal, El Tunal y la Biblioteca Virgilio Barco, otras 13 bibliotecas de menor escala, varios colegios, además de ampliar los cupos escolares en escuelas y jardines en sectores deprimidos de la ciudad, en donde también lideró un cambio masivo de la infraestructura por medio de la participación ciudadana. Reformó las urbanizaciones informales con la creación de Metrovivienda, desarrollando urbanismo óptimo para vivienda popular. Rescató la denominada Calle del Cartucho.
Impulsó la formalización (legalización de títulos, servicios domiciliarios…) de los barrios construidos por urbanizadores piratas. Asimismo, se sacó al pequeño comercio informal de calles y avenidas, haciendo valer el derecho ciudadano al espacio público.