Por no haber comicios a la vista, hay quienes consideran que este año será aburrido a nivel de partidos y movimientos. Pero no. Asambleas, congresos y foros de reacomodamiento interno, programático e ideológico, hasta los primeros movimientos sobre fuerzas mayoritarias y maniobras para eventualidad reeleccionista, coparán el escenario. Radiografía.
Este año tiene cuatro particularidades para el llamado país político.
De un lado, no hay elecciones, salvo aquellas atípicas en uno que otro municipio por algún problema con el alcalde que se posesionó el 1 de enero o si éste o algún gobernador resulta suspendido o inhabilitado. De resto, las grandes citas a las urnas, es decir las presidenciales, de Congreso y las regionales, ya pasaron y, por lo tanto, no habrá campañas proselitistas masivas en cada rincón del país.
En segundo lugar, el gobierno Santos tiene en 2012 la gran posibilidad de hacer un gasto de capital político muy importante, pues, sin elecciones, puede tomar medidas, proyectar reformas o aplicar cambios que pueden ser drásticos e impopulares. Cuando hay una convocatoria a las urnas cercana, el Ejecutivo y el Congreso se cuidan de meterle diente a temas que generen polémica o polarización entre la ciudadanía, por temor a que esos debates se vean reflejados en castigos electorales.
Y como tercera particularidad del año que apenas comienza, Gobierno y Congreso tendrán un margen de acción más amplio para sacar avante temas gruesos, los partidos políticos seguramente aprovecharán estos doce meses para reconfigurar sus directivas al escenario político imperante o resultante de un año y medio largo de actividad proselitista (marzo-mayo de 2010, elecciones de Congreso y presidenciales, a octubre de 2011, comicios regionales).
A ello se suma que en 2012 ya más de una colectividad empieza a vislumbrar cuál podría ser la estrategia política para el próximo año, ya que en el segundo semestre de 2013 seguramente empezarán a darse los primeros movimientos de cara a la campaña presidencial y los comicios legislativos de 2014.
Y cuarto, pero no menos importante, se encuentra la necesidad que tiene la mayoría de las colectividades de realizar asambleas y congresos que adecuen sus estatutos internos a la última reforma política de 2009 y su reglamentación a través de la Ley 1475 de 2011.
Dicha norma es clave puesto que obliga a las colectividades a hacer varios ajustes estatutarios para cumplir con las disposiciones en materia de democracia interna partidista, régimen sancionatorio interno, sanciones aplicables a las directivas, nuevas reglas del juego para cambiar de orilla política, aterrizar la figura de la escisión partidista, financiación y ajustes en materia de campañas proselitistas.
Si bien es cierto que algunas de las medidas dictadas por el Acto Legislativo de 2009 y la Ley 1475 tuvieron aplicación inmediata, otras requieren ser integradas a los estatutos internos de cada colectividad y sometidos a aprobación de los delegados respectivos.
Como se ve, la agenda de los partidos este año estará bastante movida y es seguro que en cada cónclave habrá mucho en juego y los pulsos de poder entre las distintas facciones serán decisivos para el escenario de antesala electoral que comenzará a configurarse a mediados de 2012.
Pulso en La U
El Partido de La U ya realizó en diciembre pasado su Asamblea Nacional Ordinaria, en donde no sólo se reiteró que fue el gran ganador de los comicios regionales y locales de octubre pasado, sino que, de paso, se confirmó la continuidad en la presidencia del senador Juan Lozano.
En la Asamblea aprobaron las respectivas adecuaciones estatutarias, siendo esta colectividad la primera en cumplir con ese proceso, al tiempo que analizaron las fechas para la convocatoria este año del congreso ideológico y la asamblea nacional para escoger las nuevas directivas.
Y es allí en donde estos dos cónclaves empiezan a tomar un matiz político diferente, por tres razones básicas. Primero porque es claro que la línea santista necesita primar en ellos, pues uno de los objetivos para 2012 del ex presidente Álvaro Uribe es tratar de recuperar el terreno perdido y la capacidad de influencia que tenía en una colectividad que se creó bajo su inspiración pero en la que hoy pesan más las directrices de su sucesor en la Casa de Nariño.
Segundo, porque el ala uribista tratará de forzar tanto en el congreso ideológico como en la asamblea no sólo que La U retorne por el sendero de la herencia política del dos veces mandatario, sino que buscará evitar que el santismo maniobre de tal forma que deje prácticamente matriculado al partido con la opción reeleccionista del hoy Jefe de Estado.
Y es que, tercero, se afirma en los corrillos políticos que si Santos busca un segundo periodo tendrá que anunciar en alguno de esos dos foros partidistas su intención, y si lo hace lo hará bajo las banderas de La U.
Para nadie es un secreto que ya el uribismo empieza a forzar un escenario que permita una especie de consulta interna en La U, en donde el ex ministro Óscar Iván Zuluaga, que hoy es la ficha política más clara del ex mandatario, compita con el propio Presidente de la República por el tiquete para 2014.
Como se ve, en las dos citas partidistas que cumplirá La U este año se empezará a jugar mucho en materia de preeminencia santista o recorte de ventaja del uribismo. Por lo mismo, es vital la fecha en que se citen ambos cónclaves, y, sobre todo, el juego que ambas facciones planteen para delinear las reglas para las presidenciales 2014 y para inclinar la balanza a su favor en la escogencia de la jefatura única o colegiada de la colectividad.
Dilema rojo
El Partido Liberal ya se adelantó también en lo relativo a la adecuación estatutaria a los mandatos de la Ley 1475. Lo hizo en la Constituyente de diciembre pasado, en donde se presentó un duro pulso entre la llamada línea dura santista (encabezada por el ex jefe único y ahora ministro Rafael Pardo y por su sucesor en la dirección y presidente de la Cámara Simón Gaviria) y la de centro-izquierda, que se supone liderada por dirigentes como el ex presidente Ernesto Samper, Alfonso Gómez Méndez, el ex gobernador Horacio Serpa y otros congresistas y ex ministros que consideran que el liberalismo no debe matricularse con el Jefe de Estado y menos aún convertirse en un promotor de su reelección en 2014.
Si bien la línea santista se impuso claramente, toda vez que Gaviria fue ungido como Jefe Único, el sector de Samper y compañía, que incluso llegó a postular a Serpa para tomar las riendas del Partido, no se resignó y demandó ante el Consejo Nacional Electoral la citación de la Constituyente, alegando que su convocatoria fue ilegal puesto que se ‘acomodaron’ los Estatutos de forma irregular para saltarse la obligación de citar a un congreso.
Aunque Gaviria considera que la demanda que analiza el CNE, y cuya resolución bien podría tardar hasta seis meses, no prosperará, si llega a caerse la Constituyente de inmediato se prenderá un pulso más fuerte en el liberalismo y de nuevo será el telón de fondo nada menos que la fuerza que está tomando el santismo en las toldas rojas y cómo esa preeminencia hacia el apoyo al Jefe de Estado, vía integración de la Unidad Nacional y tempranero respaldo a su opción reeleccionista, podría dejar a este Partido histórico por quinto periodo presidencial sin tener a uno de los suyos en la Casa de Nariño.
Reto azul
En la orilla del Partido Conservador el 2012 apunta a ser un año clave, no sólo porque en este primer semestre debe realizar su congreso ideológico, sino porque en el mismo debe verse reflejado qué tan profundo y definitivo será el proceso de reingeniería en que está empeñado el presidente del Directorio Nacional, senador Efraín Cepeda.
Serán tres los temas puntuales que el conservatismo debe dejar claros tanto en el congreso interno como en el norte político y programático que se fije con base en ese proceso de reingeniería, en el que participan ex ministros, academia, gremios y sectores sociales y económicos afines.
La primera premisa está relacionada con el reto de demostrar en la práctica qué tan cierto es el proceso de apertura en que está empeñado Cepeda. Los analistas sostienen que una cosa es crear comités de análisis y evaluación con la participación de personalidades ajenas al parlamentarismo que se adueñó de la colectividad en los últimos años, y otra muy distinta es que las ópticas y hojas de ruta que se señalen en ese mecanismo de auto-crítica se vean reflejadas en cambios concretos y tangibles en el plan de acción política, que se hace más urgente después de los magros resultados electorales en octubre pasado.
En segundo lugar, no pocas de las voces que piden apertura política y dinámica programática reales, también señalan que al ex presidente Andrés Pastrana deben darle un margen de acción más amplio para que, como jefe natural de la colectividad, ayude a liderar el ‘revolcón’ que requiere un Partido que lleva tres periodos presidenciales sin exaltar a uno de los suyos a la Jefatura de Estado.
Y como tercera premisa, es claro que el conservatismo ya no puede abstraerse del tempranero debate en torno a la reelección de Santos y ya se empiezan a diferenciar las tendencias entre quienes consideran que lo más práctico y viable sería apoyar un segundo mandato del hoy Presidente, y aquellos que advierten que no presentar aspirante propio en 2014 sería prácticamente condenar a la colectividad a renunciar a su vocación de poder.
Cambio y quieto…
En las toldas de Cambio Radical el movimiento ha sido también reciente, luego de que a finales del año pasado el gobierno Santos designara al entonces director Carlos Fernando Galán en la nueva dependencia de la Presidencia en materia de anticorrupción.
Ello obligó a que a mediados de diciembre citaran una convención nacional que decidió nombrar una dirección colegiada, que será la encargada de definir la hoja de ruta para la adecuación estatutaria, de forma tal que pueda señalar la fecha para convocar un congreso interno que los analice y apruebe.
Sin embargo, ese no es el mayor objetivo de los cónclaves partidistas de Cambio en este 2012. Es evidente que el proceso de alianza con el liberalismo se terminó enfriando en el segundo semestre del año pasado. Aunque todavía en ambas orillas afirman que hay voluntad de buscar caminos de confluencia programática y de unidad de acción política, esto se limita a la agenda legislativa y las actuaciones de las respectivas bancadas en el Congreso, más que a una posible unión partidista.
Es más, varios congresistas de Cambio no dudan en afirmar que una era la estrategia al comienzo del año pasado, cuando pensaban en una alianza, y otra muy distinta cuando el liberalismo empezó a hablar de reunificación y entonces el plan, en las toldas rojas, vario hacia una intención de ‘absorber’ al Partido fundado y liderado por el hoy ministro del Interior y ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras.
De otro lado, los movimientos de Cambio están muy sujetos al futuro de Vargas Lleras. A pesar de que no oculta su intención de postularse de nuevo a la Casa de Nariño en 2014, si el presidente Santos decide aspirar a un segundo mandato difícilmente se arriesgaría a enfrentarlo en las urnas.
En ese orden de ideas, se podría decir que Cambio buscará en este 2012 mantener su independencia frente al liberalismo y las otras fuerzas de la Unidad Nacional, al tiempo que cualquier estrategia pre-electoral para 2013 dependerá de las decisiones de Santos sobre si, como lo ha reiterado, puede cumplir sus metas en el cuatrienio o, de lo contrario, pensaría en un segundo mandato.
¿Verde o maduro?
El Partido Verde tiene previsto para finales de este año citar a un congreso ideológico para la adecuación estatutaria pertinente. Sin embargo, el proceso más importante en que está empeñada la colectividad es en la estructuración interna de su formación, más aún después de que en las elecciones de octubre logró sentar las bases de las direcciones departamentales y regionales, y alcanzó representación a esos niveles en cuanto a gobernaciones, alcaldías y concejos municipales.
Se sabe que en los verdes el debate en torno a la definición de los mecanismos de democratización interna ha venido tomando fuerza en la medida en que tras la debacle que significó para sus toldas perder la elección de Alcaldía en Bogotá, algunos partidarios del ex alcalde Antanas Mockus se han empezado a mover para crear un escenario que le permita a mediano plazo volver al Partido que, quiérase o no, fue creado bajo su inspiración y particular simbología en lo político.
Hay quienes identifican cuatro tendencias en los verdes. La de Fajardo, quizá la más fuerte por el potencial electoral demostrado al ganar la Gobernación antioqueña. El peñalosismo, que está en pie de guerra para evitar un regreso del mockusismo. En tercer lugar, está la gente del ex alcalde Luis Eduardo Garzón, y por último la rama de Londoño, que tenía la franquicia inicial de la colectividad.
Como se ve, hay un proceso de acomodamiento de las fuerzas que, seguramente, se verá reflejado en la conformación de los comités directivos y otras instancias de decisión, con el fin de prepararse para un 2013 en donde la antesala electoral empezará a calentarse al término del primer semestre.
Último chance
Si hay algún Partido para el que lo que haga este año bien podría significar la decisión entre resucitar o terminar de hundirse es el Polo Democrático.
Tras la debacle electoral de octubre pasado, que no sólo implicó perder la alcaldía de Bogotá, sino una muy baja votación y peor representación regional y local, el Partido de las toldas amarillas tiene como meta ahora un verdadero proceso de reconstrucción, tanto de bases como a nivel directivo.
El cronograma planteado señala que el 25 y 26 de febrero habrá una asamblea ideológica y en abril sería el congreso.
En ambos casos no sólo aprovecharán para la incorporación a los Estatutos de lo mandado por la Ley 1475, sino que muy posiblemente harán una reformulación programática e ideológica que favorezca una mayor focalización de su acción política, puesto que el anapismo (de los hoy presos hermanos Moreno) ya no hará parte de la colectividad, como también la urgencia de erradicar de sus filas todo lo que signifique empatía con Petro y su movimiento Progresistas, ya que este movimiento en su ampliación nacional buscará seguramente ‘reclutar’ la mayor cantidad de dirigentes del Polo.
La llegada a la presidencia del Partido de la ex alcaldesa Clara López y el regreso a la política activa del ex candidato Carlos Gaviria Díaz, son las cartas que tiene el Polo para volver por los fueros que años atrás lo consolidaron como la fuerza de centro-izquierda, o izquierda democrática, más fuerte del país, pese a estar afincada permanentemente en la orilla de la oposición.
Año clave
Otras colectividades, de las 12 que cuentan con personería jurídica activa, también deberán cumplir este año con el proceso de adecuación estatutaria. El Partido de Integración Nacional (PIN), por ejemplo, tiene previsto para el segundo semestre su congreso interno. Se espera que el resto de partidos y movimientos hagan lo propio en los próximos meses.
Sin embargo, más allá de la modernización de Estatutos y la incorporación de los mecanismos de democracia interna, el panorama político de 2012 estará marcado por los primeros movimientos de Partidos para acomodarse al nuevo escenario político, hacer corte de cuentas, realinderar sus fuerzas internas y preeminencias de liderazgos y facciones, con miras a la antesala electoral del próximo año.
Bien se podría decir que 2012 será un año de transición y reacomodamiento. Será trascendental para todos aquellos que tengan aspiraciones y cualquier descuido, por ejemplo en la definición particular de cómo escoger candidatos, directivas, definir avales, tramitar sanciones y otros medidas internas, bien podría desembocar en ventajas para algunos líderes y tendencias, y desventajas para otros.
Bienvenidos, pues, a un año de transición política en el que mucho estará en juego.